ELEMENTOS GENERALES DEL UNIVERSO
Capítulo II
De EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
Autor: Allan Kardec
Versión castellana y comentarios exegéticos:
Giuseppe Isgró C.
Conocimiento del Principio de las Cosas. Espíritu
y Materia. Propiedad de la
Materia. Espacio universal.
CONOCIMIENTO DEL PRINCIPIO DE LAS COSAS
17.
Puede, el ser humano,
conocer el principio de las cosas?
–“No.
Dios no permite que se le descubra todo aquí abajo”-.
COMENTARIO EXEGÉTICO: Evidentemente,
los seres de los cuatro reinos naturales, jamás podrán agotar la totalidad de
la fuente universal que constituye tanto el universo, en sí, como el Supremo
Hacedor, como causa primera de todo lo existente.
Es decir, ni aquí abajo, entendido como la dimensión física de la
vida, ni en la dimensión espiritual, podrá ninguno de los seres absorber el
Todo, relativo al Principio de las cosas.
El Principio de las cosas, lo hemos delineado en sus aspectos
generales. Ciertamente, la percepción de que cada Espíritu de los cuatro reinos
naturales es una emanación a la conciencia individual, permite descifrar gran
número de enigmas en el universo.
Empero, para llegar a absorber la totalidad de lo que, como
atributos divinos, valores universales y ley cósmica, posee desarrollados en
todas las vertientes y variantes, el Ser Universal, transcurrirá toda la
eternidad, y jamás lo agotará, ya que, siempre encontrará un más allá.
Pero, esa es la función de cada ser en los cuatro reinos
naturales: cooperar en la expansión de la Creación. En la medida en que cada
ser más avanza en la espiral evolutiva, percibe en mayor grado, y en nuevos
niveles, conocimientos de cómo realizar facetas más avanzadas de la Gran Obra.
De qué sirve tratar de abarcar el Todo cuando nuestra misión es
comprender lo inmediato, para resolver los enigmas que nos ocupan en todos los
ámbitos de las ciencias, de las filosofías, de las artes y de la práctica de
las virtudes, gradualmente?
Sin embargo, en nuestra realidad inmediata, el conocimiento de
nuestra naturaleza humana, y el de los demás seres de los restantes reinos
naturales, permite regirnos adecuadamente para resolver, positivamente, lo que
es sometido a nuestro análisis.
El conocimiento de nuestros atributos divinos, valores
universales, contribuye a compenetrarnos con los parámetros dentro de los
cuales precisamos mantener nuestros pensamientos, sentimientos, palabras y
acciones.
Iniciando nuestra labor por la senda justa del progreso universal,
nos propondremos, en cada etapa, nuevos objetivos de realización espiritual, en
un proceso que se denomina: la eterna polarización.
Si el ser humano, o cualquier ser de los cuatro reinos naturales,
se planteara, o percibiera un objetivo de conocimiento en grado infinito, por
su capacidad potencialmente infinita de conocer, y de realizar, sería capaz de obtener
ese conocimiento, aunque en su búsqueda tuviese que trabajar toda la eternidad
para lograrlo.
Empero, como el poder potencial que posee es de la misma índole
que el del Creador, sería capaz de satisfacer su necesidad en tiempo oportuno,
de acuerdo con la ley de causa y efecto.
En teoría, esa capacidad de autosatisfacción de conocimiento sería
en forma instantánea a nivel de conciencia perceptiva. Pero, él ignora que
tiene esa capacidad de conocer al instante, ya que, en su esencia, posee todo
el conocimiento del Ser Universal en sí mismo. Empero, aun percibiendo la
realidad, por grados, le faltaría, todavía, la experiencia práctica de ese
conocimiento.
El ser humano jamás podrá expresar un conocimiento, o el poder
para realizar cualquier objetivo concebido, o la solución o satisfacción de
toda necesidad que experimente, si no tiene, antes, la conciencia de esa necesidad.
Es lo que se conoce como docta ignorancia
y/o el poder de la ignorancia.
Tan pronto adquiera conciencia de cualquier necesidad, instantáneamente
manifiesta tanto el conocimiento del qué, del cómo, del cuándo, del dónde, del
quién, del cuánto, y del por qué, así como el poder creativo y realizador
equivalente, en ese mismo grado de conciencia perceptiva de la necesidad. Esto
es, se entiende, a nivel mental, o espiritual. Pero, aún en la dimensión física
de la manifestación, precisará el tiempo suficiente para expresar el resultado
práctico, efectivo, como experiencia de vida, para que ese conocimiento, o
realización, tenga autenticidad y valor, y desarrolle la aptitud inherente, y
equivalente, en cada ser, según se trate.
Dada la poco probable posibilidad de que el ser humano, en su
estado de potencialidad, adquiera conciencia, en forma instantánea de la
totalidad de lo que ignora, en un momento dado, en todos los grados que ignora
que desconoce, dejará de expresar tanto el conocimiento como el poder creativo realizador.
En la medida en que, por grados, en la eterna polarización, vaya
adquiriendo conciencia de determinadas necesidades y/o ignorancias, expresará,
simultáneamente, el respectivo conocimiento y grado de poder creativo realizador.
18.
Penetrará el ser humano, un día, el misterio de las cosas, que
ahora le están ocultas?
–“Los
ojos se le abren al mismo tiempo que él se purifica; pero, para comprender
algunas cosas, necesita facultades que todavía no posee”-.
COMENTARIO EXEGÉTICO: El Espíritu está dotado de un
poder potencialmente infinito, expresado en dos vertientes: la primera, de
percepción del conocimiento; la segunda, de acción creadora. Cuando en la
primera parte de la respuesta se indica: –“Los ojos se le abren al mismo tiempo
que él se purifica”, el estado de purificación de la persona, implicaría una
depuración de su Espíritu en los asuntos “materiales”, sensibilizando su ser en
las cosas elevadas de la vida, por lo que, centrando su atención en las
preguntas que inquietan su conciencia, se les abren los ojos de la comprensión
intuitiva, o inspirativa, que le permiten percibir la información que precisa,
sabiendo lo que quiere saber. Esto implica descentrar la atención del ego, de
los sentidos físicos, de la lógica inductiva y deductiva, emancipándose de la
conciencia objetiva para acceder a la visión espiritual, a un nivel de
conciencia trascendental. La segunda parte de la respuesta, expresa: “pero,
para comprender algunas cosas, necesita facultades que todavía no posee”-
Preguntamos: “Facultades que todavía no posee”, o, que no posee, todavía,
desarrolladas? Recordemos que el Espíritu se encuentra dotado de los mismos
atributos divinos del Creador Universal, en estado potencial. Esto quiere decir
que posee, exactamente, todas las facultades que les son inherentes al Creador,
pero, en estado potencial, que, eternamente habrá que desarrollar. En este
desarrollo eterno, irá percibiendo, gradualmente, en la medida en que se
purifica, y desarrolla sus atributos divinos, todo el conocimiento del cual
perciba su ignorancia, en un momento dado. Es decir, la conciencia de lo que
ignora, le irá creando el molde que expresará el respectivo conocimiento que
precisa en ese estado evolutivo.
19.
Puede, el ser humano, penetrar algún secreto de la naturaleza por
las investigaciones de la ciencia?
–“La
ciencia le ha sido dada para que progresase en todas las cosas; pero él no
puede sobrepasar los límites establecidos por Dios”-.
Cuanto más el ser humano logra penetrar dentro de
estos misterios, tanto más debe ser grande su admiración por la potencia y la
sabiduría del Creador. Empero, sea por orgullo, o por ausencia de fortaleza, su
misma inteligencia le convierte en presa de la ilusión: él acumula sistemas, y
en algún momento le será evidente cuantos errores ha cambiado por verdades y
cuantas verdades ha repudiado como errores. Constituyen otras tantas
desilusiones para su orgullo.
COMENTARIO EXEGÉTICO: El ser humano ha ido penetrando
en los secretos de la naturaleza, gradualmente, sin tomar en cuenta de que
nosotros desconocemos la clase de conocimiento que puedan poseer los seres en
los demás reinos: animal, vegetal y mineral, que, aún, el ser humano
desconozca, por la razón que fuere. Pero, evidentemente, en cada etapa
evolutiva, existe un límite que, gradualmente, habrá que ir trascendiendo. Por
ejemplo, el método científico utiliza la lógica inductiva y deductiva en su
búsqueda del conocimiento. Pero, la percepción por los cinco sentidos físicos y
la capacidad de razonamiento tienen sus respectivos límites los cuales son
trascendidos por la intuición y la inspiración. Es decir, que la mente humana
es capaz de obtener informaciones utilizando facultades espirituales, cuyos
límites los constituyen el estado de desarrollo de las mismas, y la pureza de
conciencia, que se traduce en la intención de la persona, en determinado grado
evolutivo. El ser humano, como lo ha ido demostrando en la historia, ha ido
superando todas las barreras que ha encontrado en su búsqueda del conocimiento,
y así lo seguirá haciendo en el eterno presente, en forma gradual, sin límites
de ninguna naturaleza. No se deben, ni pueden aceptarse, por lo tanto, límites
algunos, en el desarrollo de la propia misión existencial, por cuanto nadie
conoce los alcances ilimitados de su capacidad. Por cada límite que encuentre
en su camino, el ser se preguntará: Qué hay más allá? Cómo puedo llegar allí?
Siempre encontrará la manera de hacerlo. Pero, primeramente, en cada caso, debe
llegar a ese límite “temporal”, en su eterno camino, no pararse allí y, luego,
seguir siempre adelante.
20.
Fuera de las investigaciones de la ciencia, le es permitido al ser
humano recibir comunicaciones de orden más elevado en torno a aquello que
escapa al examen de sus sentidos?
–“Sí.
Dios, cuando lo estima útil, le revela al ser humano lo que la ciencia no puede
enseñar”-.
Precisamente por estas comunicaciones el ser
humano alcanza, dentro de ciertos límites, el conocimiento de su pasado y de
sus futuros destinos-.
COMENTARIO EXEGÉTICO: La respuesta a esta pregunta
ratifica la percepción de los anteriores comentarios exegéticos. Recordemos:
Las enseñanzas védicas, las de las leyes de Manú, las del Mahabharata, y otras de
esa remota antigüedad, cuya profundidad de sabiduría asombran a la humanidad
del siglo XXI, y continuarán haciéndolo en el futuro, tomando en cuenta de que
fueron elaboradas en una época histórica en la que se supone que vivía una
humanidad primitiva, eran conocidas como “las enseñanzas de los oidores a los
pies del maestro”. Qué significa esto? Es muy sencillo: fueron enseñanzas
impartidas por Espíritus superiores, de otros mundos más avanzados, por medio
de un “sensitivo” debidamente facultado a tales efectos, que transmitían un
conocimiento que no era originario del planeta tierra. Antes de ese momento,
nadie había hablado de determinados temas, en esa forma específica, como la
reencarnación, la ley del karma y otros temas inherentes a cada una de las obras
en cuestión. De manera que, la misma vida, en forma gradual, y oportunamente,
determina que se vayan trascendiendo los límites establecidos para cada etapa
evolutiva.
ESPÍRITU Y MATERIA
21.
La materia ha existido ab
aeterno como Dios, o bien ha sido creada en algún momento por Él?
-“Esto
lo sabe sólo Dios. Vuestra imaginación no puede dejar de demostraros la
imposibilidad de que Dios, amor y bondad por esencia, haya podido estar alguna
vez inoperante. Por muy lejos que pudierais imaginar el principio de su acción,
podríais representároslo un solo momento inactivo?
COMENTARIO EXEGÉTICO: Sabemos, tal como lo expresa la
segunda ley de la termodinámica, que ni la vida ni la energía se crean ni se
destruyen, por cuanto, simplemente, existen. Ahora bien, -qué es la materia?
Podríamos definir a la materia como energía condensada en “X” grado vibratorio,
según el elemento, o elementos que la conformen. Si pudiésemos ver cualquier
trozo de materia bajo una lupa poderosa, que lo permitiese, nos daríamos cuenta
de que la materia no es compacta, “sólida”, en el estricto sentido de la
palabra, sino que, en su estructura, existen espacios “vacios”, pero que,
realmente, no es mas que energía condensada. Cuando el respectivo ciclo de esa
materia termine y pasa por el proceso natural de descomposición, la energía que
le conformaba vuelve al depósito universal, para ser, nuevamente, utilizada.
Cómo ocurre esto, y quién lo realiza? Todos hemos oído, alguna vez, hablar de
los “Espíritus elementales de la naturaleza”. Qué son los Espíritus elementales
de la naturaleza? Qué es un Espíritu? Imaginemos el universo dividido en
tres substratos. El primero, conformado por Dios, -el Creador Universal-,
la fuente cósmica de donde emana todo. Una energía luminosa en movimiento
eterno, dotada de inteligencia infinita, con todos los atributos divinos,
-valores universales-, en grado infinito de desarrollo, en todas sus vertientes
y variantes, sin límites de ninguna naturaleza, que constituyen el soporte de
los principios cósmicos y de las leyes universales, cuya síntesis se expresa
como ley cósmica. Por supuesto, Dios se encuentra dotado de una conciencia
universal de sí y de todo lo que Él es y representa, de su poder creador
infinito, y aún así, potencialmente infinito, en infinitos aspectos, variantes
y vertientes. Causa suprema del universo ab eterno, es decir, desde la
eternidad, en la eternidad presente, para la eternidad. Se ha dicho: causa
suprema universal. Todo este todo conforma lo UNO, que es la totalidad de lo
que existe, y llegará a existir, en el eterno presente.
El segundo substrato, conformado por el Alma
Universal, que es la Matriz Cósmica, conformada por substancia etérica que
llena todo el universo, que podría ser comparado a la “tierra cósmica”,
equivalente a la tierra que conocemos, pero, en estado etérico. Representa, al
mismo tiempo, a la Mente Cósmica,
equivalente a lo que, en pequeño, es la mente de un ser humano. Otra
comparación, necesaria: las semillas que se siembran en la tierra, a nivel de
la mente, estarían representadas por las ideas. Ahora bien: en la naturaleza
existen cuatro reinos conocidos: el humano, el animal, el vegetal y el minera.
Cada uno está conformado por tres entes básicos: el Espíritu, el alma y el
cuerpo. Quién crea el Espíritu, fuente de la vida? Se ha dicho ya, que la vida
no se crea, porque existe ab eterno, es decir, desde la eternidad. Entonces,
cómo emana a la conciencia individual? Cada vez que el Creador Universal
precisa a una familia de Espíritus, en cada reino natural, Él, sin dejar de ser
Él mismo, y sin separarse de Él mismo, toma posesión, en el Alma Universal, de
una célula matriz, a la que dinamiza con vida eterna e inmortal, a partir de
ese momento, y siendo Él mismo, sin haberse separado de Él mismo, continúa
dotado de sus mismos atributos divinos, -o valores universales, de su
conciencia, en la que se expresan los sentimientos de los valores universales,
como guía divina de vida, o sentidos cósmicos, pero, arrancando desde un grado
cero de percepción. Es decir, emana a la conciencia individual, el mismo
Creador Universal, pero en la conciencia de este ser individualizado no quedó
registrado todo lo que era el Creador Universal desde la eternidad pasada, lo
cual deberá descubrir, ese ser, a partir de entonces, en la eternidad futura,
en el eterno presente. Evidentemente, ese nuevo ser tiene una misión y cumple
un propósito del Creador, que es el de acrecentar a la Creación. Este proceso
de emanación a la conciencia individual, del mismo Creador, ocurre, por igual,
con los Espíritus de los cuatros reinos naturales: el humano, el animal, el
vegetal y el mineral, salvo de que existan otros reinos que desconozcamos, por
ahora, Y es aquí donde entran en escena los Espíritus elementales de la
naturaleza, constituidos por los Espíritus emanados a la conciencia en el reino
mineral, por ejemplo: los espíritus del hierro, del oro, del estaño, del zinc,
del bronce, de la plata, etcétera.
Emanados
los Espíritus a la conciencia individual,
en el Alma Universal, -o mente cósmica-, en los cuatros reinos
naturales, en las correspondientes células matrices, -equivalentes a
espermatozoides etéricos-cósmicos-, en las que el Creador se une,
dinamizándoles, esas ubicaciones, dentro del alma universal, van a constituir
sus espacios cósmicos, respectivamente, al igual que el espacio que queda en
una masa de harina, de la cual, un ama de casa, mediante un molde, extrae una
galletita. Permanecerá unido a ese espacio cósmico, en el alma universal,
mediante un “hilo de plata” elástico, fluídico, como su hogar. Ya, aquí,
tenemos dos de los elementos de la trilogía que le conforman: Espíritu y alma.
El
tercer substrato, se encuentra conformado por la materia: Los Espíritus
elementales de la naturaleza, equivalentes a cada uno de los elementos
minerales conocidos y por conocer, vibran, cada uno, en una determinada
frecuencia, de acuerdo a su tipo, y materializan la energía, es decir, la
condensan en materia, es decir: hierro, oro, plata, bronce, oxígeno, nitrógeno,
carbono, etcétera. Aquí, se sigue cumpliendo el principio de que la
constitución de cada ser esta integrada por: Espíritu, alma y cuerpo. Este
substrato va a conformar la base y el soporte de los mundos físicos, en el
cosmos. Aquí reside el secreto de la creación de los mundos, en el inmenso
universo. Cada vez que los maestros de la Creación van a formar un mundo, de
acuerdo a los planes y objetivos de la humanidad que le habrá de poblarle, o
habitarle, en determinado lapso, los maestros de la creación a cuyo cargo se
encuentra la formación de aquel mundo, le dan una orden, a esa inmensa cantidad
de Espíritus elementales que van a coadyuvar, para que condensen determinadas
masas de materias, tanta como sea necesaria hasta alcanzar el volumen
respectivo de acuerdo al tamaño previsto para ese mundo. Aquí residiría,
probablemente, también, el secreto de esas enormes velocidades mediante las
cuales los mundos giran sobre sus propios ejes y alrededor de su respectivo
sol, en un movimiento integral cósmico. Es decir, dado que en su nivel
infinitesimal la materia está constituida por Espíritus elementales, en cuya
expresión física como átomos de sus respectivos elementos constituyen una
energía en movimiento, la unión masiva de todos esos elementos, dotados de
energía en movimiento, en su suma total, le otorgan, al respectivo mundo, sus
movimientos sobre sus propios ejes, y el de la traslación en torno a su
respectivo sol, en base a un determinado punto de equilibrio, por la ley de
gravedad. Pero, la unión de los mundos, de los sistemas solares, en sus
respectivas galaxias, en conexión con todas las galaxias del universo, todas se
desplazan, uniformemente, en armonía, en un viaje perpetuo por el universo,
Prácticamente, el sistema de galaxias, en su conjunto, se encuentra en un viaje
permanente por el Cosmos. Somos viajeros cósmicos en el espacio, en tiempo
presente.
Siendo
la ley una e igual para todos, cada especie, para expresar, en su respectivo reino, lo relativo a su
cuerpo físico, sigue un proceso análogo al mineral, con las adaptaciones, y
variantes, inherentes a su índole. En síntesis, en este quehacer universal el
Creador está realizando un juego consigo mismo. Pero, que juego!
22.
La materia se define, en general, como lo que tiene extensión; lo
que puede causar un efecto perceptivo sobre nuestros sentidos; lo que es
impenetrable. Son exactas estas definiciones?
-“Según
vuestra manera de ver, sí, por cuanto vosotros habláis de lo que conocéis;
empero, la materia existe, también, en otros estados que vosotros desconocéis
todavía. Ella puede ser, por ejemplo, tan etérea y sutil que deja de hacer el
más mínimo efecto sobre vuestros sentidos; empero, ella siempre es materia
aunque para vosotros no sería tal cosa”-.
Cuál
definición nos daríais vosotros de la materia?
-“La
materia es la unión que vincula el espíritu, y al mismo tiempo es el
instrumento que le sirve, y sobre el cual ejercita su acción”-.
Esto admitido, puede decirse que la materia es el
agente, o el vehículo, con la ayuda del cual y sobre el cual actúa el espíritu.
COMENTARIO EXEGÉTICO: El mundo de la materia
no es más que la dimensión física de la expresión de la vida.
Esta manifestación física de la vida, siendo real desde el punto de vista
de lo tangible, de lo físico, de lo compacto, no deja de ser más que una
apariencia, una ilusión.
Esto es debido a que la materia no es más la condensación de la energía
bajo ciertas formas y características.
Formas y características que se plasman de acuerdo con las imágenes
expresadas por el respectivo Espíritu elemental de la naturaleza y por la
“personalidad” inherente del elemento en sí, del cual se trate, que le imprime
determinadas cualidades físico-químicas, con una función específica en el
contexto universal.
Al igual que una planta, del entorno que conforma su hábitat, en la
tierra, extrae las sustancias que le permitirán desarrollar la vida física que
le es inherente. Así como crecer y desarrollarse, mientras culmine su ciclo
biológico, lo cual ocurre también en la dimensión energética.
El Espíritu elemental vibra a una determinada frecuencia y condensa la
materia equivalente al elemento en cuestión, del que se trate.
Siendo la misma energía universal del que extrae la esencia inherente al
tipo de Espíritu elemental del que se trate, empero, las cualidades y
características son diferentes, entre sí, según sea un elemento u otro.
Cómo es posible que, siendo la misma energía la fuente de la cual extrae
cada Espíritu elemental la esencia con la que manifiesta la materia inherente,
tengan las diversas expresiones de la materia, características y cualidades tan
diversas entre sí?
Será que en esa aparente uniformidad de la energía cósmica existen,
también, una extensa gama de variantes equivalentes a la totalidad de los
elementos conocidos y por conocer, en cada planeta del que se trate?
De la misma manera que en la tierra, que a nuestra vista aparece uniforme
y como si fuese una sola substancia, pero que contiene tan extensa gama de
elementos, ocurrirá que, en la dimensión energética existen, también, variantes
en los tipos de energía, que los Espíritus elementales utilizan de acuerdo con
su “personalidad”, para condensar la energía de acuerdo al tipo de elemento?
Evidentemente, existe una dimensión espiritual en la que se desenvuelven
los Espíritus elementales de la naturaleza, al igual que los de los otros tres
reinos naturales. Esta dimensión no es sino la expresión de la Divinidad en
tantos seres emanados a la conciencia individual, sin separarse la Divinidad de
sí misma, y sin dejar de ser Ella misma.
Existe, también, la dimensión del Alma Universal, que es una especial
forma de materia etérica, fluídica, más sutil, quintaesenciada, que sirve de
vehículo espiritual a todos los Espíritus que conforman la dimensión
espiritual. Es una forma menos densa de materia, pero, es una variante de la
materia.
Esa materia que conforma el Alma Universal, que le sirve de vehículo en
la dimensión espiritual, y le sirve, al mismo tiempo, de enlace entre el
Espíritu y el cuerpo que funge de vehículo en la dimensión física de la vida.
Esa alma individualizada, en cada Espíritu de los cuatro reinos
naturales, que no dejan de ser emanaciones individuales, en el Alma Universal,
de la misma y única Divinidad, causa suprema de todo lo existente, contiene en
sí todas las esencias del universo, en todas sus vertientes y variantes, pero,
con una programación específica, según el Espíritu de que se trate.
Es decir, Espíritu de los respectivos cuatro reinos naturales, salvo que
existan otros reinos naturales que aún no se conozcan en el planeta tierra.
En todo caso desde la forma física más densa de la materia, a la más
sutil y etérica, existe una inmensa variante que podríamos, probablemente,
ubicar entre el grado cero y el infinito de densidad, o estado de depuración.
Es decir, mientras más elevados sean los estados de conciencias en ese mismo
grado se sensibiliza la materia adquiriendo expresiones más depuradas y bellas.
Esta es la razón de que en el ámbito Espírita se habla que el alma o
periespíritu es materia quintaesenciada, menos densa que la física, pero
materia en fin.
Si existen formas físicas diversas en la materia, es porque,
simultáneamente, existe una análoga diversidad de Espíritus elementales capaces
de condensar esas variantes en la materia. Tantos Espíritus elementales como
elementos existan, conocidos o por conocer.
De igual manera, existen arquitectos cósmicos que diseñan, según el reino
natural, las formas equivalentes a la especie vegetal, o elemento mineral, de
acuerdo a las características respectivas de cada especie o elemento?
Esas características especiales de cada especie animal, vegetal o
mineral, han sido impresas ya por la Divinidad en el momento en que
emanan, respectivamente, a la conciencia individual?
O, cada Espíritu de los cuatro reinos naturales los va desarrollando,
haciendo uso de su respectivo libre albedrío?
Tienen libre albedrío todos los Espíritus de los cuatro reinos naturales?
Por supuesto que sí. No hay duda ninguna de ello. Están dotados de los
mismos atributos de la Divinidad, incluyendo la conciencia y el libre albedrío.
La única diferencia podría surgir en que el Espíritu humano utiliza la
materia de los otros tres reinos naturales, al igual que el Espíritu de los
animales.
El Espíritu vegetal utiliza la materia a partir del reino mineral, y el
reino mineral, utiliza la materia a partir de la energía. Cada reino sirve de
enlace y soporte del otro.
Es decir: Los Espíritus elementales de la naturaleza, utilizan la
energía; los Espíritus del reino vegetal utilizan la energía a partir del reino
mineral; los Espíritus de los reinos animal y humano, lo hacen a partir de la
energía sintetizada por el reino mineral y vegetal, y, en parte, a partir del
mismo reino animal y humano.
Es un proceso de cooperación recíproca e integral.
Toda esta extensa gama de variantes en la condensación de la energía, en
materia, empieza en la mente de cada Espíritu. Cuando se dice que “los
pensamientos son cosas”, es que las ideas, o ideogramas que contienen o
expresan, son capaces de manifestar su equivalente a nivel espiritual, anímico
o físico. A nivel espiritual como sentimientos, a nivel anímico, como
emociones, y a nivel físico, como sensaciones. Según su índole manifiestan el
equivalente físico, por las leyes de causa y efecto, y por la de la polaridad y
la de atracción, entre otras.
El respectivo orden que conforman en el contexto universal tiene que ver
con la densidad, o estado de depuración, suma existencial, o peso específico de
cada ser en los cuatro reinos naturales.
Nos quedaría como
ejercicio práctico:
1)
Realizar un estudio de la materia desde la perspectiva de la Física.
2)
Otro, desde la perspectiva de la Química.
3)
Igualmente, un análisis de la materia desde la perspectiva de la
Biología.
4)
Realizar, también, un análisis de la materia desde las perspectivas de
diversas corrientes de pensamiento, que permita completar el cuadro mental de
la realidad de la dimensión física de la vida.
5) Realizar
un estudio actualizado sobre el éter.
23.
Qué es el Espíritu? (*)
-“El
principio inteligente del universo”-.
Cuál es
la naturaleza íntima del Espíritu?
-“El Espíritu,
no se puede analizar fácilmente en vuestro lenguaje. Él, para vosotros no es
nada, por cuanto no es cosa palpable; pero, para nosotros sí lo es. Recordad,
que nada es lo inexistente y lo inexistente no existe”-.
COMENTARIO EXEGÉTICO: El Espíritu es,
como expresa la respuesta a la pregunta formulada en el epígrafe 23: -“El
principio inteligente del universo”-.
La respuesta es más profunda y completa de lo que, a simple vista,
parece. Define al Espíritu como: -“El principio inteligente del universo”-.
Desde antigua data se ha mencionado que todo es: Uno. Al referirse la
pregunta a lo qué es el Espíritu, se refiere, en su respuesta, al Principio
Inteligente del Universo. Un solo principio. Indiviso e indivisible. Que se
manifiesta en todos los Espíritus de los cuatro reinos naturales, sin separarse
de sí mismo, y sin dejar de ser Él mismo.
Es la inteligencia infinita del Universo, que se expresa en toda
manifestación de vida, en cada ser de los cuatro reinos naturales, de acuerdo a
las propias e inherentes necesidades del eterno presente, en el aquí y ahora.
Es la misma Divinidad que emana a la conciencia individual, en cada ser
de los cuatro reinos naturales, sin separarse de sí misma y sin dejar de ser
ella misma. Cada ser está dotado, por ende, de los mismos atributos de la
Divinidad, y de su conciencia. Es decir, los atributos de cada Espíritu, en los
cuatro reinos de la naturaleza, son los mismos que los de la Divinidad, y su
conciencia, una réplica de la conciencia de la Divinidad.
Es la misma vida de la Divinidad que fluye en cada Espíritu de los cuatro
reinos de la naturaleza: Humano, animal, vegetal y mineral.
En la Divinidad, los atributos divinos, o valores universales, se
encuentran desarrollados en todas sus vertientes y variantes: -Estados de
conciencia y estaciones, o grados-. En cada ser individual, emanado a la
conciencia individual, en el Alma Universal, los atributos divinos se
encuentran en estado potencial, en todas sus vertientes y variantes, que eternamente
desarrollará en el eterno retorno del ser individual al Ser Universal. Se
encuentra dotado, también, de un poder potencialmente infinito, que expresará
según afronte necesidades o anhelos y deseos de realización personal, por medio
de objetivos claramente definidos.
El Ser Universal es anhelo de ser; todos los Espíritus emanados a la
conciencia individual, en los cuatro reinos naturales, son la expresión de ese
anhelo de ser del Creador Universal, y de su voluntad divina.
El Espíritu está dotado, de vida eterna e inmortal. Siempre vivirá en el
eterno ahora. Siempre ha existido, ya que es la misma Divinidad, solo que, cada
ser, emana a la conciencia individual, en un momento dado, dando comienzo al
proceso del eterno retorno, desde ese instante. Esa es la razón de que, quienes
iniciaron antes el proceso del eterno retorno se encuentran en una fase más
adelantada del camino. Empero, todos siguen, y seguirán el mismo camino, en la
eterna expansión del Universo, de acuerdo a los planes trazados por el Gran
Arquitecto del Universo.
En cada expresión de vida universal, se encuentra presente el Espíritu,
además del cuerpo, y del elemento de enlace, que es el alma, o periespíritu.
La naturaleza del Espíritu es la misma naturaleza espiritual de la
Divinidad: La esencia, energía en eterno movimiento, es la vida por excelencia,
consciente de sí misma, e inteligente. Dotada, también, de libre albedrío, con
autonomía enmarcada dentro de los valores universales, sustento de la ley
cósmica impresa en la conciencia de cada Espíritu, o expresión de vida.
24.
Espíritu es sinónimo de inteligencia?
-“La
inteligencia es un atributo esencial del espíritu; pero, tanto el uno como la
otra, se confunden en un principio común, de modo que para vosotros son la
misma cosa”-.
COMENTARIO EXEGÉTICO: La inteligencia es un atributo que posee el Espíritu, pero no es el
Espíritu. Es una facultad del Espíritu, una APTITUD, o estado de conciencia, y
una actitud, que le faculta para percibir y entender, hacer o dejar de hacer,
sentir o dejar de sentir. En la medida en que el Espíritu evoluciona, y amplía
sus estados de conciencia perceptiva, y realizadora, la inteligencia se aviva,
y será capaz de penetrar en la comprensión de áreas y aspectos de
conocimientos, con mayor amplitud y profundidad, en el entorno universal.
El conocimiento de la verdad universal conformado
por los valores universales, permite, al Espíritu penetrar en una más extensa
gama de estados de conciencias, y dentro de los mismos, alcanzar estaciones más
elevadas, o grados perceptivos de la realidad, con sus inherentes grados de
poder realizador, potencialmente infinito, pero expresado en el mismo nivel en
que manifiesta necesidades insatisfechas y anhelos por realizar.
La inteligencia potencialmente infinita del
Espíritu, en los cuatro reinos de la naturaleza, se ejercita, para su
desarrollo, mediante el mecanismo de necesidades y los deseos y anhelos de
realización, en una eterna polarización.
La rueda de la vida está constituida por los valores
universales, o atributos divinos y dentro de ella la eterna polarización,
trasmutando cada estado de conciencia en un nivel más elevado de percepción y
realización.
Cada valor universal es uno de los incontables
caminos existenciales que eternamente recorrerá cada Espíritu, pasando por
grados de conciencia, o estaciones, que van del cero grado al infinito.
Es la espiral evolutiva de la conciencia, un camino
circunferencial, que mientras más avanza, más se expande en capacidad
perceptiva y poder realizador.
25.
El Espíritu es independiente de la materia, o es en cambio una
propiedad de esa, como los colores son una propiedad de la luz, y el sonido una
propiedad del aire?
-“El uno
es distinto de la otra; empero, es necesaria la unión de ambos para dar una
inteligencia a la materia”-.
Es, quizá,
igualmente necesaria esta unión también para la manifestación del Espíritu?
-“Es
necesaria para vosotros, ya que no estáis organizados para percibir el Espíritu
libre de la materia: las limitaciones de vuestros sentidos no lo permite”-.
COMENTARIO EXEGÉTICO: Toda expresión de
vida, en la dimensión física del planeta Tierra, y en cualquier mundo del
universo, -siempre físicamente hablando-, está conformada, por lo menos, por
tres entes claramente diferenciados, entre sí: El Espíritu, o ente
inteligente; el Alma, o periespíritu, como elemento neutro de enlace
entre el Espíritu y el cuerpo; y el cuerpo, vehículo que funge como
elemento fundamental para la expresión física de la vida, en los cuatro reinos
naturales.
Una es la ley cósmica que rige todo en la Creación Universal. Cada ser,
en los cuatro reinos naturales, está conformado por Espíritu, Alma y cuerpo. Dejamos
sentado este principio en forma clara, precisa y contundente, para corregir,
definitivamente, cualquier equívoco al respecto. Hasta los animales, los
vegetales y los minerales, están conformados por Espíritu, Alma y cuerpo; es
decir, en toda expresión física, la fuente de la vida es el Espíritu.
El Espíritu, como se ha expresado reiteradamente, está conformado por la
misma esencia de la Divinidad, sin separarse de la Divinidad y sin dejar de ser
la Divinidad.
Igualmente, el Espíritu está dotado de todos los atributos divinos del
Ser Universal, y del poder potencialmente infinito que le es inherente, que
expresará sin límites de ninguna naturaleza, en la eterna polarización, en el
eterno retorno del ser individual al Ser Universal.
Esto, algunas corrientes de pensamiento lo han denominado un proceso de
involución-evolución. Es la teoría del eterno retorno. El viaje de regreso a la
fuente, de la cual, en un momento dado, se ha emanado a la conciencia
individual: No creado, sino emanado de la Divinidad, sin separarse de la
divinidad que ha existido siempre, y sin dejar de ser la Divinidad.
Cada ser emana perfecto a la conciencia individual; lo que
evoluciona, en sí, es cada uno de los estados de conciencias relativos a los
valores universales, o atributos divinos, pasando por todas las estaciones –o
grados-, del cero al infinito, mediante cuyo proceso encuentra siempre un más
allá en conocimiento de la verdad universal, de los valores universales, del
uso del poder creador -potencialmente infinito- que le es inherente, y de los
objetivos de cooperación en la realización de la Gran Obra, en la expansión de
la Creación universal.
Todo este bagaje de realización cósmica se encuentra regido por los
planes trazados por el Gran Arquitecto del Universo en la Ley Cósmica, cuyo
soporte constituye cada uno de los valores universales.
Igualmente, en cada uno de los Espíritus de los cuatro reinos naturales
se encuentra una réplica exacta de la Conciencia del Ser Universal, en la cual
se expresa, por medio del lenguaje de los sentimientos relativos a los valores
universales, la misma Divinidad, en una acción pedagógica constante, y perenne.
Al mismo tiempo, toda expresión de vida es la única vida que existe: la
de la Divinidad. Por eso se habla que todo es UNO.
La Divinidad es voluntad y anhelo de ser a nivel universal, en la eterna
expansión de la Creación, y cada ser que emana a la conciencia individual, en
los cuatro reinos naturales, sin separarse de la Divinidad, y sin dejar de ser
la Divinidad.
Cada ser es el instrumento de ese anhelo de realización y la voluntad de
su expresión, en todas sus vertientes y variantes, desde un grado cero al
infinito, encontrando, como ya fue dicho, siempre un más allá sin límites de
ninguna naturaleza.
La Divinidad Universal jamás agotará el total del caudal de su potencial
realizador, y de sabiduría de los valores universales impresa en la ley cósmica
y en la conciencia de cada ser, o toda expresión de vida, en los cuatro reinos
naturales conocidos, y en los eventuales otros por conocer.
Es importante destacar que el Espíritu interactúa, simultáneamente, en
ambas dimensiones: Espiritual y física, en forma constante, aun cuando no tenga
conciencia objetiva de ello.
El fenómeno, de interrelación entre ambas dimensiones, se realiza por
medio de la facultad de desdoblamiento, o proyección espiritual.
Pero, lo que el Espíritu realiza en la dimensión espiritual no lo registran
los sentidos físicos, razón por la cual no conserva un recuerdo claro en la
conciencia objetiva.
Esto se explica por el viejo aforismo de que, lo que no pasa por los
cinco sentidos no se encuentra en la conciencia, cuyo primer exponente
fuera Aristóteles, y posteriormente, Francis Bacón. Empero, esto es,
únicamente, una verdad a media, ya que, muchas de las realizaciones, o
percepciones que el Espíritu realiza en esos breves intervalos, en la dimensión
espiritual, aunque sean de escasos segundos, las recuerda como intuiciones, o
ideas que les vienen a la mente sin saber de dónde las obtiene: Es decir,
sabe sin saber cómo ni porque sabe. De esa interrelación con el mundo
espiritual, obtiene, también, incontables inspiraciones, que no son más que
la comunicación de contenidos mentales de entes encarnados, o desencarnados,
comunicando pensamientos dentro del pensamiento, que aportan ideas que le
conducirán, a cada quien, al desarrollo de las mismas, o de orientación, o
guía, en la realización del propio trabajo. Homero es uno de los genios que
describió con precisión esta interrelación entre ambas dimensiones, tanto en la
Ilíada como en la Odisea. Es una faceta de la obra homérica que es preciso
profundizar. Platón, en el diálogo Ion, también desarrolla este tema en forma
admirable.
El Espíritu interactúa, como fue dicho, en ambas dimensiones: La
Espiritual y la física, simultáneamente.
Sería beneficioso que los seres humanos se abocasen al estudio serio y
profundo de las facultades del Espíritu, para optimizar esa interrelación. La
primera obra que estudia a fondo, en la historia de la humanidad, y con
conocimiento de causa, las facultades espirituales, es El Libro de las
facultades espirituales, del ilustre maestro de Lyon, Allan Kardec.
Quilón, el Lacedemonio, en el siglo VI antes de nuestra era, inscribió su
precepto, en Delfos: -“Hombre, conócete a
ti mismo, que el estudio propio del hombre no es conocer a Dios, sino conocerse
a sí mismo”. Mahoma, al inicio del siglo VII de nuestra era, acuño el aforismo:
-“Conócete, y conocerás a Dios”.
Cada ser debe centrar su atención en conocer su propio ser en los tres
entes que le conforman, con el fin de aprovechar al máximo su misión
existencial en la expresión física de la vida.
Se tendrá ocasión, a lo largo de estos comentarios exegéticos, y del
estudio de la obra que se comenta, de analizar a fondo, dentro de lo posible,
cada uno de los entes que conforman cada ser, o expresión de vida, en sus tres
elementos constitutivos: Espíritu, Alma y Cuerpo.
26.
Se puede concebir el espíritu sin la materia y la materia sin el Espíritu?
–“Sí,
ciertamente, con el pensamiento”-.
COMENTARIO EXEGÉTICO: Ciertamente, el
pensamiento es un atributo del Espíritu.
El Espíritu piensa en imágenes. Pensamientos e imágenes conforman ideogramas,
o cuadros mentales, que permiten la percepción del conocimiento.
La matriz de este conocimiento es la idea,
Al tener la idea ya se posee la base y el fundamento para desarrollar,
con mayor amplitud, el cuadro mental que conforma el conocimiento.
Las imágenes son percepciones del Espíritu, por observarlas, éste,
directamente, del lugar mismo en que se encuentra el conocimiento, o el objeto
de este. Esto ocurre bien sea que se encuentre en un lugar determinado, o en el
propio archivo espiritual de la persona, o en el archivo espiritual –en el
alma- de seres encarnados, o desencarnados, donde el Espíritu, en
desdoblamiento, o proyección espiritual, lee esa información.
Dicha información, o contenido mental, lo transfiere a la conciencia
objetiva, como intuición, en el acto de reincorporarse a la materia, o al
propio cuerpo.
Si el Espíritu, en desdoblamiento, o proyección espiritual, es capaz de
observar el objeto del conocimiento que percibe, también lo es para concebir, o
percibir, al Espíritu exento de materia, en la dimensión espiritual.
Esa percepción del Espíritu, al margen de la materia, efectuada por el
pensamiento, no es más que una observación efectuada directamente por el
Espíritu, con la visión espiritual, y no con el sentido físico de la vista, y
la capacidad de análisis por la lógica inductiva y deductiva.
Trasciende la visión física.
Al proyectarse el pensamiento al objeto que le ocupa la atención, y al
centrar la atención en el mismo, expande la conciencia perceptiva, y observa
directamente, ve con la visión del Espíritu, al Espíritu de otros seres, en la
dimensión espiritual.
Al retrotraerse a la materia, en la conciencia objetiva, le concibe como
una realidad.
La imagen de lo que vio la traduce en idea, ésta en pensamiento –o símbolo-,
y el pensamiento de la idea, en el que medita, o reflexiona, se traduce en
conocimiento.
Son concepciones de la realidad que se obtienen por intuición,
-percepción del propio Espíritu proyectado- o por inspiración –comunicación de
contenidos mentales por el pensamiento en el pensamiento, de un emisor a un
receptor.
Se sabe sin conocer porque se sabe, en un momento dado. La concepción por
conciencia perceptiva, es automática, efectuada sin el uso de la voluntad.
Es un dejarse ir hacia el objeto de los propios pensamientos, y estos se
proyectan –junto con el Espíritu, de quien constituyen un atributo- percibiendo
la realidad.
Se puede no solo concebir, sino ver objetivamente, la materia sin el
Espíritu. Por ejemplo, el cuerpo de un ser cuyo Espíritu ha desencarnado.
Empero, sería ese un cuerpo inerte, ya que la causa de la vida se
emancipó.
Pero, en sentido general, toda materia inerte, o cualquier tipo de
materia, aparentemente inerte, está imbuida de un Espíritu elemental de la
naturaleza, o de varios, cuando se conforman aleaciones.
Ver dentro de la materia, y más allá de ésta al Espíritu, es una
percepción que transciende a los sentidos físicos.
Es más fácil verlo en un ser humano, que en los demás seres de los
restantes reinos naturales: animal, vegetal y mineral.
Pero, en cada reino natural, cada cuerpo, y expresión de vida, y cada
elemento, se encuentra conformado por tres entes básicos, y claramente
definidos: Espíritu, Alma y cuerpo.
Aún en ese cuerpo del que se ha separado el Espíritu, percibir esa
separación, precisa una concepción efectuada a nivel de los pensamientos.
A través de los pensamientos, proyectados en el espacio y en el tiempo,
se percibe la realidad inherente. Esta trasciende a los propios pensamientos,
que constituyen la fuente de los ideogramas que canalizan el conocimiento.
Esa es la razón por la cual se afirma, constantemente, que es preciso ver
más allá de las apariencias para observar la realidad, en su esencia.
Por otra parte, para concluir, es preciso destacar que no es posible concebir la materia sin Espíritu, ya que, en los cuatro reinos naturales, toda materia, así como expresión de vida, está animada por su respectivo Espíritu. Es decir, viendo más allá de las apariencias, no existe materia sin Espíritu, en ninguno de los reinos naturales conocidos ni por conocer.
Por otra parte, para concluir, es preciso destacar que no es posible concebir la materia sin Espíritu, ya que, en los cuatro reinos naturales, toda materia, así como expresión de vida, está animada por su respectivo Espíritu. Es decir, viendo más allá de las apariencias, no existe materia sin Espíritu, en ninguno de los reinos naturales conocidos ni por conocer.
27.
De tal modo, habrían dos elementos generales en el universo: la
materia y el Espíritu?
-“Sí, y,
por encima de ellos, Dios, Creador de cada cosa. Es aquí el principio de todo
cuanto existe, la triade del universo. Empero, al elemento materia es preciso
agregar el fluido universal, que constituye la parte intermedia entre el Espíritu
y la materia propiamente dicha, la cual es muy densa para que el Espíritu pueda
actuar directamente sobre ella. Este fluido, aunque, en cierto modo, haya que
considerarlo como parte del elemento material, se diferencia por algunas
propiedades especiales. Si este fluido fuese materia, no habría razón para no
suponer como tal también al Espíritu. Se encuentra entre el Espíritu y la
materia; es fluido, como la materia es materia, y, por las innumerables
combinaciones con ésta, bajo la acción del Espíritu puede producir una infinita
variedad de cosas, de las cuales vosotros solamente conocéis una pequeñísima
parte. Este fluido universal o cósmico, o primitivo, o elemental, como el
agente de quien se sirve el Espíritu, es el principio sin el cual la materia
quedaría en estado de perpetua disolución, y no conquistaría jamás los
caracteres que le dan la gravedad”-.
Este
fluido sería, quizá, aquel que nosotros definimos con el nombre de
electricidad?
-“Hemos
dicho ya que puede producir innumerables combinaciones. Los agentes físicos que
vosotros denomináis fluido eléctrico y
fluido magnético, son simples modificaciones del fluido cósmico, el cual,
propiamente hablando, no es sino materia más noble, más sutil que la propiamente
denominada así”-.
COMENTARIO EXEGÉTICO: Quizá sería más
propicio decir: Espíritu, Alma -elemento de enlace- y Materia, -condensación
de energía-.
El Espíritu, como emanación de la Divinidad, sin separarse de la
Divinidad y sin dejar de ser la Divinidad, en cada expresión de vida, en los
cuatro reinos naturales conocidos, y en los que, eventualmente, aún queden por
descubrirse.
Podríamos imaginar tres dimensiones claramente definidas, o determinadas:
La primera, la de la Divinidad, separada por una tenue barrera, que no es
otra cosa que una diferenciación vibratoria. Es decir, un nivel absoluto. Esa
barrera podría imaginarse como una pared divisoria entre una dimensión y la que
le sigue.
La segunda: El Alma Universal. En la que emana la Divinidad a la
conciencia individual tantas veces como sea necesario en la eterna expansión de
la Creación universal. Es el elemento de enlace entre la Divinidad y el ser
emanado a la conciencia individual, en los cuatro reinos naturales. Además, es
el hábitat, o la dimensión espiritual en que se desenvuelve
el Espíritu, mientras se encuentre en estado de Espíritu. Es lo que se denomina
fluido universal en la respuesta dada a la pregunta que comentamos. Es
un departamento intermedio entre la dimensión de la Divinidad y la de la
materia, que se analizará en el epígrafe siguiente. Hay una puerta de
entrada de una dimensión a otra y es la del alma.
En la dimensión del Alma Universal existen una inmensa variante de
Espíritus emanados a la conciencia individual, tantos como Espíritus existen en
los cuatros reinos naturales, y con gradaciones de estados de conciencia que
varían del cero grado al infinito, aunque jamás se agotará el infinito ascensional
de la espiral evolutiva.
En el Alma Universal, cada Espíritu emanado a la conciencia individual,
adquiere su propia alma individualizada. Es como decir, “su hogar personal” en
el entorno cósmico, ubicado en el “lugar” en que adquirió conciencia
individualizada. Constantemente se reubicará de acuerdo con sus estados, y
grados, de conciencia, según su suma existencial, o densidad espiritual, regido
por la ley de afinidad y las leyes que les son interrelacionadas: Amor,
afinidad, justicia, igualdad y compensación, entre otras. Es como decir: -“Donde
amas, allí está tu Espíritu y hábitat”. El grado de amor es el que ubica, o
reubica, el hogar personal, en el eterno viaje de retorno a la fuente
universal.
La tercera: La materia. Es condensación de la energía de acuerdo al grado
vibratorio de los Espíritus elementales de la naturaleza. Esta dimensión es la
que sirve de manifestación física a los demás reinos de la naturaleza: el
humano, el animal y el vegetal.
Cada reino utiliza su propia e inherente combinación de la materia, de
acuerdo al fin que le corresponde en el contexto de todas las cosas y a la
naturaleza misma del Espíritu, en cada uno de estos reinos naturales.
Por cada tipo de materia fundamental, específica, existe un
Espíritu elemental, o la cooperación de un conjunto de ellos, simultáneamente,
de acuerdo con las leyes de la física, de la química, y de la ley cósmica, en
general.
28.
Por cuanto el Espíritu es, también él, alguna cosa, no sería más
exacto y menos vago denominar a estos dos elementos generales materia inerte y
materia inteligente?
-“Las
palabras nos importan poco, a nosotros; precisad vuestro lenguaje de modo que
os podáis entender. Vuestras disputas provienen casi siempre por estar en
desacuerdo sobre el significado de los vocablos, por ser vuestra capacidad insuficiente para expresar las cosas que dejan
de entrar dentro de la percepción de vuestros sentidos”-.
Un hecho
evidente domina todas las hipótesis, el cual es que vemos, por una parte, la
materia no inteligente; por la otra, un principio inteligente que no depende de
la materia. Pero, cuáles son el origen y las conexiones de estas dos cosas, lo
ignoramos. Si tenemos o no un origen común, o puntos de contacto necesarios; si
la inteligencia existe de por sí, o es solamente una propiedad, un efecto; si
ella, según la opinión de algunos, es una emanación de la Divinidad; lo
desconocemos. Materia e inteligencia nos parecen diferentes, por lo cual las
vemos como dos principios que constituyen el universo. Por encima, además, de
cada cosa, vemos una inteligencia que domina todas las demás, las gobierna, y
se distingue por sus atributos esenciales; a esta inteligencia suprema, la
denominamos Dios.
COMENTARIO
EXEGÉTICO: La materia y el Espíritu, constituyen partes de dos
dimensiones diferentes: La física y la espiritual. Ya se ha estudiado como la
materia es condensada a partir de la energía por el respectivo Espíritu
elemental de la naturaleza. Por ejemplo: El hierro, la plata, el oro, el plomo,
el estaño, entre otros elementos.
Viendo más allá de las apariencias, en la materia inerte existe un estado
vibratorio constante, que es el del Espíritu que lo trae a la manifestación
física, y lo mantiene en ese estado. Es una energía en constante movimiento. Al
separarse el Espíritu de la materia, se efectúa un proceso de desintegración de
la misma y la energía que la conformaba retorna al depósito universal. El
Espíritu, a su vez, queda libre de la materia y automáticamente se encuentra en
la dimensión espiritual, en la frecuencia vibratoria que le es inherente.
En cuanto a la materia inteligente, lo es, en los cuatro reinos
naturales, por el atributo de la inteligencia que posee el Espíritu que la
anima, en determinado ser de los cuatro reinos naturales.
Todo el maravilloso proceso inteligente que realiza la materia, en
cualesquiera de sus formas: mineral, vegetal, animal y humana, se lleva a cabo
por la programación espiritual que se encuentra en el alma, como elemento de
enlace, entre el Espíritu y el cuerpo y por la dirección del Espíritu en
calidad de conductor. La diferencia entre las manifestaciones inteligentes en
cada ser de los cuatro reinos naturales, se deben a las variaciones en el
desarrollo de las aptitudes del respectivo Espíritu.
Estas variaciones en el grado de expresión de la inteligencia, entre un
ser y otro de la misma especie, se debe a la desigualdad en el nivel evolutivo,
o estado de conciencia, del Espíritu en cuestión.
Cada Espíritu tiene su propia historia. Si ha evolucionado más, lo
expresará en el mayor desarrollo de sus aptitudes. Por supuesto, esas
aptitudes, que constituyen capacidades de ver, comprender, hacer o dejar de
hacer, entre otras cosas, denotan, claramente, esa diferencia evolutiva.
En toda materia inteligente, lo que se expresa es la inteligencia del
Espíritu que la anima.
A su vez, toda inteligencia individualizada, es el mismo atributo divino
que posee el Ser Universal, o Divinidad.
PROPIEDAD DE LA MATERIA:
29.
La ponderabilidad es atributo esencial de la materia?
-“De la
materia tal como vosotros la entendéis, sí; empero, no de la materia
considerada como fluido universal. La materia etérea y sutil, que forma este
fluido, cualesquiera sea el principio de vuestra materia pesante, es para
vosotros imponderable”-.
La gravedad es una propiedad relativa: si no
hubiese la atracción de los mundos no habría peso, como no habría alto ni bajo.
COMENTARIO EXEGÉTICO: La ponderabilidad
de la materia significa que tiene peso, es decir: se puede pesar. Es la
propiedad de la materia que determina que todo cuerpo esté sujeto a las leyes
de la gravitación.
El peso de un cuerpo equivale a la fuerza con que es atraído hacia el
centro de la tierra.
A medida en que un cuerpo se desplaza desde el ecuador hacia los polos,
su peso aumenta.
Igualmente, el peso de los cuerpos disminuye hasta anularse, al alejarse
de la tierra y llegar a una zona denominada: No gravitacional.
Al mismo tiempo, le hace susceptible a la atracción recíproca con otros
cuerpos.
Dado que existe una materia más depurada como la del alma, o periespíritu,
que es, pese a todo, materia quintaesenciada, fluídica, evidentemente su
ponderabilidad le hace susceptible de estar sujeta a otro tipo de fuerza
gravitacional. Por ejemplo, utilizando al alma como vehículo, el Espíritu puede
desplazarse a la velocidad del “pensamiento”. La depuración del alma puede
permitir al Espíritu encarnado una mayor percepción de la dimensión espiritual.
O, proyectarse a mundos más evolucionados donde impera un nivel de frecuencia
vibratoria acorde con un alma más depurada.
Evidentemente, la depuración del alma va acorde con la del Espíritu,
quien incide a que la misma se manifieste, también, en su cuerpo, como mayor
belleza o suavidad en los rasgos físicos.
Esta depuración del alma, como materia quintaesenciada, equivale a la
suma espiritual acumulada por el Espíritu en sus incontables existencias
materiales, en el planeta tierra, y en incontables otros mundos en que haya
vivido.
Esa suma existencial ubica, o reubica, al Espíritu, en el orden cósmico
que le corresponde, en el contexto de todas las cosas, regido por la ley de
afinidad.
En ese nivel, la fuerza de atracción, o de repulsión, que se opera a
nivel del alma, y del Espíritu, se interrelaciona a partir de los pensamientos,
sentimientos, emociones, vibraciones, aura espiritual, y sensibilidad
espiritual-anímica, que le circunscribe a esferas mentales-espirituales
determinadas.
Todo va parejo: depuración espiritual-anímica, que incide en los
pensamientos, sentimientos, deseos, palabras, actos y práctica de todas las virtudes.
Se va pasando, gradualmente, a esferas mentales donde imperan niveles más
depurados de Espíritus, en sus respectivos vehículos anímicos, o
peri-espirituales.
La ponderabilidad
es la propiedad de la substancia que conforma los distintos cuerpos, en la
naturaleza, que le hace susceptible de tener peso, densidad y solubilidad.
Dichos cuerpos pueden encontrarse, en un momento dado, en estado sólido,
líquido o gaseoso. Y, por supuesto, en una variedad de estados, aún por
conocer.
Hasta los pensamientos son considerados cosas, los cuales se encuentran
sujetos a la ley de atracción y de repulsión.
El Espíritu piensa en imágenes, y éstas están, igualmente, sujetas a la
ley de atracción y repulsión.
Los sentimientos, también están sujetos a las mismas leyes de atracción y
repulsión. Es la fuerza que les impele, en algún grado, un determinado tipo de
materia, o simplemente, energía?
Ya se ha visto, en otra parte, como las vibraciones del Espíritu
condensan la energía y manifiestan determinadas expresiones físicas a nivel de
los Espíritus elementales de la naturaleza. Empero, la ley rige en los cuatro
reinos naturales, en las dimensiones espiritual y física.
La ciencia ha determinado otras propiedades de las substancias que
conforman los cuerpos, como son:
A) Forma,
color, sabor, olor, impenetrabilidad, inercia, indestructibilidad,
divisibilidad, organolépticas (apreciadas por los sentidos físicos), por su
impresión al tacto, sonido, y propiedades químicas, que determinan acciones
sobre otras substancias como descomposiciones y combinaciones, entre otras.
B) Otras
propiedades son:
1) Masa,
volumen, longitud y capacidad.
2) Peso
específico, dureza, índice de refracción y coeficiente de solubilidad.
30.
-La materia consta de uno solo, o de más elementos?
-“El
elemento primitivo es uno solo. Los cuerpos, que vosotros consideráis como
sencillos, no son elementos verdaderos, sino modificaciones y transformaciones
de la materia primitiva”-.
COMENTARIO EXEGÉTICO: La fuente
energética universal es una sola. Se ha mencionado, en diversas ocasiones, como
los Espíritus elementales de la naturaleza, a partir de la energía, y de
acuerdo a su propia índole y frecuencia vibratoria, condensan la energía y la
manifiestan en materia, en la extensa gama de elementos conocidos y por
conocer.
De ahí en adelante, de acuerdo a la ley cósmica, y a las respectivas
leyes de la física, de la química y de la biología, entre otras, se manifiestan
todas las variantes de la materia, en todas las vertientes posibles, de acuerdo
con los planes trazados por el Gran Arquitecto del Universo.
De la misma tierra cada especie vegetal extrae su respectivo fruto, o
substancia. Esa tierra, aparentemente uniforme, estaba conformada por múltiples
elementos y substancias. Hay una inteligencia rectora, en cada elemento y
substancia, que realiza ese trabajo, evolucionando ad infinitum en el proceso.
La energía cósmica, siendo la misma y única, aparentemente, contiene la esencia de todas las
variables posibles, sin límites de ninguna clase. Es el trabajo de cada
Espíritu, en los cuatro reinos naturales, que realiza esa labor, cada quien en
su respectiva esfera mental, en la infinita espiral evolutiva. Cada uno de los
cuatro reinos sirve de soporte para todos los demás, tanto en la dimensión
física como en la espiritual.
Esa energía
cósmica, pese a ser la misma, no contiene en sí misma toda la infinita gama
vibratoria?
De ser así, cada
uno de los Espíritus elementales de la naturaleza, al vibrar en su respectiva
frecuencia, no extraería, de la misma energía universal, la que más, o mejor,
se adapta a su propia frecuencia vibratoria?
Cada Espíritu de los cuatro reinos naturales se encuentra ubicado, en la
dimensión espiritual, en su propia frecuencia vibratoria; es a partir de ese
nivel vibratorio, en la eterna e infinita escala vibratoria del universo, que
cada Espíritu elemental condensa la energía y la manifiesta en la dimensión
física de la vida, base y soporte para la manifestación de los otros tres
reinos naturales. De igual manera, para todas las gamas de combinaciones
físicas, químicas y biológicas.
En Radiestesia se sabe medir, con el instrumento pendular, el tono
vibratorio de cada persona, animal, vegetal o elemento mineral, y ubicar, de
esta manera, a cada quien, por su tono vibratorio, en el respectivo grado, en
una circunferencia, entre el cero y los 360 grados. Con mayor detenimiento
prospectivo, se ubicaría, también, a cada quien, en un círculo-nivel diferente,
en la espiral evolutiva.
Es a partir de ese tono vibratorio específico, de cada persona, animal, vegetal o
sustancia determinada, que el
radiestesista realiza su trabajo de prospección, con precisión
matemática.
Podríamos concluir que cada Espíritu elemental, al igual que los demás
Espíritus en los restantes reinos naturales, emprenden un camino a partir
del grado cero de manifestación perceptiva, comprensiva y realizadora de la
conciencia, que se va expandiendo por medio de la experiencia que va
adquiriendo por medio de la satisfacción de las necesidades y la realización de
los deseos y de los objetivos existenciales. Empero, en el eterno camino de
Retorno del ser individual, en
los cuatro reinos naturales, al
Ser Universal, cada Espíritu elemental va manifestando, a partir de la condensación de la
energía, el respectivo elemento
que le es inherente, en una materia más depurada, y sutil, (menos densa, hasta más
trasparente, en algunos casos) tal
como debe estar manifestada en los mundos inmensamente más evolucionados que el
Planeta Tierra.
Esto marcaría un proceso evolutivo, de ascenso en los estados y grados de
conciencia, de cada Espíritu elemental, perfeccionando su trabajo de
manifestación "elemental" en la dimensión física, siempre en un mejor
nivel de depuración, y perfección.
Es decir, en un proceso evolutivo paralelo en los cuatro reinos de la
naturaleza, en el cual cada reino se prepara para servir de soporte en el
siguiente nivel, en la infinita escala de la polarización alquímica-espiritual del universo.
Es la infinita expansión de la Creación universal hacia mejores niveles
de expresión de la Conciencia de la Divinidad en cada ser de los cuatro reinos
de la naturaleza.
Si se pudiese comparar el elemento hierro del planeta tierra con el de un
mundo inmensamente más evolucionado, se observaría, seguramente, un estado de depuración, o
cualidades inherentes al hierro más desarrolladas, para adecuarse a la realidad
de aquel mundo.
Esto indicaría que ese elemento hierro, al igual que los seres humanos de aquel mundo, también
evolucionaron, adquiriendo mejores y más elevados niveles de conciencia, ya que
todos los seres emanan a la conciencia individual, a partir de la Divinidad, en
grado cero. Recordemos: En grado cero de manifestación, pero poseyendo en grado
infinito, potencialmente hablando, todos los atributos divinos y poder creador
de la Divinidad, que los va expresando, en grado equivalente, en la medida que
afronta necesidades, o situaciones por resolver, deseos y objetivos por
realizar. Si persiste en la
acción, expresará el conocimiento necesario y el poder para resolver toda
situación, en cada caso, aunque tenga que repetir la acción miles de veces,
hasta que adquiera el dominio suficiente para hacerlo bien, por la experiencia
y el desarrollo de la aptitud perceptiva, comprensiva y realizadora, en un
determinado nivel, o estado de conciencia, para luego pasar al siguiente. Es
la eterna polarización que se manifiesta en los cuatro reinos naturales.
En cada nuevo mundo en que esa extensa familia de Espíritus elementales
participe, lo harán a partir del grado de progreso evolutivo alcanzado en el
mundo anterior. En cada mundo, cada ser de los cuatro reinos naturales
alcanza un determinado grado de progreso, o estado de conciencia.
Si esto no fuera
así, a qué serviría todo ese inmenso trabajo que despliega cada ser, en los
otros tres reinos naturales?
31.
De donde provienen las diversas propiedades de la
materia?
-“De las
modificaciones, a las cuales las moléculas elementares están sujetas para su
unión y en determinadas circunstancias”.
32.
Entonces, los sabores, los olores, los colores, el sonido, las
cualidades benéficas y saludables de los cuerpos, -no serían más que
modificaciones de una misma sustancia primitiva?
-“Sí,
ciertamente, y no existen más que por la disposición de los órganos destinados
a percibirlos”-.
Este principio está demostrado por el hecho de que
no todos perciben en el mismo modo las cualidades de los cuerpos: uno encuentra
una determinada cosa agradable a su gusto, otro la encuentra desagradable;
algunos ven azul lo que otros ven rojo; lo que es veneno para unos es inocuo, e
incluso saludable, para otros.
33.
La misma y única materia elemental se encuentra en condiciones de
recibir todas las modificaciones y de adquirir todas las propiedades?
-“Sí, y
es en este sentido que debéis interpretarnos, cuando decimos que el todo está
en el todo (*).
El oxigeno, el hidrógeno, el nitrógeno, el carbono y todos los cuerpos que nosotros consideramos
como simples, no son más que modificaciones de una misma sustancia primitiva.
Pero, como es imposible llegar a ésta más que con el pensamiento, estos cuerpos son para nosotros verdaderos
elementos, y podemos, sin ningún prejuicio, considerarlos como tales hasta
nuevas disposiciones.
Esta teoría, pareciera
dar razón quienes opinan que en la materia solamente existen dos propiedades
esenciales: la fuerza y el movimiento, y piensan que todas las otras
propiedades son simples efectos secundarios, los cuales varían según la
intensidad de aquella y la dirección de éste.
34.
Las moléculas tienen una forma
determinada?
-“Sin duda tienen una forma; pero, vosotros no
podéis percibirla”-.
Esta forma es constante, o variable?
-“Constante para las moléculas elementares primitivas; variables para las moléculas
secundarias, las cuales no son más que aglomeraciones de las primeras, por
cuanto lo que vosotros llamáis molécula,
está todavía lejos de ser una molécula
elemental”.
ESPACIO
UNIVERSAL
35.
El espacio universal es infinito, o
limitado?
-“Infinito. Si tuviese límites, qué habría más allá?
Bien sé, que esto confunde vuestra razón; pero, ella misma os dice que no puede
ser de otra manera. Así es el infinito en cada cosa. No es de vuestro pequeño
mundo comprenderlo”-.
Suponiendo un límite en
el espacio, por cuanto lejano pueda concebirlo el pensamiento, la razón dice
que más allá de este límite debe existir algo, y de esta manera de grado en
grado hasta el infinito, por cuanto este algo, aunque fuese el vacío absoluto,
sería siempre espacio.
36.
Existe el vacío absoluto en algún punto
del espacio?
-“No. Lo que es vacío para vosotros, se encuentra
ocupado por una materia que escapa a vuestros sentidos y a vuestros
instrumentos”-.
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