martes, 15 de febrero de 2011

RESEÑA SOBRE ALLAN KARDEC


RESEÑA SOBRE ALLAN KARDEC
-Diversos artículos
y algunos aforismos de El Libro de los Espíritus-

POR:©GIUSEPPE ISGRÓ C.


El acercamiento a la obra kardeciana, del autor, fue en temprana edad. Aquel joven, de quince años, aún sin cumplir, se apasionó con la lectura del clásico: El libro de los Espíritus, y demás títulos de Allan Kardec. Sobre todo le cautivó el profundo conocimiento de las leyes de la vida y el contenido ético-moral de la doctrina. El codificador espirita, fue un filósofo y un pedagogo de visión clara. Sus obras han dado luz y sentido de vida a millones de personas en el mundo entero, durante generaciones. Pese al largo tiempo transcurrido, desde 1857, mantienen plena vigencia. Precisa que, en su conjunto, se tomen como base para desarrollar la perspectiva universal de la vida, en forma certera y coherente con la realidad.
Con Allan Kardec se inicia, realmente, el Espiritismo científico, filosófico y ético-moral, es decir, el estudio de las leyes, principios y características que rigen los fenómenos psico-espirituales hasta entonces observados. Kardec sintetizó, en un cuerpo de doctrina uniforme, homogéneo, las enseñanzas recibidas en sus estudios espiritas, para que, a la vez que sirvieran para su propio aprendizaje, lo fueran, también, de instrucción general para la humanidad.
Como puede observar cualquier estudiante de la obra de Kardec, está sintetizada en ella una enseñanza profunda, comprensible, que habla y satisface a la inteligencia, relativa al conocimiento integral del ser humano, del universo, de la vida en la tierra y de las leyes que rigen las interrelaciones universo-ser humano, e integrantes de los tres reinos naturales, así como de la misión y objetivo de la existencia inherente a cada uno. Como se verá más adelante, en este trabajo, esa era la misión de Allan Kardec, para lo cual, al hacer un análisis de toda su vida, se percibe que se había preparado, sin percatarse de ello, para llevarla a cabo exitosamente.
Este hombre insigne nació en Lyon, Francia, el 03 de octubre de 1804, en el seno de una familia de juristas. Su nombre verdadero era Hipolite León Denizard Rivail.
Para comprender mejor la interesante vida y obra de este insigne maestro, la dividiremos en dos partes: la primera, denominada: EL HOMBRE: 1804 – 1854. La segunda: EL INVESTIGADOR Y PRIMER EXPONENTE RELEVANTE DEL ESPIRITISMO CIENTÍFICO, FILOSÓFICO Y ÉTICO-MORAL: 1854- 1869.
La primera etapa en la vida de Kardec culminó exactamente a los 50 años. La sólida preparación en varias disciplinas científicas y su vasta experiencia en el campo de la enseñanza, y, además, como autor de más de 20 obras de pedagogía, constituyen un aporte especial cuando a partir de 1854 se dedica al estudio y divulgación del Espiritismo científico, filosófico y ético-moral.
En efecto, el joven Hipolite Rivail cursó estudios hasta 1818 en la famosa escuela de Yverdun, Suiza, bajo la dirección del famoso pedagogo Juan Pestalozzi, -discípulo espiritual de Juan Jacobo Rousseau, el famoso autor del clásico: El Emilio o la Educación y precursor de la pedagogía moderna. En repetidas ocasiones, el brillante joven Rivail, suplió al maestro, en clases, impartiendo lecciones a los alumnos menos adelantados. Esta labor formativa es importante, por cuanto sienta las bases de la futura carrera de Rivail, cuyos beneficios recibirá, directamente, la Doctrina, a la cual se consagrará en cuerpo, alma y espíritu, años más tarde. Podría decirse que Pestalozzi, a su vez, fue el padre espiritual de Rivail, en su rol de pedagogo, cuya trascendencia alcanzará niveles sin precedentes en la historia de la humanidad. Pestalozzi le estimuló un profundo amor hacia la pedagogía y a canalizar su innata vocación hacia esta hermosa disciplina.
Complementó sus estudios con bachillerato en letras y ciencias, y después cursó estudios de medicina, la cual no llegó a ejercer. En las ediciones francesas de El Libro de los Espíritus, hasta 1954, figura la condición de Doctor en Medicina, de Hipolite León Denizard Rivail. Su afición por la pedagogía le llevó al estudio de varias disciplinas científicas, como la física, la química, las matemáticas y otras. Dominaba, a la perfección, el inglés, el holandés y el alemán. Tradujo de esta última lengua, algunos clásicos al francés. Fue un intelectual de visión universal, con un espíritu sereno, lúcido, racional, metódico y tenaz. Ya para 1824, Rivail se encuentra en París, fecha en la que publica, a la edad de 20 años, su primer libro: -“Curso teórico y práctico de Aritmética”.
En 1832, Hipolite Rivail contrae matrimonio con Amelie-Gabrielle Boudet, quien supo ver, en él, “al pensador erudito y profundo”. También ella era pedagoga de profesión. Aportó, a Kardec, tanto en el ámbito familiar, como en su vida pública, una efectiva colaboración. 
La enseñanza constituye la gran vocación de Rivail, a la cual consagró todo su tiempo libre a la preparación de textos de enseñanza que serán adoptados por liceos, institutos y universidades de Francia. Da, gratuitamente, en su casa, cursos de física, química, aritmética, astronomía y biología.
Entre otras obras, publicó, también, el “Plan propuesto para el mejoramiento de la educación pública”, bajo cuya firma agregó: -“Discípulo de Pestalozzi”; -“Grammaire Normales de Exámenes”, -cuyo contenido contempla soluciones razonadas de todas las cuestiones sobre la gramática francesa, propuesta en los exámenes de la Sorbona y otras academias de Francia. –“Curso para cálculos de memoria”: 3.000 ejercicios y problemas graduados; -“Cuestionario gramatical, literario y filosófico”, en colaboración con Levy-Alvarès; así como otras obras que no es el caso de citar aquí. Sus actividades de pedagogo y escritor, le permiten adquirir una sólida cultura, realizando una efectiva síntesis del saber universal. Henri Sausse, refiriéndose a Rivail, expresa: -“Sus escritos fueron justamente apreciados, y su nombre era conocido y respetado, mucho antes de que alcanzase la fama como Allan Kardec”.
Como preparación previa a su rol de codificador de la Doctrina, podemos destacar su extensa actividad, durante 35 años, en el campo del magnetismo animal y del sonambulismo artificial, cuya amplia gama de fenómenos conocía a fondo.
Allan Kardec, en el prefacio de una de sus obras, expresó: -“El universo es un vasto taller; unos demuelen, otros construyen: cada cual talla una piedra para el nuevo edificio, del cual, únicamente, el Gran Arquitecto del Universo posee el plan definitivo y cuyo conjunto no se comprenderá sino cuando sus formas comenzarán a diseñarse por encima de la superficie del suelo”. Adelante. (Publicado en el Diario EL TIEMPO, en fecha 22 de marzo de 1996).

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Se nace: -¿qué había antes? Se vive: -¿cuál es el fin de la existencia humana? -¿Por qué se está aquí? -¿Hacia dónde se va? Luego, al llegar al término del ciclo de vida, surge otra inquietud: -¿qué hay más allá? De estas y otras preguntas de análoga importancia, da respuesta la obra kardeciana, y, en general, la Doctrina Universal. Las lectoras, lectores y estudiantes, de las obras de Kardec, hoy en día, son más de lo que podría suponerse, y, su número, cada día, va aumentando a pasos agigantados. Podría decirse, con seguridad, de que hoy, al igual que en la fecha de su publicación, en 1857, El Libro de los Espíritus, sigue siendo la obra más importante, en su género, a nivel mundial, que plantea y aporta las respuestas claves sobre las, prácticamente, totalidad de inquietudes del ser humano en torno al objetivo existencial. Mientras más a fondo se estudia dicho libro, más se percata la persona de que el genio de Kardec, en su profundidad pedagógica, contempló las preguntas esenciales y universales, que han despertado, durante milenios, y seguirán haciéndolo en el porvenir, el interés del ser humano por conocerse a sí mismo, y conocer, al mismo tiempo, al Creador Universal, el universo en que vive, en constante expansión, los valores existenciales, principios cósmicos y leyes espirituales que rigen a todos en el Todo.
A partir de ahora, nuestra era será reconocida como la del Espíritu. El siglo XXI da inicio a una nueva fase del desarrollo interno del ser humano, de todo su potencial psico-espiritual, ético-moral, filosófico-práctico, que permite optimizar la comprensión del Universo. Los alcances perceptivos se extenderán hasta conocer, o verificar, científicamente hablando, la existencia de vida en otros planetas y su comunicación con ella. En la Doctrina existen pruebas fehacientes de esa realidad de pluralidad de mundos habitados y constituye uno de los fundamentos esenciales de la enseñaza Espirita. Las pruebas de múltiples vertientes están al alcance de todos aquellos que quieran verlas y sean capaces de asumirlas y comprenderlas; y que se encuentren, al mismo tiempo, exentos del interés de inhibir la expansión del conocimiento como ocurriera durante la edad media y en la época de la inquisición. Si no existiese esa factibilidad de la pluralidad de mundos habitados, -¿a qué vienen, entonces, todos esos viajes espaciales? El común de las personas ignora la inmensidad del cosmos más allá de esas noches de incontables estrellas luminosas. Con una comprensión de lo que ocurre en ese entorno cósmico, y con la perspectiva universal de la vida que ello aportaría, muchas cosas cambiarían en el ámbito existencial, en el planeta tierra.
A nivel micro-cósmico, es decir, del ser humano, -pequeño gran universo-, recordando, también, a los demás integrantes de los tres reinos naturales, con su potencial ilimitado, sus facultades espirituales, y la optimización de sus sentidos cósmicos, conformados por los valores universales, cuyo desenvolvimiento, con conocimiento de causa, revelan los alcances y posibilidades que constituyen metas y objetivos a lograr.
Las modernas “regresiones”, permiten el conocimiento de existencias pasadas, y por ende, la supervivencia del Espíritu y su continuidad en nuevos ciclos de vida. Las manifestaciones espirituales, fruto de facultades psíquicas altamente desarrolladas, así como el profundo mensaje ético-espiritual-filosófico que se ha observado en los últimos años en la India, -al igual que ya aconteciera en milenios anteriores, en este continente-, señalan nuevos senderos por recorrer.
Otro acontecimiento, del que ya se sentó jurisprudencia, es el hecho, en el cual, un Tribunal de Justicia, de Brasil, aceptó como prueba, o elemento de juicio válido para absolver a una persona, el testimonio del Espíritu de la víctima, dado a través del famoso sensitivo brasilero, Francisco Cándido Xavier. En la comunicación espiritual indicaba la inocencia del acusado, y, al mismo tiempo, al culpable, quien reconoció los hechos imputados.
Existen importantes estudios sobre el Derecho Penal Espirita, y el anterior suceso histórico abre un panorama inmenso en el Derecho Penal mundial, permitiendo vislumbrar lo que traerá el futuro. En Brasil, aproximadamente, el 33% de su población, o más, sigue estudios Espiritas, cuyo pilar fundamental, es la totalidad de las obras de Allan Kardec. Empero, la cantidad de autores de corte Espirita, y de otras corrientes de pensamiento afines, es de significativa importancia, tanto por su extensión como por su calidad.
Grandes científicos, poetas, filósofos, intelectuales, literatos, y millones de personas de todos los grupos étnicos y niveles sociales, en el mundo, se han ocupado de la Doctrina. Se suelen destacar los ilustres nombres de quienes nutren sus filas, entre ellos: Victor Hugo, William Krook, Cesare Lombroso, Ernesto Bozzano, Camilo Flamarión, Federico Myers, Alfredo Russel Wallace, León Denis, Oliver Lodge, Arturo Conan Doyle, e incontables más. Ellos han estudiado la Doctrina en sus todas vertientes: científica, filosófica y ético-moral. Su huella es factible verla en muchas de sus obras.
Hacia la mitad del siglo XIX, el fenómeno de las mesas parlantes era la última moda, en Francia, -y en otros países. De estos últimos, mencionamos, únicamente, el caso de las hermanas Fox, y el del Dr. Larkin, en Estados Unidos.  La gente se divertía, en la gran sociedad francesa, comunicándose con los Espíritus. Preguntamos, -¿Era sólo diversión lo que buscaban? -¿O, había, en la mayoría, un anhelo de conocer mejor el destino humano después de la desencarnación? -¿O, acaso, las lectoras, y lectores, se encuentran libres de este tipo de interés? Cuándo desencarna un ser querido, la mayoría de las personas, -¿no experimentan el anhelo de volver a comunicarse con él? Esa es la razón por la que las personas con inquietudes normales, cada día se acercan a la Doctrina, para profundizar su estudio. Es la única que puede aportar respuestas contundentes y serias sobre la inmensa gama de las inquietudes humanas.
En los círculos franceses, formados de gente de óptimo nivel intelectual, se habían recibido miles de comunicaciones, gran número de ellas con excelente contenido moralizante. Empero, faltaba alguien que pudiese sintetizar ese cúmulo de enseñanza, y que, además, estudiase el fenómeno y dedujera  las consecuencias inherentes. Esa labor, de exigentes esfuerzos, y alcances gigantescos, fue confiada a Hipolite León Denizard Rivail, quien luego, para desvincular el desarrollo de la Doctrina de su propia persona, e imprimirle independencia, adoptó el pseudónimo de Allan Kardec. Éste era el nombre de Rivail, en una existencia pasada, según su guía espiritual, quien le había conocido entonces, en la Galia, en la época de los Druidas. Se sabe, también, que Rivail, en otra de sus vidas anteriores, fue Jetro, el suegro de Moisés, a quien se le atribuye ser el más antiguo exponente del principio de la Gerencia por excepción. Esto aconteció cuando, viendo el excesivo trabajo que Moisés desempeñaba, juzgando los casos del pueblo judío, le sugirió de elegir jueces de decenas, de cincuentena y de centenas, quienes juzgarían todos los casos que se presentaran. Los jueces de centenas remitirían los casos insolutos, a los de cincuentena, éstos a los de decenas, y aquellos, excepcionales, que los últimos no pudiesen resolver, serían los únicos que se le remitirían a Moisés. Esto nos da una idea del calibre espiritual del Espíritu de Rivail, que ya poseía en el siglo XVI antes de nuestra era.
La sólida formación científica, filosófica, pedagógica y humanística de Allan Kardec, unida a su gran capacidad de trabajo y de síntesis, objetividad y seriedad a toda prueba, le hacían la persona idónea para entregarle esa enorme cantidad de material acumulado, -más de 50 cuadernos-, para que fuese utilizado en la realización de una síntesis coherente.  El trabajo le pareció inmenso a Kardec; empero, fue alentado por sus guías espirituales, quienes le indicaron que esa era su misión, para la cual se había preparado sin saberlo. Fue advertido de que sería secundado en la tarea, pero, que debía ser fuerte y constante, para implantar la Doctrina; con paciencia, su misión triunfaría, como en efectos, así aconteció.
Esto sucedía en el año 1854, en Francia, lo cual marca el comienzo de la etapa de investigador y primer exponente relevante de la Doctrina. Kardec estaba consciente de la importancia de la labor que emprendía, y entrevió, en dichos fenómenos, la clave de la incógnita del pasado y del porvenir de la humanidad, de la solución que él había buscado durante toda su vida. Se percataba, a la vez, de que iba a generar una importante transformación en las ideas, y en las creencias, prometiéndose, por ello, “obrar con circunspección y no ligeramente; ser positivista y no idealista”, para evitar desilusiones. Buscó, en todas sus investigaciones, la solución de los objetivos que le interesaban desde el punto de vista de la ciencia, de la filosofía, de la psicología y de la naturaleza del mundo invisible.
Kardec, en cada sesión, llevaba una serie de preguntas  preparadas, y metódicamente ordenadas, que recibieron contestación “precisa, profunda y lógica”. Estas cuestiones son las mismas que, desarrolladas gradualmente, fueron la base de “El Libro de los Espíritus”. Posteriormente, publicaría las demás obras de su autoría: Instrucción Práctica para la Comunicación Espiritista; El libro de los médiums; El Evangelio según el Espiritismo; Cielo e Infierno; El Génesis; y, el libro síntesis: -¿Qué es el Espiritismo?
En enero de 1858, salió a luz pública el primer número de la Revue Espirite, que aún se edita, en Francia; y el mismo año, funda la Sociedad Parisina de Estudios Espiritas. Allan Kardec, elaboró una Constitución, con exposición de motivos, sobre el Espiritismo y su futura dirección. El 31 de marzo de 1869, el Codificador de la Doctrina, culmina, exitosamente, su misión. Las obras que escribió se tradujeron a todos los idiomas. Sus discípulos, que se cuentan por millones, en el mundo entero, crecen, cada día más. La Doctrina Espirita, con sus múltiples exponentes, es fuente fundamental de la Doctrina Universal, de necesario estudio para ampliar, certeramente, la propia visión de la vida y del universo. Es mucho más interesante de lo que, generalmente, se cree. Quien busca, con anhelo sincero y afán de saber, encuentra. Adelante. (Publicado en el Diario EL TIEMPO, en fecha 29 de marzo de 1996).

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El genio de Kardec,  entra en escena cuando comienza a aplicar la Doctrina contenida en El Libro de los Espíritus para resolver las grandes incógnitas de la historia y percibir una perspectiva universal de la vida en la pluralidad de mundos habitados, arrojando luces sobre la realidad histórica del Planeta; por ejemplo, cuando percibe, antes que nadie, que la raza adámica es parte de una inmigración espiritual llegada de otros planetas, más adelantada que la familia originaria de la Tierra; cuando analiza la tesis de los “ángeles caídos”  y percibe que son aquellos grupos de espíritus refractarios al progreso que, una vez celebrado el juicio de mayoría, en cada mundo, son apartados y conducidos a aquellas moradas más acordes con su respectivo grado evolutivo, donde, de retrógradas pasan a ser maestros, o por lo menos, desenvolverse en ambientes más afines a sus tendencias.
Es en el libro Génesis, -publicado en 1868- donde se revela el Kardec genial en un nivel superior al ya reflejado en El Libro de los Espíritus. Aquí, comienza a percibir una realidad universal antes que ningún otro pensador en la historia y fue adecuando la Doctrina a esas inquietudes, -más las respectivas intuiciones fruto de su genio y las inspiraciones inherentes de genios análogos –desde la dimensión espiritual- co-participes en las obras; comienza a aplicarlas para ir esclareciendo los grandes enigmas de la humanidad.
Kardec, es el pionero en la enseñanza de una realidad universal que abre nuevos horizontes para la humanidad reflejando su verdadero destino, en el Planeta.
Es el primero en hablar, en El Libro de los Espíritus, sobre la Reencarnación,  conocida desde la más remota antigüedad y lo hace 18 años antes de Helena P. Blavasky. En el siglo XX se han comprobado, científicamente, más de cinco mil casos de reencarnación, otorgándole un carácter irrefutable universalmente; el tema, está generando un interés creciente.
Constituye, Kardec, un paradigma vigente en la senda evolutiva de la sabiduría, superándose a sí mismo en el libro Génesis más allá de El Libro de los Espíritus. En éste, sube a la cima de la montaña de de la Doctrina Universal; en aquel, observa desde esa posición privilegiada y aplica la percepción intuitiva y la inspiración creadora de las cuales es objeto, para resolver cuestiones fundamentales de la vida y la historia en el Planeta, abriendo nuevos caminos de progreso.
Millones de personas se encuentran avocadas al estudio de las enseñanzas espirituales, axiológicas y/o ético-moral, filosóficas y metafísicas, que sólo la Doctrina Universal puede ofrecer en igual grado de luminosidad, gracias a sus obras maestras y de quienes, emulando su ejemplo, han continuado la Gran Conversación a través de los tiempos.
Así como en el Quijote, cada nueva generación ve algo más que la que le precedió, ocurrirá lo mismo con el Libro de los Espíritus –y demás obras de Kardec-; observará cosas nuevas de acuerdo a las inquietudes de los tiempos y a la respectiva conciencia perceptiva. Pero, por encima de todo, servirá para que cada quien efectúe la conexión con los planos superiores y con la fuente suprema, el Creador Universal, en una meditación constante  sobre Él y los valores cósmicos,  optimizando la percepción intuitiva y la realización creadora en el estudio de las ciencias y las filosofías, así como la practica de todas las virtudes.

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El 18 de abril de 1857, se publicó, en Francia, de El Libro de los Espíritus, de Allan Kardec, con el cual se daba inicio a una nueva era en los caminos del progreso humano.
Sin duda, es un libro valiente, tomando en cuenta la época en que se publicó. Sigue siendo fundamental. Allan Kardec, pseudónimo de Hipolite León Denizard Rivail, hombre de profunda cultura clásica, científica, filosófica, histórica, metafísica, etcétera, además de insigne pedagogo, sintetizó, -en una obra cuya lectura y estudio ha transformado la vida de millones de personas en el mundo entero-, una Doctrina que habla al entendimiento, ilumina el espíritu y abre unos horizontes que le dan verdadero sentido a la vida humana, despejando las incógnitas existenciales, aclarando el destino de la humanidad en el planeta tierra, -escuela de sabiduría en diferentes grados-, señala el camino que, en los próximos milenios, habrá de recorrer en el inmenso pensum evolutivo que aún depara el progreso potencial del planeta.
Fue seleccionado Kardec, para su obra misionera-codificadora de la Doctrina, por su profunda capacidad de síntesis y vastos conocimientos, para interpretar, discernir y coordinar los mensajes contenidos en miles de comunicaciones espirituales recibidas por centenares de sensitivos en el mundo entero, pasmándose, en todas, el mismo mensaje, elevada enseñanza e idéntica doctrina: el conocimiento profundo de la vida y de las leyes cósmicas que rigen todas las manifestaciones universales, interrelaciones con el ser humano y su misión.
Obra admirable que, traducida a los principales idiomas, alcanzó, rápidamente, 18 ediciones en vida de Kardec, y 50, en las cinco décadas siguientes; conserva plena vigencia pese al tiempo transcurrido y dentro de dos mil o más años será estudiada aun tal como se hace hoy con la Odisea, el Mahabarata, los Vedas, el I Ching, el Tao Te Ching, etcétera, estudio fundamental, -expresión de la sabiduría-, por medio del cual, cada quien se imbuye del verdadero sentido existencial, conociendo el destino humano en sus variadas facetas.
Kardec, -auténtico profeta de una era de luz espiritual y ejemplo digno de emulación por su capacidad de trabajo, estudio y cumplimiento de una exigente misión-, condensó en su obra un alimento básico para las inteligencias ávidas del más sublime conocimiento espiritual.
Este clásico, aporta –para las mentes que desean optimizar su visión-, la iluminación del propio espíritu, señalando derroteros que constituyen la meta esencial de la vida humana, proporciona paz, serenidad, sosiego y auténtica felicidad, a medida que, transcurriendo su lectura y estudio, va descubriendo la verdadera esencia de la vida humana, su finalidad y misión cósmica del ser humano, potenciando a la vez, el espíritu y la voluntad, afirmando los ideales y rectificando la conducta en el sendero del bien, de la justicia, del amor, la verdadera fraternidad y la evolución universal.
Va conociendo, cada quien, sus verdaderas facultades psico-espirituales, la forma de desarrollarlas y usarlas de acuerdo a los designios del Creador, estrechando la unión entre los entes que conforman la ecología psico-espiritual, a cuya sintonía elevada, constituyese en sensible y armónico canal de la Providencia Universal para plasmar la luz espiritual, el mensaje del amor cósmico y el aliento fraterno para superar exitosamente todas las pruebas existenciales, saldar las cuentas kármicas y alcanzar el punto de equilibrio cósmico, a partir de lo cual, cada quien conquista la auto-independencia y la auto-liberación para cooperar libremente, de acuerdo con la propia suma existencial, en los planes del Gran Arquitecto del Universo, dentro del infinito Taller cósmico.
Así lo expresó Kardec: -“El universo es un vasto taller: unos demuelen, otros reconstruyen; cada cual talla una piedra para el nuevo edificio, del cual únicamente el Gran Arquitecto del Universo posee el plan definitivo, y cuyo conjunto no se comprenderá sino cuando sus formas comenzarán a diseñarse por encima de la superficie del suelo”-.
La Doctrina, desde su codificación, en 1857, ha aglutinado en sus filas a las mentes más brillantes en todos los ámbitos del saber humano, a nivel mundial.
La lucidez mental, la seguridad personal y el poder psico-espiritual que se van desarrollando al acrecentar la visión cósmica, al profundizar en el mensaje contenido en la obra kardeciana, introduce en el auténtico camino evolutivo del ser, a cuyos inicios se encuentra, pero que, desde ya vislumbra las infinitas metas que en ilimitados ciclos de vida, en una carrera universal y eterna, -siempre en ascenso en forma de espiral-, ha de conquistar, cada vez en un mejor nivel de auto-expresión, evolución y grado de conciencia cósmica.
Una sola existencia es sólo un peldaño en los grados de la sabiduría universal. La obra de Kardec, abre la puerta correcta, en el momento oportuno y para quien, en forma gradual, experimente la necesidad de un alimento espiritual de tal valor. Su asimilación es de gran provecho para obtener esa visión certera de las cosas esenciales, en cada momento de la vida.
Se podrá poseer El Libro de los Espíritus, tenerlo en las manos, o por años en la biblioteca, pero, solamente un día, cuando cada quien esté preparado, -o preparada-, espontáneamente se manifiesta la iluminación, se adquiere conciencia de tal obra, con un claro impulso para leerla, revelándosele el mensaje que contiene y anhela el espíritu humano.
Entonces, la existencia humana adquiere el verdadero sentido de acuerdo a los planes cósmicos y cada quien se ubica, de manera más efectiva, en el sendero de la propia autorrealización, asumiendo la tarea que, de acuerdo con los tiempos, le compete en el quehacer universal.

LA SABIDURÍA DE EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS,
DE ALLAN KARDEC

    I.   (1) ¿Quién es Dios?
-“Dios es la suprema inteligencia, la causa primera de todas las cosas”-.
  II.   (3) ¿Podría decirse que Dios sea el Infinito?
-“Sería una definición incompleta por la limitación del lenguaje humano, insuficiente para expresar las cosas que son superiores a vuestra inteligencia”-.
Dios es infinito en sus perfecciones; empero, el infinito es una abstracción. Decir, por lo tanto, que Dios sea el infinito, sería tomar el atributo por el sujeto, y definir una cosa ignota por medio de otra igualmente desconocida.
III.   (4) ¿En qué puede tenerse la prueba de la existencia de Dios?
-“En un axioma que aplicáis a vuestras ciencias: No existe efecto sin causa. Buscad la causa de todo lo que no sea obra del ser humano y vuestra razón os responderá”-.
Para creer en Dios, es suficiente observar las obras de la Creación. El universo existe; por lo cual tiene una causa. Dudar de la existencia de Dios, sería como negar que cada efecto tenga una causa, y afirmar que la nada haya podido producir alguna cosa.
 IV.   (6) El sentimiento íntimo que tenemos en nosotros mismos de la existencia de Dios, -¿no podría ser una consecuencia de la educación, y el producto de ideas adquiridas?
-“Si esto fuese así, -¿cómo tuvieron este sentimiento, también, las gentes primitivas?
Si el sentimiento de la existencia de un Ser Supremo fuese el producto de la instrucción, no sería universal, y no se encontraría, como las nociones de las ciencias, mas que en los individuos y en los pueblos cultos.
    V.   (8) ¿Qué se debe pensar de la opinión que atribuye la primera formación de lo creado a una combinación fortuita de la materia, es decir, de la casualidad?
-“¡Otra absurdidad! ¿Cuál ser humano de buen sentido puede considerar la casualidad como un ser inteligente? Y, después, la casualidad. -¿qué cosa es? Nada”-.
La armonía, que regula las fuerzas del universo, demuestra combinaciones y principios determinados, y por lo tanto una potencia inteligente. Atribuir la primera formación a la casualidad, sería un absurdo, por cuanto en ella está ausente la visión y no puede producir los efectos inteligentes. Una casualidad inteligente dejaría de ser una casualidad.
 VI.   (10) ¿Puede el ser humano comprender la naturaleza íntima de Dios?
-“No: necesitaría un sentido que le falta”-.
VII.   (14) ¿Dios es un ser distinto, o es, según la opinión de algunos, el conjunto de todas las fuerzas y de todas las inteligencias reunidas del universo.
-“Si así fuese, no existiría Dios, por cuanto Él sería el efecto y no la causa. Él no puede ser al mismo tiempo una cosa y la otra. De la existencia de Dios no podéis dudar; y esto es lo esencial. Hacedme caso y no vayáis más allá. No os perdáis en un laberinto, del cual no podríais encontrar la salida, lo cual no os haría mejores, quizá os rendiría un poco más orgullosos, por cuanto creeríais de saber, mientras que, en realidad, no sabríais nada. Poned aparte todos vuestros sistemas. Vosotros tenéis muchas cosas que os tocan más de cerca, comenzando por vosotros mismos; estudiad vuestras imperfecciones con el fin de liberaros, y esto resultará más proficuo que el querer penetrar lo impenetrable.
VIII.   (25) ¿El espíritu es independiente de la materia, o es en cambio una propiedad de esa, como los colores son una propiedad de la luz, y el sonido una propiedad del aire?
-“El uno es distinto de la otra; empero, es necesaria la unión de ambos para dar una inteligencia a la materia”-.
-Es, quizá, igualmente necesaria esta unión también para la manifestación del espíritu?
-“Es necesaria para vosotros, ya que no estáis organizados para percibir el espíritu libre de la materia: las limitaciones de vuestros sentidos no lo permite”-.
 IX.   (48) ¿Podemos conocer la época de la aparición del ser humano y la de los demás seres vivientes sobre la tierra?
-“No; todos vuestros cálculos son quimeras”-.
   X.    (54) Si la especie humana no procede de un solo origen, -¿deben los seres humanos continuar a considerarse como hermanos? 
-“Todos los seres humanos son hermanos en Dios, por cuanto están animados por el espíritu y tienden al mismo fin. Vosotros queréis tomar, siempre, las palabras literalmente”-.
 XI.    (58) Los mundos más lejanos del sol, -¿están, quizás, privados de luz y de calor, por cuanto el gran astro no tiene para ellos sino la apariencia de una estrella?
-“Creéis, vosotros, que no existen otras fuentes de luz y de calor fuera del sol? No contáis para nada la electricidad que en ciertos mundos tiene una función miles de veces más importante que sobre la tierra? Del resto, -¿quién os dice que todos los seres sean de vuestra misma manera y con órganos conformados como los vuestros?”-.
Las condiciones de existencia de los seres que habitan los variados mundos, deben ser apropiados al medio, en el cual son llamados a vivir. Si no hubiésemos jamás visto peces, no podríamos comprender que existan seres capaces de vivir en el agua. Lo mismo ocurre en los otros mundos, los cuales sin duda tienen elementos que nos son ignotos. -¿No vemos, nosotros, sobre la tierra las largas noches de los polos iluminadas por la electricidad de las auroras polares? ¿Cuál es la imposibilidad de que, en algunos mundos, la electricidad sea más abundante que en la tierra, y tenga una acción general cuyos efectos aún nos sean incomprensibles? En consecuencia, aquellos mundos pueden llevar en sí mismos las fuentes de calor y de luz necesarias a sus habitantes.
XII.    (62) ¿Cuál es la causa eficiente de la animalización de la materia?
-“Su unión con el principio vital”-.
XIII.    (74) ¿Se puede establecer un límite entre el instinto y la inteligencia, es decir, precisar donde termina el uno y comienza la otra?
-“No, por cuanto, frecuentemente se confunden; pero, en cambio, se pueden distinguir los actos que pertenecen al instinto de aquellos que pertenecen a la inteligencia”-.
XIV.    (81) ¿Los Espíritus se forman espontáneamente, o proceden los unos de los otros?
-“Dios los crea, como todas las criaturas, con su voluntad; pero, repito, su origen es un misterio”-.
XV.   (85) ¿Cuál de los dos mundos, el espiritual o el corpóreo, es el principal en el orden de las cosas?
-“El mundo espiritual; porque ha preexistido, y sobrevive a todo”-.
XVI.   (92) ¿Los Espíritus tienen el don de la ubicuidad? En otros términos: -¿puede el mismo Espíritu dividirse y estar en varios lugares a un mismo tiempo?
–“No; pero, cada Espíritu es un centro, que irradia en varias partes, por lo cual pareciera que se encuentre en varios lugares al mismo tiempo. Ved, el sol es uno, pero irradia todo alrededor y envía sus rayos muy lejos, sin dividirse en varias partes”-.
-¿Irradian todos los Espíritus con la misma potencia?
-“Es evidente que no, por cuanto ésta depende del grado de su respectiva pureza”-.
Cada Espíritu es una unidad indivisible; pero puede extender su pensamiento en más direcciones al mismo tiempo. En esto solo consiste la facultad de la ubicuidad atribuida a ls Espíritus. De esta manera es un cuerpo luminoso que envía lejos sus rayos y puede ser visto desde todos los puntos del horizonte; así un ser humano. Que, sin cambiar de sitio y sin dividirse, puede transmitir órdenes, señales y movimientos en diversos lugares.
XVII.    (110) CLASE TERCERA: Espíritus prudentes. – Elevadísimas cualidades morales forman el carácter distintivo de estos Espíritus. Sin tener conocimientos del todo ilimitados, se encuentran dotados de una capacidad intelectual que le permite formarse un sano juicio sobre los seres y las cosas.
XVIII.    (114) ¿Los Espíritus son por su naturaleza buenos o malos, o, en cambio, se van mejorando por su propia voluntad?
-“Son los mismos Espíritus que se mejoran por sí mismos, y, mejorándose, pasan de un orden al otro”-.
XIX.    (162) Después de la decapitación, por ejemplo, -¿conserva la persona, aún por poco tiempo, la conciencia de sí misma?
-“Hasta que la vida orgánica se haya extinguido. Frecuentemente, la aprensión de la desencarnación le hace perder aquel sentimiento mucho ates del suplicio”-.
Aquí se habla de conciencia, que el ajusticiado puede tener de sí mismo como hombre, por vía de los órganos, y no ya como Espíritu. Por lo cual, parece que, si no la ha perdido antes del suplicio, puede conservarla, aún, algún breve momento después, empero, cesa , necesariamente, con la vida orgánica del cerebro, la cual cosa, todavía, no implica que el periespíritu –o alma-, se haya soltado en absoluto del cuerpo. Ocurre, más bien, lo contrario en todos los casos de desencarnación violenta , es decir, no provocada por la progresiva consumación de las fuerzas vitales , donde los ligámenes, que unen el cuerpo con el periespíritu, son más tenaces, lo que determina que sea más lenta la separación completa.
XX.    (383) -¿Cuál utilidad aporta al Espíritu su paso por el estadio de la infancia?
-“Por cuanto se encarna con el objetivo de perfeccionarse, en aquella edad el Espíritu es perceptible a las impresiones que recibe y que pueden estimular su progreso, y a este progreso deben contribuir quienes están encargados de su educación”-.
XXI.    (403) -¿Por qué no recordamos todos los sueños?
-“Lo que vosotros llamáis sueño es el reposo del cuerpo, por cuanto el Espíritu es siempre activo. En tal estado, él recupera su libertad, y se interrelaciona con sus seres queridos, sean éstos de la dimensión física o de la espiritual; empero, por cuanto el cuerpo es materia pesada o densa, le cuesta mantener las impresiones percibidas por el Espíritu por vías extra-sensoriales”-.
XXII.    (404) -¿Qué valor tiene la interpretación de los sueños?
-“Ninguna, como la entienden los pretendidos adivinos, por cuanto es absurdo creer que la realización de un acontecimiento pueda depender de un sueño, o bien, es absurdo creer que el soñar una determinada cosa anuncie su realización. Los sueños son verdaderos en cuanto representan imágenes reales para el Espíritu; pero, éstas, normalmente, no tienen ninguna relación con las vivencias de la vida corpórea, y son, como lo hemos dicho, reminiscencia de un pasado más o menos próximo. Sólo algunas veces, por vía excepcional, pueden ser un presagio del futuro, o la visión de lo que acontece en otro lugar, donde el Espíritu se proyecta”-.
XXIII.    (405) Frecuentemente vemos en sueño cosas que parecen presentimientos, pero después no suceden. -¿Cómo explicarlo?
-“Ellas pueden verificarse para el Espíritu, si bien no para el cuerpo; por cuanto aquel va a encontrar las cosas y las personas en su nivel. Del resto, es preciso recordar que, durante el sueño, el Espíritu está siempre más o menos ligado a la materia, por lo cual no se libera jamás completamente de las ideas terrenas, por lo cual las preocupaciones de la vigilia puede dar a lo que se ve lo que se desea o teme. Esto, pero, no es más que un efecto de la imaginación, por cuanto, cuando la persona e vivamente preocupada por una idea, ella refiere a ella todo lo que ve”-.
XXIV.    (421) Los letárgicos y los catalépticos generalmente ven y oyen todo cuanto acontece a su alrededor, pero no lo pueden manifestar: -¿lo hacen con los ojos y con los oídos del cuerpo?
-“No: con el Espíritu. Éste tiene conciencia de sí; pero no puede comunicarse”-.
-¿Por qué no puede comunicarse?
-“Porque el cuerpo se le opone. Tal estado particular de los órganos os da la prueba que en el ser humano existe, además del cuerpo, otra fuerza, la cual actúa mientras el cuerpo se encuentra inerte”-.
XXV.    (435) -¿Puede el Espíritu ver los demás Espíritus?
Puede, pero depende del grado y de la naturaleza de su lucidez. Alguna vez él no se da cuenta con quien ha de tratar, y los tomas por seres corpóreos. Esto sucede especialmente a quienes no conocen el Espiritismo, por cuanto no comprendiendo la esencia de los Espíritus, se asombran* y los creen corporalmente vivos”-.
De igual manera acontece después de la desencarnación en aquellos que se creen todavía encarnados: no se dan cuenta de algún cambio en torno a sí, creen los Espíritus vestidos de cuerpos similares a los nuestros y confunden la percepción del propio cuerpo por un cuerpo real.
XXVI.    (491) -¿Cuál es la misión del Espíritu protector?
-“La de un Padre hacia sus propios hijos: guiar su protegido en la buena vía y ayudarle con consejos; consolarlos en las aflicciones, y alentar su coraje en las pruebas de la vida”.
XXVII.    (508) –Los Espíritus virtuosos que han dejado la dimensión física, -¿pueden, siempre, proteger a sus seres queridos, que, aún, permanecen en ella?
-“Su poder es más o menos limitado, y no siempre la condición en la cual se encuentran le dejan en plena libertad de actuar”-.
XXVIII.    (517) -¿Existen Espíritus que se dedican a proteger a toda una familia?
-“Existen Espíritus que protegen a los miembros de una misma familia, para que vivan juntos unidos por el afecto; empero, no los hay protectores del orgullo de los grupos étnicos”-.
XXIX.    (527) –Tomemos otro ejemplo: una persona que debe desencarnar fulminada, se refugia debajo de un árbol; el rayo le envía a mejor vida. -¿Han tenido alguna participación los Espíritus tanto en provocar el rayo como en orientarlo en dirección de la persona en particular?
-“Nos encontramos en un caso similar al anterior. El rayo se manifestó sobre aquel árbol y en aquel momento, por cuanto las leyes de la naturaleza así lo determinaron, y no porque aquella persona se encontraba debajo del árbol. Empero, la persona fue inspirada a proceder de aquel modo y refugiarse debajo del árbol sobre el cual debía caer el rayo. El árbol, de todas maneras, habría estado afectado tanto si la persona se refugiaba como si hubiese dejado de hacerlo, debajo de él”-.
XXX.    (535) De las propias condiciones venturosas de vida, -¿es a nuestro Espíritu protector a quién debemos expresar gratitud?
-“Agradeced, primeramente, al Creador Universal, sin cuya voluntad, -por la Ley Cósmica-, no ocurre nada; después a los buenos Espíritus, quienes han sido los instrumentos”-.
-¿Qué ocurriría si dejáramos de expresarles nuestra gratitud?
-“Lo que les ocurre a los ingratos”-.
-Sin embargo, -¿existen algunos que aún sin orar ni expresar gratitud, son exitosos en todo?
-“Sí, pero hay que esperar hasta el final; toda fortuna obtenida sin méritos, suele tener un costo inherente; cuanto más se haya recibido, tanto más hay que pagar”-.
XXXI.    (538) –Los Espíritus que presiden los fenómenos de la naturaleza, -¿forman una clase especial? -¿Constituyen una categoría especial de seres, o son Espíritus que estuvieron encarnados como nosotros?
-“Que fueron y que serán”-.
-¿Pertenecen a los órdenes superiores o a los inferiores de la jerarquía espírita?
-“Según que su oficio sea más o menos inteligente. Los unos dirigen, los otros ejecutan; quien ejecuta las cosas materiales es siempre de orden inferior; así ocurre entre los Espíritus como entre los seres humanos”-.
XXXII.    (548) –Un Espíritu que asistiese a una batalla como simple espectador, -¿puede percibir la separación del Espíritu del cuerpo, en los caídos? Y, -¿cómo se le desenvolvería, bajo su mirada, este fenómeno?
-“Pocas desencarnaciones ocurren en forma instantánea. En la mayoría de los casos, el Espíritu, cuyo cuerpo ha sido afectado mortalmente, aún no ha adquirido conciencia de ello. Tan pronto lo perciba, se acerca al cuerpo, que permanece inerte, siendo la vida toda del Espíritu, es sólo a él mismo que se habla, y se dirige”-.

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