lunes, 26 de diciembre de 2011

CAMINO SUFÍ, GNOSIS INTUITIVA DE DIOS Y EL AMOR






CAMINO SUFÍ
Gnosis intuitiva de Dios y el amor

©GIUSEPPE ISGRÓ C.


El camino del amor, contiene todos los caminos. El amor es la síntesis de los valores universales, de los principios y leyes que rigen el universo, y dentro de éste, a todos los seres de los cuatro reinos de la naturaleza.

A dónde conduce el camino del amor? A la fuente universal: a Dios, el Ser Universal.

El amor, en una de las acepciones de Platón, en el Banquete, y en una de sus múltiples vertientes, podría definirse como una necesidad. Si una persona ama a Dios, es porque necesita a Dios. Constituye la necesidad suprema, y por ende, expresa, también, el supremo poder, y la inefable sabiduría, en el grado precisado, en la conciencia del ser individual, por el lenguaje de los sentimientos, utilizando las letras del alfabeto universal: los valores, o atributos divinos.

Conforman las dos grandes vertientes: El poder creador y la sabiduría de los valores universales. La conciencia de la unión perfecta e indisoluble con el Creador Universal, los expresa a ambos, en directa proporción a los estados de conciencias alcanzados, en un momento dado, o al grado de necesidad expresada, en el mismo intervalo.

El camino del amor es personal, individualizado, donde el caminante, el camino y la fuente, constituyen un único ser: Dios, pese a sus múltiples individualizaciones. Empero, el Ser Universal, es, al mismo tiempo, el motor y el guía, de los seres individuales. Es decir, Él se acompaña a sí mismo en el eterno camino que conduce a sí mismo. Es un trabajo, y al mismo tiempo, un acto de amor.

Empero, Dios, como fuente universal contiene todas las vertientes, y variantes, desarrolladas en grados infinitos. Es voluntad y anhelo de ser. El ser individual, expresión indivisa de Dios, constituye el caminante, y el camino, que eternamente expresarán el poder potencialmente infinito, en la creación sin límites que permitirá adquirir la conciencia de la sabiduría de los valores universales, gradualmente. En esa labor, siempre encontrará un más allá, en el eterno ahora. Es el instrumento de la voluntad de Dios.

Abulabás Ben Alarif de Almería, es uno de los místicos más singulares de Andalucía. Vivió en el siglo XI. En él se inspiró Ibn Arabí, otro de los grandes exponentes del sufismo, para desarrollar su extensa obra.

En el Mahasin Al Machalis, Ben Alarif desarrolla los temas de “las moradas del camino místico”, que él sintetiza en: 1) La gnosis o intuición extática de Dios; 2) La voluntad; 3) El ascetismo o la abstinencia; 4) La confianza o el abandono en Dios; 5) La paciencia; 6) La tristeza y el temor; 7) La esperanza; 8) La gratitud; 9) El amor; y. 10) El deseo. Posteriormente, agrega otras dos: 11) La penitencia; y, 12) La familiaridad con Dios.

En el desarrollo de estas moradas, Ben Alarif retoma el hilo conductor del argumento que iniciara, tres siglos antes, el maestro sufí Dzulnún el Misrí.

Desarrollaremos cada uno de los temas relativos a estas moradas, en capítulos apartes. Empero, aquí es importante destacar lo siguiente:

1. Ben Alarif, sostiene que él escribió el Mahasin Al-Machalis, no para los que aspiran a la perfección mística, ni para los que, aún, caminan por la senda de los perfectos, sino, exclusivamente, “para los que llegaron a la meta de la unión y gozan de la intuición o gnosis”.

2. El enfoque anterior tiene diferentes connotaciones, entre las cuales podemos señalar: a) De acuerdo con Ben Alarif, existen seres que ya han alcanzado la meta de la unión y gozan de la intuición o gnosis de Dios. Esta percepción es inobjetable, y además, correcta.

 Ha sido corroborada por incontables maestros sufíes y por buscadores de diferentes corrientes de pensamiento, a lo largo de la historia. b) Él distingue tres estadios en el camino sufí, diferenciando entre: 1) El aspirante; 2) El que camina por la senda de los perfectos; y, 3) El que alcanzó la meta de la unión y goza de la intuición o gnosis de Dios. Estas tres vertientes ameritan que se medite en ellas y reseñar las reflexiones en otro ensayo.

3. De las doce moradas antes expuestas, Ben Alarif considera que la de la intuición o gnosis, y el amor, constituyen las únicas que sintetizan todas las demás, ya enunciadas. Empero, los valores universales, o atributos, que han dejado de reseñarse allí, también los sintetiza el amor, expresando, por intuición, o, por inspiración, la sabiduría, o gnosis, que les es inherente, de manera integral.

4. Lo expuesto en el parágrafo anterior explica porque el amor es la ley matriz del universo, la cual contiene todos los valores universales.

5. El amor, evidentemente, expresa la suma total del poder creador y la sabiduría, -o gnosis-, de la verdad de los valores universales.
6. Mientras el Ser Universal, los contiene en sí, como fuente cósmica, desarrollados en todas sus vertientes y variantes, en grados infinitos; el Ser Individual, que es una expresión de Dios, individualizada en cada uno de los seres de los cuatro reinos naturales, posee, tanto el poder creador, como la gnosis, en grado potencialmente infinito, que siempre deberá desarrollar en el eterno presente.

7. Quienes alcanzan la conciencia de la unión perfecta e indisoluble con el Ser Universal, canalizan en grado perfecto, tanto el poder creador como la sabiduría de los valores universales.

8. Ese grado perfecto de expresión viene dado por las necesidades que el Ser experimenta, en todos los ámbitos existenciales. La conciencia de la unión, trascendiendo el propio ego, permite que fluyan tanto el poder creador como el grado de gnosis suficientes, en cada etapa del eterno camino.

9. La excelencia de la conciencia perceptiva de la unión con Dios permite darse cuenta de que ya se posee, dentro de sí, todo lo que se anhela, tanto en poder como en gnosis. Empero, percibe, también, la necesidad de expresar ese poder creador y gnosis, en obras que coadyuven en la Creación Universal, de acuerdo a los planes trazados por el Gran Arquitecto, de conformidad a la cuota de cooperación asumida a nivel individual, en un momento dado.

10. La auto-expresión encierra, en si misma, su propia autorrealización y auto-gratificación. Conforma el salario cósmico, que constituye la compensación integral, al recorrer cada etapa de “las moradas” y por cada uno de los objetivos existenciales realizados, en el eterno ahora. La ley de afinidad, irá reubicando, a cada quien, a partir de la conciencia de la unión con Dios, por la ley cósmica, y de manera particular por las leyes de justicia, igualdad y compensación, en el lugar, y en la tarea, que en el tiempo perfecto, le corresponde realizar, aquí y ahora.

11. En cada fase del camino sufí, se es, al mismo tiempo: 1) Un aspirante a la espiritualidad sufí; 2) Un caminante en la vía de la perfección; y. 3) Un ser consciente, en determinado grado, de la unión con Dios, siendo una parte indivisa de Él, capaz de percibirle intuitivamente, y de recibir la gnosis por inspiración del mismo Dios, mediante el lenguaje de los sentimientos de los valores universales, siempre oportunamente, y de acuerdo a los propios estados de conciencias y necesidades. Se canaliza, simultáneamente, y en el mismo grado, la expresión del poder creador de Dios, en los cuatro reinos naturales, de potencialidad ilimitada, que le es inherente.

12. Con el poder y el conocimiento en conexión con la fuente, de acuerdo a los parámetros reseñados, y otros que cada quien percibirá intuitivamente, se dispone del bagaje necesario para realizar la cuota que nos corresponde en la Gran Obra. Es preciso asumir el reto, y persistir hasta alcanzar las metas sucesivas, una a la vez, después de haber dado el primer paso.


Adelante.

domingo, 4 de diciembre de 2011

COMENTARIO EXEGÉTICO A LA PREGUNDA Nº 602 DE EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS







COMENTARIO EXEGÉTICO Nº 602,
DE EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS, DE ALLAN KARDEC

©GIUSEPPE ISGRÓ C.


Cuando Allan Kardec, antepuso la pregunta: –“¿Los animales progresan, al igual que el ser humano, por efecto de su voluntad, o por una causa independiente a ellos?” Obtiene la siguiente respuesta: -“Por una causa que les es independiente, por cuanto no existe para ellos la expiación”-.

-¿Qué debemos entender que progresan por una causa independiente de su voluntad y de que no existe para ellos la expiación?

Tanto la respuesta como la pregunta, cada una contempla dos vertientes, y entre ambas, tres aspectos diferentes: la voluntad como atributo del Espíritu en cualesquiera de sus variantes; el libre albedrío, atributo paralelo al de la voluntad, es decir, si posee voluntad para hacer o dejar de hacer algo, es porque puede elegir una de las dos cosas, y la voluntad respalda la elección, en uno u otro sentido. Nosotros vemos como todos los seres, o elementos, en los cuatro reinos naturales están dotados de Espíritu, con individualidad propia e independiente, con atributos que les son inherentes, entre ellos la voluntad y el libre albedrío. En todas las expresiones de vida, en los cuatro reinos naturales, observamos como la voluntad de vivir lleva a cada especie o elementos a los más rigurosos actos de la voluntad, que denotan ser inteligentes y volitivos. Vemos a unos individuos de una especie u otra, más hermosos, inteligentes, hábiles y resistentes que otros, lo cual indica un adelanto de unos sobre los otros.

En las luchas que afrontan, los machos, en algunas especies animales, denotan la voluntad de unos de sobreponerse, a los otros, en la conquista de la hembra. Los animales adiestrados, son susceptibles de realizar proezas que van más allá en habilidades de quienes carezcan de este entrenamiento. Evidentemente, unos serán más hábiles que otros, dependiendo de su aprendizaje, lo cual permite percibir que unos, por las causas que fueren, pueden adelantar a otros, en progreso, al igual que los seres humanos.

Dado que hay especies domésticas y otras en estado salvaje, unos estarán más sujetos que los otros a la voluntad ajena, y condicionados a las limitaciones que les son impuestas por los seres humanos que les crían, en el caso de los primeros. Mientras que, los que viven en estado natural, se rigen en sus modos de vida, por su libre albedrío y voluntad, en cuanto a los libres actos que ejecutan, en los cuales su autonomía se desenvuelve sin la inherencia de los seres humanos.

También, entre los que viven en estado de libertad, unos progresan más que otros. Empero, cada especie refleja estar dotada para una función especial y se rige por leyes naturales, de las cuales pareciera estar más consciente que los seres humanos, obedeciéndolas más fielmente. En todos sus actos demuestran sentimientos de análoga naturaleza que los de los seres humanos y conductas que les son semejantes. Se ocupan de la crianza de los hijos al igual que los humanos, los defienden de los peligros, en semejante modo; y regresan a casa, aún cuando alguien pudiese habérselos llevado lejos, en el caso de los domésticos, en demostración de su afectos a los dueños de la casa o de su apego, o identificación con el hábitat en que se criaron, o en demostración de su sentido de pertenencia. En el caso de los salvajes, éstos, aún cuando se alejan por las razones que fueran, como lo es la búsqueda de alimentos, de agua, de parejas para aparearse, siempre vuelven a los lugares en que la naturaleza pareciera haberle destinado, según la época del año, estación o temporada, recorriendo distancias enormes, con un sentido de la orientación, admirable. Pareciera que sus facultades espirituales se encuentran en un estado de libre desenvolvimiento que les permite percibir, espiritualmente, cosas que los humanos, para poder hacerlo, requerirían entrenamiento especial, y aún así, los animales, en muchos casos, les son superiores.

-II-

Es posible, también, que, desde la dimensión espiritual, los maestros de la creación, o los Espíritus guías de la naturaleza, según la especie a su cargo, se encarguen de orientar o dirigir a sus respectivas especies a su cargo, casos éstos en los cuales, las dos vertientes de la respuesta dada a la pregunta, como son: la primera, cuando quien la otorga, expresa: -“Por una causa que les es independiente”; esta causa que les es independiente seria, en primer lugar, las leyes naturales que rigen a cada especie, cuya conciencia imperturbada de ello, les permite cumplirlas con mayor exactitud que los seres humanos.

Además de las leyes naturales antes referidas, estaría la dirección grupal por los Espíritus guías a cuyo cargo se encuentra cada especie, y la mejor interrelación entre los Espíritus de cada especie, que les permite recibir la asistencia espiritual directa, facilitándole el aprendizaje, la comunicación intuitiva e inspirativa, el desdoblamiento y otras extensa gama de facultades ejecutadas libremente, que les dan una mayor autonomía y capacidad de percepción, cuyo conocimiento, y capacidad de hacer o dejar de hacer, trasciende el libre albedrío, la voluntad, y la capacidad de razonamiento por la lógica inductiva y deductiva. Es decir: los animales, fruto de la percepción intuitiva o inspirativa, simplemente saben y actúan en consecuencia; lo que saben por inspiración, lo ejecutan con conciencia de la guía que reciben. Esto, lógicamente, parecería ir más allá de la voluntad y del libre albedrío, ya que constituyen facultades que ejercitan libremente y les ayudan a cumplir las funciones que les asignó la naturaleza y a satisfacer sus necesidades, y de una manera natural, el grupo va avanzando paralelamente, en armonía grupal, es decir, todos, simultáneamente, a un determinado momento, progresan en forma pareja, habiendo poco margen para los extremos. La segunda vertiente, en cambio, cuando expresa: -“por cuanto no existe para ellos la expiación”, -¿qué significa? -¿Los animales no están sujetos a le ley de la justicia divina, a la de compensación, a la de igualdad, a la ley de la afinidad, la de la evolución, entre otras? Pareciera improbable, por cuanto todos los seres, en los cuatro reinos naturales, se encuentran sometidos al cumplimiento de la ley cósmica, siendo ésta sustentada por los valores universales en su totalidad. Las diferentes demostraciones, en cada especie, denota este cumplimiento de la leyes naturales. Lo que pareciera ocurrir, es que, en los otros tres reinos naturales, cada una de las especies, cumple mejor que los seres humanos las respectivas leyes que les son inherentes, razón por la cual, son menos susceptibles de sufrir expiaciones al igual que lo suelen hacer los integrantes del género humano. Es casi seguro, que los animales recuerden con facilidad sus vidas anteriores, no teniendo, la naturaleza, ningún motivo para restringirle el recuerdo, ya que los que conservan carecen de elementos perturbadores como en el caso de los humanos, que, por bondad divina, se le restringe, ya que ningún ser humano normal soportaría determinados recuerdos de existencias pasadas, significando una carga que trastornaría el progreso humano.

De lo anterior concluimos: Cada especie, en los otros tres reinos naturales, está regida por una programación grupal, con determinadas leyes naturales que les son inherentes, por lo cual, dentro de los objetivos existenciales, sus funciones son cumplidas sin aparente uso del libre albedrío y de la voluntad individual, lo cual, en cuanto a causa ajena a la voluntad de cada especie, es cierto, cumpliendo, cada quien, individualmente, los objetivos que les son inherentes. 

Empero, en el ejercicio individual de esas funciones comunes que les son asignadas, cada especie, voluntariamente cumple sus funciones y existe un progreso individual cuyo mérito les es inherente a cada quien, individualmente. Por su docilidad a las leyes naturales, en línea general, cada miembro, en su respectiva especie, vive en armonía con la naturaleza; empero, muchas de las vicisitudes que les son propias, las afrontan en análoga forma, en muchos casos, a las de los seres humanos.



Quedaría por estudiar, más profundamente, cuál sería la diferencia de la aplicación de la ley del karma en los casos inherentes a los animales, a los vegetales y a los minerales. Un tema abierto para todos.










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