INSATISFACCIONES Y ALEGRÍAS
EN LA DIMENSIÓN ESPIRITUAL
Autor: Allan Kardec
Versión castellana y comentarios exegéticos:
Giuseppe Isgró C.
La Nada. Vida Futura. Intuición de las Insatisfacciones y de las Alegrías en la Dimensión Espiritual. Intervención de Dios en las Sanciones y en las Compensaciones. Naturaleza de las Insatisfacciones y de las Alegrías en la Dimensión Espiritual. Sanciones temporales. Expiaciones y Arrepentimiento. Duración de las Sanciones en la Dimensión Espiritual. Reencarnación del Espíritu. Paraíso, Infierno, Purgatorio. Pecado original.
LA NADA. VIDA FUTURA
1. Por qué el ser humano aborrece, instintivamente, la nada?
-“Porque la nada no existe”-.
2. De qué proviene, en el ser humano, el sentimiento instintivo de la vida futura?
-“Lo hemos ya dicho: antes de encarnarse, el Espíritu la conocía; en el archivo espiritual de su alma, conserva una remembranza de lo que sabe y ha visto en la dimensión espiritual”-. (Ver Nº 393).
En cada época, el ser humano se ha ocupado de su porvenir en la dimensión espiritual, y esto es muy natural. Por cuanto peso él le de a la vida presente, no puede considerar cuanto ella sea breve y precaria, ya que puede ser truncada en cualquier momento, por lo que, nadie está seguro del mañana. Qué será de él después del instante fatal? La cuestión es grave, por cuanto no se trata de breve tiempo, sino de la eternidad. Quien debe pasar algún año en un país extranjero piensa y repiensa en la condición en que se encontrará. Cómo, entonces, dejamos de ocuparnos, de aquella en que, nosotros, nos encontraremos cuando hayamos dejado esta dimensión?
La idea de la nada repugna a la razón. El ser humano, aún el más despreocupado, llegada la hora suprema, se pregunta a sí mismo, en lo que se convertirá, e involuntariamente, espera. Creer en Dios sin admitir la vida futura sería una paradoja. El sentimiento de una existencia mejor se encuentra en la conciencia de todos los seres; esto significa que Dios no lo ha colocado allí en vano.
La vida futura implica la conservación de nuestra individualidad después de la desencarnación. Y, en verdad, qué importancia tendría sobrevivir al cuerpo, si nuestra esencia moral debería perderse en el océano infinito? Sería lo mismo, para nosotros, que caer en la nada.
INTUICIÓN DE LAS INSATISFACCIONES Y DE LAS ALEGRÍAS EN LA DIMENSIÓN ESPIRITUAL
3. De qué se deriva la creencia que tienen todos los pueblos, en las penas y en las recompensas futuras?
-“Del presentimiento de la realidad, que el Espíritu trae consigo al encarnarse. Sabed que no en vano os habla una íntima voz, y es un error no prestarle suficiente atención. Si la escucháis bien, muy rápidamente os convertiréis en mejores”-.
4. En el momento de la desencarnación, cuál es el sentimiento que domina en el mayor número de seres humanos? Es la duda o la esperanza?
-“La duda en los escépticos obstinados; el temor en los malvados; la esperanza, en los buenos”-.
5. Cómo es que existen escépticos, desde el momento en que el Espíritu tiene innato el sentimiento de las cosas espirituales?
-“Los hay en menor número de cuanto se pueda creer; muchos se demuestran como espíritus fuertes, por orgullo; pero cuando están próximos a la desencarnación, pierden la serenidad y la seguridad que ostentaban y buscan la fe”-.
Nuestros actos son los responsables de lo que resulte nuestra vida futura. La razón y la justicia nos dicen que en los beneficios del bien a los cuales todos aspiramos, los buenos y los malvados no deben ser tratados de análoga manera. Dios no puede querer que algunos gocen, sin mérito alguno, de aquella felicidad a la cual otros no llegan sino en virtud de esfuerzos y de perseverancia.
El concepto que Dios nos da de la justicia y de su bondad, con la sabiduría de sus leyes, no nos permite creer que el justo y el malvado sean iguales a sus ojos, ni de dudar de que, cada quien, recibirá, respectivamente, la recompensa del bien, y el castigo del mal hecho, según el caso. Y, el sentimiento innato que tenemos de la justicia nos permite la percepción intuitiva de las penas y de las recompensas futuras.
INTERVENCIÓN DE DIOS EN LAS SANCIONES Y EN LAS COMPENSACIONES.
6. Se ocupa Dios de cada ser humano? No es demasiado grande la diferencia entre su grandeza y la pequeñez humana para que cada individuo particular tenga importancia para él?
-“Dios provee a todos los seres que han emanado de Él, por cuan pequeños seamos. Su bondad no tiene límites”-.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC: Cada ser, en los cuatro reinos naturales, emana del Creador Universal, como un instrumento de su voluntad. El uno es anhelo de ser y ley cósmica; el otro, es la expresión de ese anhelo, en el cumplimiento de esa ley cósmica, para realizar la gran obra de la Creación. No solamente se ocupa del ser humano; lo hace con cada uno de los seres en los demás reinos naturales, incluyendo el mineral. Quién dijo que es pequeño el ser humano? Es una emanación de la misma naturaleza espiritual del Creador, dotado de sus mismos atributos y de un poder creador, con infinita potencialidad, tanto en percepción como en acción, en el eterno ahora. Se conoce el ser humano a sí mismo para percibir su grandeza? Si se conociese, no pensaría que es pequeño. Es tal como emanó del Creador y con una misión y un plan, que es el plan de Él. No es poca cosa ni de poco peso. Teniendo el ser humano una conciencia que es la réplica de la de Él, en ella están encerrados los atributos divinos, equivalentes a cada valor universal, y por medio de los sentimientos análogos a cada valor, Él se expresa en la conciencia de cada ser, en los cuatro reinos naturales, con el conocimiento oportuno del qué, del cómo, del quién, del cuándo, del cuánto, del dónde y del por qué, y con la energía creadora, que le impulsa o le frena, según las circunstancias. Por medio de la ley cósmica impresa en la conciencia del ser, Él realiza la gran obra universal en perfecta coordinación con cada ser.
7. Sigue Dios cada uno de nuestros actos para recompensarnos, o sancionarnos?
-“Él tiene sus leyes, que los regulan; si las violáis es culpa vuestra. Si un ser humano comete un exceso, Dios, ciertamente, no pronuncia una sentencia en contra de él para decirle, por ejemplo: -“Tú fuiste intemperante, y ahora te castigaré”. Él ha trazado un límite; las enfermedades, y, con frecuencia, la desencarnación, son la consecuencia de los excesos. Este es el castigo, es decir, el resultado de la infracción de la ley. Así ocurre en todo”-
Cada una de nuestras acciones está sujeta a la ley de Dios: aún cuando nos parezcan de poca importancia, puede constituir una violación. Si después nos toca asumir las consecuencias de esta violación, no debemos culpar más que a nosotros mismos, por cuanto, de esta manera, somos los artífices de nuestro propio bien, o del mal futuro. Esta verdad se hace evidente en el apólogo siguiente.
Un padre, que le ha dado al hijo la educación y la instrucción, es decir, los medios para saberse comportar, le cede, para que los cultive, un campo, y le dice: -“Esta es la regla que hay que seguir y todos los instrumentos necesarios para rendir fértil este terreno, y estructurar tu subsistencia. Tú tuviste de mí la instrucción que basta para comprender esta regla, si la sigues, tu campo será muy productivo, y te procurará el reposo en la edad avanzada; si no la sigues, no te producirá nada, y pasarás necesidad”. Dicho esto, le deja actuar a su manera.
No es verdad, quizá, que aquel campo producirá en razón de los cuidados puestos en cultivarlo, y que, cada negligencia será en detrimento de la cosecha? El hijo, estará, por lo tanto, en la edad avanzada, feliz, o insatisfecho, según que haya seguido o descuidado la regla que el padre la había trazado.
Ahora, Dios, también es más previsor, por cuanto nos advierte a cada paso, si hacemos bien o mal, y nos envía los Espíritus a aconsejarnos: peor para nosotros si no les escuchamos. Y, todavía, existe esta diferencia: que Dios concede siempre, al ser humano, con nuevas existencias, el medio de reparar sus propios errores, mientras que al hijo del relato, si ha empleado inadecuadamente su tiempo, no le queda ninguno.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC: Dentro de la conciencia de cada ser existe una hoja de vida que representa el equivalente a una hoja de cálculo electrónica, en la cual cada registro suma, resta, divide y multiplica cantidades que, en forma automática, afectan el saldo total. En cada persona, ese saldo representa la SUMA EXISTENCIAL, el gran total de vida. El programa que rige el proceso, desde cada asiento hasta el resultado final, está basado en las leyes de afinidad, de justicia, de igualdad y de compensación. Es decir, cada acto es pesado en la balanza de la justicia, cuyos platillos son la ley de igualdad y la de compensación. Todos los seres son iguales en la ley y ante ella; cada acto es pesado, y compensado, en la respectiva polaridad positiva o negativa: o suma o resta, en el saldo existencial. El resultado, es decir, la suma existencial, otorga un poder de acción o de pasividad, y de acuerdo al respectivo saldo es ubicado, o reubicado, cada ser, en el orden que le corresponda, del cero al infinito. De manera, que, es un proceso automático e instantáneo.
NATURALEZA DE LAS INSATISFACCIONES Y DE LAS ALEGRÍAS EN LA DIMENSIÓN ESPIRITUAL
8. Las insatisfacciones y las alegrías del Espíritu después de la desencarnación, son de naturaleza material?
-“El buen sentido indica que no, por cuanto el Espíritu no es materia. Aquellas insatisfacciones, así como las alegrías resultantes, no tienen nada de carnal, y todavía son mil veces más intensas de las que probáis en la tierra, porque el Espíritu desencarnado es más impresionable, por cuanto la materia no embota más sus sensaciones”-. (Ver Nº 237 y 257).
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC: Las sensaciones son experimentadas a nivel físico, cuando el Espíritu se encuentra encarnado. El Espíritu experimenta sentimientos, en su conciencia, las cuales, se traducen, en el alma, como emociones. Estando encarnado, el ser, conformado por Espíritu, alma y cuerpo, experimenta las tres vertientes de un mismo valor, simultáneamente: sentimientos, emociones y sensaciones. Encontrándose en la dimensión espiritual, experimentaría, únicamente, sentimientos y emociones. Por lo cual, cualquier estado espiritual en que se encuentre, se reflejará, simultáneamente, como sentimiento, a nivel de Espíritu, y, emoción, a nivel del ama. Recordemos que, en la dimensión espiritual, el Espíritu está dotado del alma, que le sirve de vehículo y de archivo espiritual; esto último, equivalente al disco duro de un ordenador. Empero, el operador, que es el Espíritu, refleja todo el progreso acumulado en toda su trayectoria, como APTITUD, o estado de CONCIENCIA, es decir: capacidad de sentir en determinado grado en cualesquiera de los sentimientos equivalentes a los valore universales, como atributos divinos, en ambas polaridades; de hacer, o dejar de hacer; de percepción, visión y comprensión-
9. Por qué razón, el ser humano, con frecuencia se hace una idea tan rudimentaria y absurda de las penas y de los goces de la vida futura?
-“Por qué su inteligencia no es, todavía, muy desarrollada. El niño comprende, quizá, como el adulto? Por otra parte, la cosa depende, también, de lo que le han enseñado; es de ahí que debe comenzar la reforma. Vuestro lenguaje defectuoso no puede exprimir lo que está fuera de vuestro alcance, por lo cual, se precisan analogías, de las cuales percibís imágenes y figuras por la realidad; pero, a medida que el ser humano se instruye, su pensamiento comprende mejor las cosas que la palabra no logra expresar bien”-.
10. En qué consiste la felicidad de los buenos Espíritus?-“En conocer todas las cosas y en no tener ni odio, ni celos, ni envidia, ni ambición indebida, ni alguna de aquellas pasiones que producen insatisfacciones en los seres humanos. El amor que les une, es, para ellos, fuente de suprema felicidad. No prueban ni las necesidades, ni los sufrimientos, ni las angustias de la vida material. Disfrutan del bien que hacen, por cuanto la felicidad de los Espíritus es siempre proporcional a su elevación. Es verdad que, únicamente los Espíritus puros disfrutan la felicidad suprema; pero, tampoco los demás son infelices; entre los malvados y los perfectos hay una infinidad de grados, en los cuales los goces son relativos a su estado moral. Quienes se encuentran muy progresados comprenden la felicidad de los demás, que los preceden, y aspiran a ella; pero esto es para ellos un motivo de emulación, no de celos; saben que depende de ellos mismos alcanzarla, y trabajan con esta finalidad, con la tranquilidad de la buena conciencia, felices de no tener que sufrir como lo hacen los de menor progreso”-.
11. Vosotros señaláis la ausencia de las necesidades materiales en el número de las condiciones para la felicidad de los Espíritus; pero, la satisfacción de estas necesidades no es, para el ser humano, origen de placer?
-“Sí, pero de placeres materiales, que, cuando no los podéis satisfacer, experimentáis importante desasosiego”-.
12. Cómo hay que entender las frases, que los Espíritus puros están reunidos en el seno de Dios, y ocupados en cantarles alabanzas?
-“Estas son alegorías para expresar que ellos ven y comprenden la perfección divina; pero que no deber ser tomadas al pie de la letra, como muchas otras. Todo, en la naturaleza, desde el grano de arena al sistema de mundos, canta, vale decir, proclama la potencia, la sabiduría y la bondad de Dios; pero, no creáis que los Espíritus superiores están en eterna contemplación; esta sería una dicha pueril y monótona, y, peor aún, la del egoísta, porque su existencia resultaría de una inutilidad sin término. No más sujetos a las tribulaciones de la existencia corpórea, lo que no es poca felicidad, crecen y saben todas las cosas, y ponen al servicio del progreso de los demás Espíritus el desarrollo de su inteligencia. Esta es su ocupación, que constituye, al mismo tiempo, el instrumento de su felicidad.
13. En que consisten los sufrimientos de los Espíritus inferiores?
-“Son tan variados como las causas que los han producido, y proporcionados al menor grado de progreso, al igual que los goces, equivalen a los de mayor nivel. Podrían compendiarse de esta manera: Darse cuenta de que le falta para ser felices, y no poder distinguirlo; ver la felicidad y no participar de ella; lamentación, envidia, rabia y desesperación por lo que le impide de ser dichosos; remordimientos y ansiedad moral indefinible. Tienen el deseo de todos los bienes, pero no los pueden satisfacer, torturándose por ello”-.
14. La cercana influencia de los Espíritus desencarnados es siempre buena?
-“Siempre buena la de los buenos Espíritus, se sobreentiende; pero los Espíritus inferiores buscan distraer de la vía del bien y del arrepentimiento a quienes consideran adecuados para dejarse arrastrar, y que, frecuentemente, condujeron al mal durante la existencia corpórea”-.
Por lo tanto, la desencarnación no nos libra de la tentación?
-“No; pero el ascendiente de los Espíritus inferiores es mucho menor sobre los otros desencarnados que sobre los humanos, porque aquellos no se pueden seducir, más, con las pasiones materiales”-. (Ver Nº 996).
15. Y, cómo tientan los Espíritus inferiores los demás desencarnados, ya qué a este fin no pueden servirse más de las pasiones?
-“Es preciso distinguir; es cierto que, para los Espíritus, las pasiones no existen más materialmente, pero es verdad, también, que ellas perduran en el pensamiento de los Espíritus vulgares. Ahora, los inferiores fomentan aquellos deseos vanos, arrastrando a sus víctimas en los lugares en los cuales se presentan los espectáculos de estas pasiones, y de todo lo que pueda excitarles”-.
Pero, a qué sirven aquellas pasiones, si ya no tienen el objeto real?
-“Para que les sirvan de suplicio a los Espíritus en cuestión; el avaro ve el oro que no puede poseer; el disoluto, orgías en las que no puede participar; el orgulloso, honores, que envidia, pero que no puede gozar”-.
16. Cuáles son los mayores tormentos a los cuales pueden ser condenados los Espíritus inferiores?
-“Resulta imposible describir las torturas morales, que son el castigo de algunos actos indebidos; al mismo Espíritu que los prueba le sería poco fácil daros una idea al respecto; pero, ciertamente, la más tremenda es la errónea percepción suya de ser condenado a sufrir eternamente”-.
De las insatisfacciones y de las alegrías del Espíritu después de la desencarnación, el ser humano se hace una idea, más o menos elevada, según el grado de su inteligencia. Cuanto más él se instruye, tanto más esta idea se purifica y se separa de la materia; él comprende las cosas bajo un aspecto más razonable, y busca de interpretar a la letra las imágines de un lenguaje figurado. La razón más iluminada, enseñándonos que el Espíritu es un ser espiritual, nos dice que ella no puede estar sujeta a las impresiones que actúan sobre la materia; pero de esto no se deduce que él sea inmune de desasosiegos, ni que escape a la sanción de sus culpas”. (Ver Nº 237).
Las comunicaciones espirituales nos demuestran el estado futuro del Espíritu, no más como una teoría, sino como una realidad; colocando bajo nuestra mirada todas las peripecias de la vida en la dimensión espiritual; estas comunicaciones nos prueban que esas son consecuencias perfectamente lógicas de la vida terrestre, y, aunque despojadas de la vestimenta fantástica creada por la imaginación del ser humano, no son por esto menos temibles y penosas. La variedad de estas consecuencias es infinita; pero se puede decir, en general, que cada quien es sancionado por sus mismos actos indebidos: algunos, con la continua vista del mal que han ocasionado; otros, con los pesares, el temor, la vergüenza, la duda, el aislamiento, las tinieblas, la separación de los seres amados, y así sucesivamente.
17. De qué se deriva la doctrina del fuego eterno?
-“De una imagen tomada, como tantas otras, por la realidad”-.
Y, el temor que inspira, puede producir un buen efecto?
-“Ved vosotros y juzgad, si vale como freno aún para muchos de aquellos que la predican. Quien enseña cosas que más tarde la razón rechaza, hace una impresión que no es durable, ni conveniente”-.
El ser humano, impotente al expresar con su lenguaje la naturaleza de sus insatisfacciones de la vida, en la dimensión espiritual, no ha encontrado comparación más enérgica que la del fuego, por cuanto para él constituye el medio del más cruel suplicio, y el símbolo de la acción más gallarda. Por lo tanto, la creencia en el fuego eterno se remonta a la más remota antigüedad, y los pueblos modernos la han heredado de los antiguos; por lo que, aún en su lenguaje figurado dicen: el fuego de las pasiones, arder de amor, de ira, de celos y otras expresiones semejantes.
18. Los Espíritus inferiores comprenden la felicidad del justo?
-“Sí, y esto constituye su suplicio, ya que comprenden que se encuentran privados de ella por su propia culpa. Por lo cual, el Espíritu, liberado que se haya de la materia, aspira a nuevas existencias corporales, por cuanto, cada existencia, si empleada bien, puede abreviar la duración de aquel suplicio. Entonces, selecciona las pruebas, con las cuales podrá expiar sus culpas. Él sufre por todo el mal que ha hecho, o del que fuera la causa voluntaria, por todo el bien que habría podido realizar, pero que no ha hecho, y de todo el mal derivado del bien que ha descuidado de hacer. El Espíritu libre no tiene más cosa alguna que se le interponga como un velo; él, como ya ha salido de la neblina, descubre aquello que le aleja de la felicidad. Entonces sufre mucho más, dado que comprende cuanto ha sido culpable. Cada desilusión cesa para él, que ve la realidad de las cosas”-.
El Espíritu, en el estado libre, por una parte abraza todas sus pasadas existencias, y por la otra, observa el porvenir prometido, y por lo tanto comprende lo que le falta para conseguirlo. De esta manera, un viandante, alcanzando la cima de una montaña, ve el camino recorrido y aquel que le queda por recorrer para llegar a su meta.
19. La vista de los Espíritus que sufren, no aflige a los buenos? Y, esa perturbación, no afecta su felicidad?
-“Los Espíritus buenos no se afligen, porque saben que aquel mal terminará; prestan, en cambio, su ayuda a estos seres y les ayudan a mejorarse. Esto es para ellos una tarea y una gran alegría, cuando logran los resultados anhelados”-.
Lo que decís está bien respecto a los Espíritus extraños o indiferentes; pero a la vista de los afanes y de las angustias de quienes han amado en la tierra, no menoscaba su felicidad?
-“No, porque lo consideran desde otro punto de vista; y saben cuanto sean útiles al progreso de quienes las soportan con resignación”-.
20. Desde el momento que los Espíritus no se pueden esconder, recíprocamente, sus pensamientos, y los actos de su vida, se deriva de ellos que el culpable está siempre a la vista de su víctima?
-“El buen sentido os dice que no puede ser de otro modo”-.
Este conocimiento de todos nuestros actos reprobables, y de la continua presencia de quienes fueron las víctimas, son castigos para el culpable?
-“Más grande de lo que parece; pero duran, sólo, hasta que él haya expiado sus culpas, sea como Espíritu, sea como persona, en la dimensión física”-.
21. El recuerdo de las culpas que el Espíritu ha podido cometer mientras era imperfecto, no turba su felicidad, cuando se haya hecho puro?
-“No, porque ha redimido sus faltas, saliendo victorioso de las pruebas a las cuales se había sometido a aquel fin”-.
22. Las pruebas que le quedan por asumir para cumplir su purificación, no le crean al Espíritu, una aprehensión que le inhiben la felicidad?
-“Al Espíritu que puede, todavía, incurrir en acciones incorrectas, sí, por lo cual él no puede usufructuar de la perfecta felicidad hasta que no se haya purificado; pero, a aquel que es ya elevado, el pensamiento de las pruebas que, todavía, debe asumir, no es causa de inquietud alguna”-.
El Espíritu, que alcanzó cierto grado de pureza, ya goza de la verdadera felicidad; prueba un sentido de dulce satisfacción; es feliz de todo lo que ve y de lo que le circunda; su mirada penetra más allá del velo de los misterios y de las maravillas de la creación, y la perfección divina se le aparece en todo su esplendor.
23. El vínculo simpático que une todos los Espíritus del mismo orden, es para ellos una fuente de felicidad?
-“La unión de los Espíritus, agrupados en el bien, es para ellos una de las mayores alegrías, porque no temen de verla perturbada por el egoísmo. Ellos, en el mundo espiritual, forman familias de un mismo sentimiento y recaban de ello una dicha espiritual, al igual que vosotros, sobre la tierra os unís por la identidad de tendencias, y gozáis de aquel acuerdo. El afecto puro y sincero que sienten, y del cual obtienen reciprocidad, es para ellos fuente de felicidad, que no teme, en los amigos, ni la falsedad ni la hipocresía”-.
El ser humano pregusta un ensayo de tal felicidad sobre la tierra, cuando encuentra un Espíritu con quien puede estrechar en una justa y perfecta unión. Pero, en la vida superior esta alegría será inefable y sin límites, por cuanto encontrará Espíritus que le son simpáticos, cuyo afecto no podrá ser enfriado por el egoísmo. Todo es amor en la naturaleza; pero, es preciso trascender el egoísmo.
24. Para el estado futuro del Espíritu, existe diferencia entre aquel que en vida teme la desencarnación, y aquel que la espera con indiferencia, y, también, con alegría?
–“Sí, y puede ser muy grande; pero, con frecuencia desaparece frente a las causas de este temor, o de este deseo. A temerla, o a invocarla, se puede ser inducido por sentimientos muy diversos, y son estos los que tienen efectos sobre el Espíritu. Está claro, por ejemplo, que, quien desea la desencarnación, con el fin de poner término a sus tribulaciones, murmura, en cierta manera, en contra de la Providencia y de las pruebas que debe asumir”-.
25. Es necesario profesar el Espiritismo, o creer en sus manifestaciones, para ser felices en la dimensión espiritual?
-“Si así fuese, se deduciría que todos aquellos que no crean, o no tuvieron la posibilidad de convencerse, estarían destinados a la infelicidad, lo que sería absurdo. Solamente la práctica del bien es la que proporciona la felicidad, y el bien es siempre bien, sea cual fuere la vía que al mismo conduzca”-. (Ver Nº 165 y 799).
La creencia en el Espiritismo ayuda al ser humano a mejorarse, esclareciéndole las ideas sobre determinados puntos del porvenir y acelera el progreso de los individuos, de la humanidad, por cuanto les demuestra lo que serán un día, y es, por lo tanto, un punto de apoyo, una luz que guía. El Espiritismo enseña a soportar las pruebas con paciencia y resignación, y contribuye a que sean evitados aquellos eventuales actos que podrían retardar la felicidad en la dimensión espiritual. De esta manera, contribuye a abreviar la vía que conduce a la meta; empero, aún sin él se puede llegar.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC: Esta pregunta denota la profunda agudeza pedagógica del maestro Allan Kardec y su comprensión de la verdad universal. La respuesta, como todas las de la obra, es lúcida y certera, y aporta el conocimiento que bien valdría lo asimilaran las personas de las diversas corrientes de pensamiento, por cuanto es válida para todos. Ningún camino es excluyente de los demás; todos conducen al centro, al igual que los rayos de una rueda de bicicleta, se encuentran conectados al centro, a la fuente, al núcleo, al UNO, y todos conforman la RUEDA UNIVERSAL, con el signo más representando la eterna polarización, recorriendo el camino en la espiral evolutiva de la Creación. El Espiritismo, es representativo de la Doctrina Universal, ésta, está conformada por todas las corrientes de pensamiento, y por todo el bagaje evolutivo alcanzado por todos los seres, en el planeta tierra, y en todos los mundos del universo. Pero, a toda la Doctrina Universal actual, hay que agregar toda la que, en la eternidad, los seres, a nivel universal, es decir, en todos los mundos del universo, habrán de desarrollar sin límites algunos. Por encima de la Doctrina Universal se encuentra la VERDAD UNIVERSAL, representada por la LEY CÓSMICA, y ésta, a su vez, está conformada por todas las leyes auxiliares existentes en todos los ámbitos de la vida universal, en todas las dimensiones, variantes y vertientes, en los niveles que van del cero grado al infinito, sin límites de ninguna naturaleza, en el espacio y en el tiempo: en la inmensidad y en la eternidad, en tiempo presente, siempre. Cada una de las leyes cósmicas, se encuentra sustentada por su respectivo valor universal, que corresponde a cada uno de los atributos divinos del Creador Universal, con doble polaridad positiva-negativa. De esta polaridad, es de donde nace la eterna polarización, es decir, el paso de un estado evolutivo a otro más avanzado, en un proceso eterno. Tan pronto se alcanza un grado, que constituía la polaridad positiva, en relación al anterior, que era el punto de partida, se transforma en negativa en relación con la nueva meta que percibe, y que oportunamente, alcanzará. De manera que, lo que existe a nivel universal, es la VERDAD UNIVERSAL TOTAL, la representada por la Doctrina Universal, hasta un momento dado, más la que eternamente conquistará, sin límites algunos, como fue, ya, dicho. Por lo cual, es intrascendente la denominación que se le de a la percepción parcial de la verdad universal: es un grado de la VERDAD UNIVERSAL. Es preciso hablar de Doctrina Universal que engloba a todo el conocimiento acumulado. Es oportuno recordar que los seres en los demás reinos naturales, además del humano, es decir: animal, vegetal y mineral, contiene un conocimiento que forma parte de la Doctrina Universal y de la Verdad Universal, que es preciso tener presente, ya que, cada uno de los Espíritus de los cuatro reinos naturales, realiza una labor en la gran obra, y todos conforman una UNIDAD, y en cada uno se encuentra un conocimiento acumulado, y otro por desarrollar, en el eterno presente.
Todos esos valores universales, que conforman los atributos divinos del Creador Universal, soportes de las leyes auxiliares y de la Ley Cósmica, se encuentran impresos en la CONCIENCIA DEL SER UIVERSAL. Siendo cada Espíritu, en los cuatro reinos naturales, una emanación a la CONCIENCIA INDIVIDUAL, en un momento dado, y conformado de la misma naturaleza espiritual del Creador, con sus mismos atributos divinos (valores Universales), impresos en su conciencia, y siendo la conciencia de cada ser, una réplica de la del Creador, ÉL, en esa perfecta UNIDAD de la RUEDA UNIVERSAL (el Círculo y el Signo Más), se comunica, con cada ser, por el lenguaje de los sentimientos equivalentes a los valores universales, dentro de la conciencia, donde inspira el conocimiento y la FUERZA FUNDAMENTAL. Cada ser, sin importar su ubicación en la escala evolutiva, se encuentra conectado con la fuente, al igual que el rayo de la Rueda con el Centro, formando, cada ser, una unidad con el CREADOR, -EL CENTRO DE LA RUEDA- y con el Todo, los demás seres que la conforman, donde, cada quien, es el caminante, (el ser individual), el camino que conduce a la fuente (el rayo de la rueda, formado por cada ser en los cuatro reinos), y la FUENTE, conformada por el CENTRO, el SER UNIVERSAL. Es allí, que el ser individual percibe que él es, también, la fuente: el Creador, formando una unidad perfecta e indisoluble con Él.
PENAS TEMPORALES
26. El Espíritu que expía sus culpas en una nueva existencia, sufre materialmente; sería inexacto, por lo tanto, decir que después de la desencarnación, el Espíritu no tendrá sino dolores morales?
-“Es muy cierto que, cuando el Espíritu está reencarnado, las tribulaciones de la vida son para él motivos de insatisfacción, pero el cuerpo sufre materialmente. Vosotros decís, con frecuencia, que, quien ha desencarnado no tiene más que sufrir; pero es preciso diferenciar. Como Espíritu, ciertamente, no tiene más dolores físicos, pero, en proporción de las culpas cometidas, debe sufrir estados de insatisfacciones muy intensos, y en una nueva existencia, podría afrontar grados de adversidad de mayor envergadura. El rico malvado podría transformarse en un mendigo, y sometido a las severas privaciones de una vida carente de bienes, así como, el orgulloso, experimentará humillaciones; quienes abusaron de la propia autoridad, y trataron sus dependientes con desprecio y tiranía, deberán obedecer a un jefe más duro, aún, de cuanto ellos fueron. Todas las penas y las tribulaciones de la vida son la expiación de las culpas de otra existencia, cuando no son las consecuencias de las culpas de la vida actual. Cuando hayáis trascendido la vida de la tierra, lo comprenderéis. (Ver Nº273, 393 y 399). La persona que se cree feliz, aquí, en la dimensión física, porque puede satisfacer sus pasiones, hace pocos esfuerzos para mejorarse. Él, da por hecho, ya, en esta vida, la efímera felicidad, y si no la descuenta en esta, la expiará, ciertamente, en otra”-.
27. Las vicisitudes de cada vida, son siempre la sanción de culpas cometidas en ella?
-“No. Como os hemos dicho ya, son, también, pruebas impuestas por Dios, o seleccionadas por vosotros mismos en el estado de Espíritu y antes de vuestra reencarnación para expiar las culpas cometidas en otra existencia, por cuanto la violación de las leyes de Dios, y especialmente la de justicia, no quedan jamás impunes. Si la sanción no llega en esta vida, llegará, necesariamente, en otra. Es por esto que, quien, en una existencia practica la virtud de la justicia, y aún así sufre, no sería raro que esté descontando las culpas de una existencia anterior”-. (Ver Nº 393).
28. La reencarnación del Espíritu en un mundo más evolucionado, es un premio?
-“Es la consecuencia de su purificación, por cuanto, como los Espíritus se van purificando, se encarnan en mundos siempre más perfectos, hasta que no se hayan despojado de toda la materia, y limpios de todas impurezas, para gozar, en el eterno presente, la felicidad de los puros en el seno de Dios”-.
En los mundos donde la existencia es menos material que en el nuestro, las necesidades son más depuradas, y las insatisfacciones físicas, menos intensas. Los seres humanos no sienten más las pasiones indebidas, que, en los mundos inferiores constituyen causas de enemistad entre los seres. Mientras se practiquen las leyes de justicia, de amor y de solidaridad, no habrá motivos algunos de odio o de envidia, y por lo tanto, vivirán en paz entre ellos; las ansias y los dolores, que nacen del orgullo y del egoísmo, y conforman las insatisfacciones de nuestra existencia terrena, se encuentran erradicadas. (Ver Nº 172 y 182).
29. El Espíritu que ha progresado en su existencia terrena, puede volver a encarnarse en el mismo mundo?
-“Sí: si no le alcanzó el tiempo para terminar su proyecto, solicita una nueva existencia con tal propósito, para culminarlo. Pero, entonces, ésta ya no es una expiación!”. (Ver Nº 173).
30. Qué será del humano, quien, sin hacer mal, todavía no se decide de emanciparse del yugo de la materia?
-Mientras no haya dado algún paso hacia la perfección, deberá reempezar una existencia igual a la última infructuosa; él queda estancado y de esta manera prolonga los dolores de la expiación”-.
31. Hay algunos, cuya vida se desenvuelve en perfecta tranquilidad, exenta de los mínimos cuidados. Significa, esto, que no tienen nada más que expiar?
-“Creyéndolo así, os engañaríais; la mayor parte de las veces aquella quietud es aparente, no real. Todavía, pueden, también, haber elegido una tal existencia; pero, cuando la abandonen, se darán cuenta que no le hizo progresar ni un solo paso, y entonces, como el perezoso, lamentarán el tiempo perdido. Sabed que el Espíritu no puede conquistar conocimientos y elevarse, sino con la actividad; si se sumerge en la indolencia, dejaría de proceder como aquel que tuviese la necesidad de trabajar para vivir, y se fuese a pasear o a acostarse, para no hacer nada. Sabed, por otra parte, que cada quien deberá rendir cuenta de la voluntaria inutilidad de su existencia terrena, siempre inconveniente para su porvenir. La suma de felicidad resulta de la totalidad del bien hecho, al igual que la de la infelicidad de la del mal cometido”-.
32. Hay algunos seres que, sin ser propiamente malos, con su carácter hacen infelices a todos quienes les circundan. Cuál será su suerte?
-“Estos no son buenos, ciertamente; como Espíritus libres, experimentarán estados de insatisfacción cuando vean los resultados de sus acciones en las personas que han rendido infelices, y después, en otra existencia, pasarán por las mismas experiencias por las que indujeron a los demás”-.
EXPIACIÓN Y ARREPENTIMIENTO
33. El arrepentimiento se produce en el estado corpóreo o en el espiritual?
-“En el estado espiritual, pero puede ser experimentado, también, en el corpóreo, cuando sepáis, rectamente, distinguir el bien del mal”-.
34. Cuál es la consecuencia del arrepentimiento en el estado espiritual?
-“El deseo de una reencarnación para purificarse. El Espíritu, comprendiendo las imperfecciones que le impiden ser feliz, aspira a una nueva existencia en la cual pueda expiar sus culpas”. (Ver Nº 332 y 975).
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC: Es importante preguntarse: con la expiación de la culpa es suficiente? Igual planteamiento es preciso hacerse en el Derecho positivo con los delitos penales, ya que, en los de orden civil, la legislación vigente, les otorga, a las personas, las acciones pertinentes para que les sea resarcido el perjuicio recibido. En el Derecho Penal, al ser condenada, la persona, a la pena inherente, de acuerdo a la normativa vigente, por el Estado, pese a que, siempre, quien resulte afectado, tiene, paralelamente, la posibilidad de ejercer las acciones civiles pertinentes, pero, en las mayoría de los veces, y de los casos, si quien incurrió en el acto indebido se encuentra recluido mientras transcurra el lapso inherente a la pena, todo recurso para resarcirse queda infructuoso; además, hay daños irreparables, como el de la vida humana, o determinados tipos de lesiones de efectos irreversibles. Entonces, en esos casos, con pagar la pena que le impone el Estado, mediante la legislación vigente en el ámbito del Derecho Penal, el daño que la persona en particular reciba, queda impune, pese al castigo que le es aplicado por el Derecho Positivo? Esta es una laguna que existe, en la actualidad, en el Derecho Positivo, en el ámbito Penal, que habrá que ser corregida, en lo posible, en el futuro, sobre todo en aquellos daños susceptibles de ser resarcidos en el ámbito económico o de otra índole. Por supuesto, en esos casos, el Estado, en el Nuevo Contrato Social, tendrá a su cargo, efectuar esa compensación, pero, tomando las medidas preventivas, mediante la EDUCACIÓN y otros tipos de previsiones que corrijan, en la sociedad, desde sus orígenes, las condiciones sociales inherentes que fungen de causas para los respectivos delitos penales. Aquí, viene ahora, la pregunta clave: En los casos en que ni la persona ni el Estado, por la índole del acto indebido, puedan resarcir el perjuicio en cuestión, y pese a que la persona pague la pena inherente impuesta por el Estado, por la que la persona estará privada de su libertad física por determinado número de años, con eso, la persona queda, ya, libre de responsabilidad y no debe nada más? En el Derecho Positivo, en la rama penal, es así. La persona cumple su pena, recupera su libertad, y nadie le puede reclamar ni civil ni penalmente, algo más, excepto aquellos daños que por las acciones civiles inherentes no hayan, aún, prescrito; y que, de todas maneras, una persona reducida a ese estado, tampoco estará en condiciones, en las mayorías de los casos, de afrontar, honrando las obligaciones que correspondan. Si la persona en cuestión, al igual que en la legislación humana quedara impune, pese a la pena impuesta por el Estado, habría un acto de injusticia y de falta de compensación, que dejaría un vacío. Pero, esa laguna, realmente existe en la Justicia Divina? Por supuesto que no. Quien produjo un daño material o moral, con consecuencias penales, cuya reparación del mismo, en la dimensión física resulte imposible de resarcir, por la legislación vigente y por la índole del daño efectuado, por la ley divina, se activa el mecanismo, donde la persona infractora, además de solicitar una nueva existencia mediante la cual adquiera el aprendizaje inherente pasando por las pruebas que le hagan experimentar lo mismo que él, o ella, hizo a otros, simultáneamente, pasará por las circunstancias de vida mediante las cuales compensará los perjuicios que en la vida anterior ocasionó. Por ejemplo: Si privó de la vida a alguien, ahora la repone, y aquel ser, víctima de su acción indebida, nacerá como hijo o hija. Si privó de sus bienes a algunas personas, probablemente, ahora, las tenga, también, como hijos, que heredarán bienes que compensen, en forma justa, el perjuicio anterior. Las variantes, por supuesto, son inmensas, pero, en la justicia divina, no queda ningún acto sin su correspondiente compensación, de la índole que fuere. Por otra parte, es el mismo Espíritu, además de la acción de la ley cósmica, que, en líneas generales, solicita la oportunidad, mediante una o más existencias, según la magnitud del caso, de, al mismo tiempo de pasar por análogas experiencias, como aprendizaje, compensar el daño efectuado, en la forma que corresponda a cada caso.
35. Cuál es la consecuencia del arrepentimiento en el estado corpóreo?
-“La de progresar, ya, en esta vida, donde se tenga el tiempo de reparar las propias culpas. Dado a que la conciencia le amonesta, coactivamente, indicándole una imperfección, la persona siempre tiene a su alcance la oportunidad de mejorarse”-.
36. Existen seres humanos que tengan, únicamente, el instinto del mal, y sean incapaces de arrepentimiento?
-“Ya sabéis que todos deben progresar. Quien en esta vida no tiene más que el instinto del mal, tendrá el del bien en otra, y, por lo tanto, se renacerá más veces, a tales efectos, por cuanto, todos deben alcanzar la meta, aunque sea en tiempo diferente, es decir, más o menos rápido, según el deseo experimentado. Una persona que tenga, solamente, el instinto del bien, ya se encuentra purificado, por haberse despojado del opuesto negativo, que habrá tenido en precedentes existencias”-. “Ver Nº 894).
37. La persona de menor grado de purificación, que no se haya arrepentido de sus culpas durante su vida, lo hace siempre después de la desencarnación?
–“Siempre, y entonces sufre en mayor grado, por cuanto se da cuenta de todo el mal que ha hecho, o del cual fue la causa voluntaria. El arrepentimiento, todavía, no es siempre inmediato; hay Espíritus que se obstinan en la vía del mal a pesar de su sufrimiento; pero, tarde o temprano, reconocerán el propio error, y el anhelo de rectificar se manifestará. Los buenos Espíritus trabajan para iluminarles, objetivo, éste, al cual, también vosotros, os podéis dedicar”-.
38. Hay Espíritus que, sin ser malos, son indiferentes a su propia suerte?
-“Los hay que no se ocupan útilmente: se encuentran a la expectativa, pero sufren proporcionalmente, por cuanto, dado que debe haber progreso en todo, el progreso, en tal caso, se manifiesta con la insatisfacción”-
No sienten la necesidad de abreviar sus propias insatisfacciones?
-“Ciertamente que la sienten; pero no tienen suficiente energía para querer lo que podría elevarles. Cuántos no hay entre vosotros que prefieren pasar necesidades que trabajar?
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC: El ser humano, al igual que todos los seres en los demás reinos naturales, son productores constantes de energía creadora que busca expresarse en dos vertientes: en primer lugar, para satisfacer las necesidades en todas sus variantes: básicas, de seguridad, afectivas, de estimación, de autorrealización y de conexión espiritual con la fuente universal. La segunda vertiente, es para la realización de los objetivos, personales o profesionales, en todos los ámbitos existenciales. Mientras la persona no tenga una necesidad imperiosa que satisfacer, problema que resolver, u objetivo que alcanzar, a corto, mediano y largo plazo, la producción de energía creadora, al no encontrar salida hacia el exterior, por cuanto la persona no tiene objetivos establecidos como metas, ni necesidades imperiosas ni problemas que resolver, por las múltiples razones que fueren, por ausencia de motivación, por no saber lo que quiere, etcétera, entonces, la persona, en vez de afrontar la realidad, y superarla, la evade. Entonces, la energía busca un escape hacia dentro, y se expresa como insatisfacción. La psicología humanística de Abraham Maslow, y su escuela, la denomina INSATISFACCIÓN CREADORA, por cuanto, al igual que el agua en una represa, bloqueada por un dique, se va acumulando, hasta que llega el momento en que la fuerza del agua se haga incontenible y rompa el dique. La energía creadora, llega el instante en que induce a la persona a la acción. Esto, realmente, en la práctica tiene fácil aplicación: por una parte, al agravarse la situación por resolverse, la persona es impelida a la acción: Cuando tiene hambre, tiene que comer; para adquirir los recursos, debe trabajar. Si tiene frío, tiene que cobijarse. Las necesidades sociales, de ser aceptado en un grupo, le hacen formar familia, a buscar trabajo, a ingresar en un centro de formación profesional, en un club, etc. Las necesidades de estimación, propia o ajena, le llevan a realizar obras ejemplares para granjearse su propia estima y la de los demás. Se puede transformar la insatisfacción creadora por medio de: primeramente: anteponiéndose objetivos por escrito. Desde el instante en que la persona se antepone los objetivos por escrito, la energía creadora se canaliza hacia el logro de los mismos, produciendo una sensación de bienestar y un sentimiento de autorrealización. En segundo lugar, es preciso tener presente que: desde el momento en que se afronta una situación por resolver, es porque se está en condiciones de resolverla, caso contrario jamás se habría topado con ella. Al tomar la decisión de afrontar cualquier situación que requiera solución, automáticamente, comienzan a aflorar las ideas y la energía creadora suficientes tendientes a su total y satisfactoria solución.
Esta genial percepción de Abraham Maslow, la tuvo, también, cinco siglos antes de nuestra era, Sidharta Gautama, cuando en el Parque de los Ciervos, da su primer discurso, hablando de las Cuatro Nobles Verdades. Allí, él explica la insatisfacción que el ser humano experimenta, la cual denomina con el término pali, “dukka”, que significa insatisfacción, y que algunos traductores denominan “sufrimiento”. Atribuye la causa de la insatisfacción a los deseos en polaridad negativa. Aporta una palabra de aliento, al afirmar que es posible erradicar la causa de la insatisfacción, y muestra, de manera contundente, que la manera adecuada de transmutar la insatisfacción –o sufrimiento-, es la aplicación del Noble Sendero Óctuple, es decir: Rectas opiniones, rectos propósitos, rectas palabras, rectas acciones, rectos medios de sustentamiento de vida, recto esfuerzo, reta atención y recta concentración. Es una percepción realmente genial y su aplicación transforma la vida de cualquier persona, desde un estado de insatisfacción, que es, virtualmente constante, hasta el de su transmutación, en estado de autorrealización o felicidad.
39. Dado que los Espíritus ven el daño de sus imperfecciones, por qué razón, una parte de ellos agrava su situación, alarga su permanencia en ese nivel de inferioridad, haciendo el mal con el desviar a los seres humanos de la recta vía?
-“Esto ocurre, en primer lugar, porque en muchos el arrepentimiento es tardío, y después, debido a que el Espíritu que se ha arrepentido, puede, nuevamente, dejarse inducir al mal por otros Espíritus aún más bajos que él”-. (Ver Nº 971).
40. Se ven Espíritus notoriamente inferiores acoger buenos consejos y conmoverse por los efectos de los pedidos elevados al Creador en su favor. Ahora, por qué razón, otros, que parecieran encontrarse en un estado de mayor iluminación, muestran una obstinación y un cinismo poco fácil de vencer?
-“El pedido elevado al Creador, resulta eficaz, y beneficioso, únicamente a favor de quien rectifica; pero, sobre quienes que, movidos por el orgullo, se rebelan a Dios, y persisten en sus desviaciones, como hacen muchos Espíritus infelices, nada puede, y nada podrá hasta el día en que surgirá en ellos el primer sentimiento de rectificación”.
Es preciso recordar que, el Espíritu, después de la desencarnación, no se transforma inmediatamente. Si su vida fue reprobable, es porque era, con seguridad, imperfecto. Su paso a la dimensión espiritual, no le confiere, en forma repentina, la perfección. Él puede persistir en sus errores, en sus falsas opiniones, en sus prejuicios, hasta tanto no sea iluminado por el estudio, la reflexión y las insatisfacciones.
41. La expiación se cumple en la vida corporal, o en la espiritual?
-“En ambas; es decir, en la existencia corpórea con las pruebas que les son inherentes, y en la espiritual, con los sufrimientos morales propios del estado de inferioridad”-.
42. Es suficiente el arrepentimiento sincero en vida para cancelar las culpas y encontrar gracia delante de Dios?
-“El arrepentimiento mejora el Espíritu, pero no le exime de la expiación de sus culpas”-.
Si, de acuerdo con esto, un culpable dijese que, ya que, de todas maneras debe expiar su pasado, es inútil el arrepentirse, que sería de él?
-“Que por esta obstinación en el pensamiento del mal, su expiación sería más larga y más intensa”-.
43. Podemos, nosotros, rescatar nuestras culpas en esta vida?
-“Sí, reparándolas. Pero, no creáis poderlo hacer con alguna pueril privación, o con donaciones, previas a la desencarnación, de aquellos que ya no necesitáis. Dios no mira el arrepentimiento estéril, fácil, siempre, y que deje de compensar el perjuicio efectuado. El sacrificio de un dedo meñique en servicio de los demás cancela más culpas que el suplicio de la carne durante largos años con la única mira puesta en sí mismo. (Ver Nº 726). El mal no se resarce más que con el bien, y el resarcimiento no tiene mérito, si no toca al ser humano en su orgullo, o en sus intereses materiales. De qué sirve para su justificación, el restituir, desencarnando, el oro mal adquirido, ahora que ya no le sirve de nada, y después de haberse aprovechado, indebidamente, de él? De que le sirve la privación de algún frívolo goce, o de alguna cosa superflua, si el perjuicio hecho a los demás queda siempre igual? De qué le sirve, en fin, humillarse delante de Dios, si conserva su orgullo delante de los semejantes? (Ver Nº 720-721).
44. Entonces, no tiene mérito, asegurando, en el acto de la desencarnación, el buen uso de las riquezas que deja?
-“Gran mérito, no; pero algo es siempre mejor que nada. Lamentablemente, quien dona después de la desencarnación es, con frecuencia, más egoísta que generoso; quiere tener el honor del bien sin incomodarse. Quien, al opuesto, se priva mientras esté encarnado, tiene doble ventaja; el mérito del sacrificio y la satisfacción de ver a los demás contentos por su intermedio. Pero el egoísmo se encuentra siempre allí, para susurrar al oído: Si das, te quitas a ti mismo!, y, por cuanto la voz del egoísmo es más fuerte que la del desinterés, y de la solidaridad, el ser humano cierra su mano con el pretexto de sus necesidades y de las exigencias de su estado. Oh! Compadeced a quien desconoce la dulzura de hacer el bien; él está, en verdad, privado de una de las alegrías más puras y sublimes! A quien está sometido a la prueba de la fortuna, tan seductora y riesgosa para su porvenir, Dios ha querido darle, en compensación, la dicha de la generosidad, que puede gozar, ya, en esta vida”-. (Ver Nº 814).
45. Qué debe hacer aquel que, en el instante previo de la desencarnación, reconoce sus culpas, pero que no tiene tiempo, ya, de repararlas? Le resulta, en tal caso, el arrepentirse?
-“El arrepentimiento acelera la rehabilitación; pero no le absuelve. No tiene, quizá, delante de sí todo el porvenir?”-.
DURACIÓN DE LAS SANCIONES EN LA DIMENSIÓN ESPIRITUAL
46. La duración de las sanciones del culpable, en la dimensión espiritual, es arbitraria, o subordinada a una ley?
-“Dios jamás actúa caprichosamente; todo, en el universo, está regido por leyes, que reflejan sabiduría y bondad”-.
47. Sobre qué se basa la duración de las sanciones del culpable?
-“Sobre el tiempo necesario para su mejoramiento. Por cuanto el estado de insatisfacción o de felicidad es proporcionado al grado de purificación del Espíritu, la duración y la naturaleza de sus sanciones dependen del tiempo que él emplee en enmendarse. Según que progrese, y sus sentimientos se eleven, sus sanciones disminuyen o cambian de naturaleza”-.
48. Al Espíritu insatisfecho el tiempo le parece tan largo, o menos largo, como si estuviese encarnado?
-“Parece, aún, más largo, ya que en la dimensión espiritual el sueño no existe. Solamente para los Espíritus que han alcanzado determinado nivel de pureza, el tiempo, si se puede decir de esta manera, se cancela frente al infinito”-. (Ver Nº 240).
49. La duración de las sanciones del Espíritu podrían ser eternas?
-“Sin duda, si él fuese eternamente malo; es decir, si no decidiese enmendarse, ni mejorar nunca, estaría insatisfecho eternamente. Pero, de Dios no ha emanado ser alguno para que fuese sujeto al mal en forma perpetua. Todos comienzan en condiciones de igualdad, simples e ignorantes, debiendo progresar en un tiempo más o menos largo, según su voluntad. Y este puede ser más o menos tardío, como ocurre con los niños, según sean más o menos precoces, Empero, sea cuando fuere, debe llegar el momento por irresistible necesidad que mueve al Espíritu a emanciparse de su estado de inferioridad, y a ser feliz. Por lo tanto, la ley que regula la duración de las sanciones, es sabia y equitativa por excelencia, por cuanto las proporciona de acuerdo con los esfuerzos del Espíritu, que tiene, siempre, su libre albedrío. En cuanto él abuse, asume las consecuencias inherentes”.,
50. Existen Espíritus que no se enmiendan jamás?
-“Los hay, en determinado número, cuya rectificación es muy tardía; pero aseverar que no se enmiendan jamás sería negar la ley del progreso, y pretender que el niño no pueda nunca convertirse en adulto”-.
51. La duración de las sanciones depende siempre de la voluntad del Espíritu? No las hay que le sean impuestas por un tiempo determinado?
-“Las hay, también, de este tipo; pero Dios, que quiere, únicamente, el bien de los seres, acoge, siempre, la rectificación, y el deseo de mejorarse siempre da sus frutos constantemente”-.
52. Si es así, las sanciones no serán jamás eternas?
-“Interrogad vuestro buen sentido, vuestra razón, y preguntaos si una condena a una pena eterna por cualquier momento de error no sería la negación de la bondad de Dios! Y, en verdad, qué es aún la vida más larga en comparación con la eternidad? Eternidad! La comprendéis bien esta palabra? Sufrimientos, torturas sin fin, sin esperanza, por algún paso en falso? Vuestro criterio, no aborrece un tal pensamiento?”-.
-“Que los antiguos hayan visto en el Creador del Universo un Dios terrible, celoso, vengativo, se comprende: en su ignorancia han atribuido a la Divinidad las pasiones de los seres humanos; pero ese no es el SER UNIVERSAL, que coloca el amor, la solidaridad, la bondad y el olvido de las ofensas entre las más importantes virtudes. Sería posible que Dios no poseyera, en sí mismo, las cualidades que nos impone como un deber? No se contradice quien quiere atribuirle la bondad infinita y la venganza sin fin? Dicen que él, ante de todo, es justo y que el ser humano no comprende la justicia; pero la justicia no excluye la bondad, y Dios no sería bueno si condenase a sanciones horribles, eternas, a la mayor parte de los seres. Podría, Él, obligar a los humanos a la justicia, si Él no le hubiese proporcionado los medios de comprenderla? Y, del resto, no es el sublime de la justicia acoplada con la bondad el hacer depender la duración de las penas de los esfuerzos del culpable? En esto reside la verdad del aforismo: A cada quien de acuerdo con sus obras”-.
-“Dedicaos, con todos los medios que se encuentran en vuestro poder, a combatir, a erradicar la idea de la eternidad de las sanciones, sacrílega blasfemia en contra de la justicia y la bondad de Dios, causa principal de la incredulidad, del materialismo y de la indiferencia espiritual, que se difundieron entre los seres humanos desde que comenzó a desarrollarse su inteligencia. El ser humano, apenas disipadas las tinieblas de la edad media, intuyó la enorme injusticia, y no pudiendo aceptar aquella doctrina sin renunciar a la razón, la rechaza, con desdén, y con frecuencia, conjuntamente con ella, lo hace, también, con aquel Dios en nombre del cual se le pretende imponer. De aquí los innumerables inconvenientes que se han derivado para todos, y a los cuales se viene, ahora, a remediar. El cometido, que os señalamos, no os resultará muy difícil, por cuanto los sostenedores de aquella incorrecta doctrina se han abstenido de pronunciarse con claridad sobre la misma”-.
-“Si bien es cierto que en los Evangelios hay palabras que, tomadas al pie de la letra, inducen a creer que Jesús haya amenazado al culpable con un fuego inextinguible, con un fuego eterno; empero, no se ha comprendido bien que aquellas palabras son simbólicas, y que, en ellas, no hay nada que pruebe la eternidad de las sanciones. Jesús no podía enseñar una doctrina que destruyese la justicia y la bondad del Creador que él enseñó a amar conscientemente”-.
-“Inocentes ovejas que precisan reencontrar el camino! Sabed distinguir el buen guía, el cual, en vez de querer desterraros para siempre de su presencia, sale a vuestro encuentro para reconduciros a casa”-.
-“Hijos pródigos, dejad vuestro voluntario exilio, y encaminad los pasos hacia el hogar. El Creador os acoge, y no desea otra cosa que celebrar vuestro regreso en la familia”-.
-“Algarabía de palabras! No estáis, aún, satisfechos del costo en sangre? Quisiereis reencender, nuevamente, las hogueras? Se disputa sobre las palabras: eternidad de las sanciones, eternidad de los castigos; pero, no sabéis, entonces, que por eternidad los antiguos entendían bien otra cosa distinta de la que entendéis vosotros? Se consulte la raíz del vocablo, y se descubrirá que el texto hebreo no daba a esta palabra el significado de sin fin, de irremisible, que adquirió después en las traducciones efectuadas por los griegos, los latinos y los modernos. La eternidad de los castigos corresponde a la eternidad del mal. Mientras que, en los humanos, exista el mal, existirán las sanciones; en este sentido se deben interpretar los textos inherentes. Por lo que, la eternidad de las sanciones es relativa, no absoluta”-.
-“Llegue oportuno el día en el que los seres humanos, virtuosos, se revistan de la blanca luz de la inocencia. Desde ese momento cesen los gemidos y el estridor de los dientes. Vuestra razón es, ciertamente, limitada, pero, aún así, es el más grande don de Dios, y es gravísima responsabilidad dejar de usarla. Ahora, no es posible que exista una sola persona de buena fe y que haga uso de la razón, que entienda de otro modo la eternidad de las sanciones”-.
-“Castigos eternos? Entonces habría que admitir la eternidad del mal. Pero admitir que Dios haya podido crear el mal eterno, significaría negar el más magnífico de sus atributos, es decir, la omnipotencia, ya que no puede ser omnipotente quien es obligado a crear un elemento destructor de sus obras”-.
-“Hijos de los humanos, no volváis más la mirada afanosa en los abismos de la tierra, para buscaros los castigos. Dirigid los ojos a la Divinidad, llorad, esperad, expiad y refugiaros en el pensamiento de un Dios íntimamente bueno, soberanamente potente, esencialmente justo”-.
-“Alcanzar la unión con Dios es la meta de la humanidad. Para lograrlo son necesarias tres cosas: la justicia, el amor y la ciencia. Tres cosas opuestas, en cambio, nos alejan de dicha meta: la ignorancia, el odio y la injusticia. Y bien, en verdad, vosotros pisoteáis estos principios fundamentales cuando distorsionad la idea de Dios con la exageración de su severidad. Cómo admitir, de hecho, sin distorsionar la idea de Dios, que pueda haber, en el ser emanado de Dios, mayor clemencia, mansedumbre y auténtica justicia de cuanta exista en el Creador?
-“No comprendéis, por otra parte, que, obstinándoos en este absurdo, vosotros destruís, inclusive, la idea de vuestro infierno, rindiéndolo ridículo e inadmisible a las inteligencias, como es repudiable a las conciencias el horrible espectáculo de los verdugos, de las hogueras y de las torturas de la Edad Media!”-.
-“Y que? Ahora que la era de las inhumanas represalias ha llegado a su término para siempre y excluida de todas las legislaciones humanas, esperaríais, quizá, de darle vida y poderla continuar teniendo oprimido al Espíritu humano con el horror y la angustia de torturas ideales?”-.
-“Hermanos, –y hermanas-, en Dios, creedlo: si no os decidid a revivir vuestras obsoletas ideas, con benéficos efluvios que de estos tiempos los buenos Espíritus, por voluntad de Dios, vierten sobre la tierra, y os obstináis en mantenerlas inalteradas e inalterables, las veréis desmoronar delante de vosotros mismos”-.
-“La idea del infierno con sus hornos ardientes y con sus calderas hirvientes, pudo tener alguna eficacia y ser perdonable en siglos de hierro y en tiempos de oscurantismo y de general ignorancia; pero en el siglo XIX es un esperpento que no causa terror a nadie más, y a lo más, un vano fantasma, bueno para asustar a los niños, que, una vez adultos, se ríen de ello, como del lobo feroz. Persistiendo en esta atroz mitología, vosotros generáis la incredulidad, fuente de disolución social, por cuanto cada orden de sociedad, sin una eficaz sanción penal, viene sacudido y vacila, y termina con precipitarse en el abismo de la anarquía”.
-“Adelante, entonces, seres de ardiente y viva fe, vanguardia de la luz, a la obra!
-“No se trata de sostener viejas fábulas ya acreditadas, sino volver a llamar a nueva vida la verdadera sanción penal bajo formas adecuadas a vuestras costumbres y sentimientos, a la luz de vuestro tiempo y conforme a los dictados de la razón”-.
-“Según la nueva doctrina, quién es el culpable? –Aquel que, por una desviación, por un falso impulso del ánimo, se desvía de la meta de la creación, la cual consiste en el culto armónico del bien, de lo verdadero y de lo hermoso, predicado con la palabra, y con el ejemplo, por uno de los más perfectos modelos de la humanidad: Jesús”-.
-“Cuál es, después, el castigo inherente a esta culpa? –La consecuencia natural de aquel falso impulso, que lo ha hecho desviar de la senda que conduce a la meta, es decir, una suma de dolores necesaria para hacerle aborrecer su imperfección moral. Este es el aspecto que estimula el Espíritu a replegarse en sí mismo, y a desear su rehabilitación, la liberación de la esclavitud del mal”-.
-“Pretender que sea eterno el castigo de una culpa no eterna, significa quitarle toda eficacia. En verdad; cesad de creer que puedan ser igualmente eternos el bien, que es esencia de el Creador, y el mal, que es contingencia del ser humano! Afirmad, en cambio, la cesación gradual de los castigos y de las penas, a las cuales se llega por medio de las reencarnaciones, y de acuerdo con la razón y con el sentimiento, haréis caer la barrera que la ignorancia y la superstición, no siempre en buena fe, han levantado entre el ser humano y Dios.
Se debe estimular al ser humano al bien y separarlo del mal con la expectativa de las recompensas y el temor de los castigos; pero, se aquellas o estas se les presentan de manera que la razón rehúsa de prestarle fe, perderán toda eficacia; no sólo esto, sino rechazará la idea de aquel Dios en nombre del cual se le presentan. Donde, al contrario, se le muestre en forma lógica el porvenir, inclinará la frente y creerá. Y el Espiritismo, -La Doctrina Universal-, le da esta explicación.
La doctrina de la eternidad de las penas, en el sentido absoluto, hace del Ente Supremo un Dios implacable. Sería lógico decir, de un gobernante que es de excepcional bondad, y benévolo con todos e indulgentísimo, y no quiere más que la felicidad del pueblo que dirige, y después, al mismo tiempo, afirmar, que es celoso, vengativo, inflexible en su rigor, y sanciona con el extremo suplicio, por una ofensa o una infracción de sus leyes, la tres cuarta parte del pueblo, aún a aquellos que las transgredieron por no haberlas conocido? No sería esta una contradicción evidente? Si esto no se puede admitir en un ser humano, como admitirlo en Dios?
Pero no es suficiente. Por cuanto Dios sabe todo, no podía ignorar, al emanar de Él un Espíritu, que habría incurrido en falta y por lo tanto le condenaría desde la formación, al suplicio eterno. Pero esto es imposible, ilógico, mientras que, con las doctrinas de las penas relativas, todo es justificado. Si Dios sabía que el Espíritu habría incurrido en faltas, conocía, también, que tendría los medios de iluminarse con la propia experiencia y por medio de sus mismas culpas. Es preciso que el Espíritu expíe sus culpas para afirmarse mejor en el bien; pero, la puerta de la esperanza no le está cerrada para siempre, y Dios hace depender el momento de su liberación de los esfuerzos que él hace para merecerla. Esto es lo que todo pueden comprender, y que, también la lógica más rigurosa puede admitir. Si las sanciones, en la dimensión espiritual, hubiesen sido presentadas bajo este aspecto, se contarían menos escépticos.
La palabra eterno es usada, frecuentemente, en el lenguaje común impropiamente, para denotar una cosa material o moral de larga duración, cuyo fin no se prevé, si bien se tenga la persuasión de que este fin existe, y llegará. Decimos, por ejemplo, los hielos eternos de las altas montañas, de los polos, aunque sepamos que, de una parte, el mundo físico puede terminar, y, de la otra, que el estado de aquellas regiones puede cambiar por el desplazamiento normal del eje, o por un cataclismo. El vocablo eterno, en este caso, no quiere decir perpetuo, sino al infinito. Cuando se experimenta una larga ausencia de salud, se dice de ese estado que es eterno; de qué hay que maravillarse, por lo tanto, de que Espíritus que experimentan insatisfacción desde hace mucho tiempo, de siglos, de miles de años, digan, quizá, otro tanto? Por otra parte, no se olvide que ellos, dado que su bajo nivel evolutivo no le permite descubrir el extremo del camino, creen que deberán sufrir para siempre, lo cual constituye una parte de la sanción.
Se note, por último, que la doctrina del fuego material, de las calderas y de las torturas, extraídas al Tártaro del paganismo, hoy se encuentra totalmente abandonada. Solamente en las escuelas se imparten estos atemorizadores cuadros alegóricos, como verdad positiva por personas más fervorosas que iluminadas, y con cual perjuicio, sólo Dios lo sabe, por cuanto, aquellas jóvenes imaginaciones, en cuanto se hayan recuperados de su temor, incrementarán el número de los incrédulos. La doctrina moderna reconoce que la palabra fuego es utilizada como figura para expresar un ardor moral. (Ver Nº 974). Quien, como nosotros, ha seguido, en las comunicaciones espirituales, las peripecias de la vida y de las sanciones en la dimensión espiritual, se habrá podido convencer, de que estas, aunque no tengan nada de material, no son por esto menos dolorosas. Y también, en cuanto a su duración, determinadas personas comienzan a admitirlas en el estricto sentido al cual se ha hecho referencia., pensando que, en realidad, el término eterno se pueda entender como de las sanciones en sí mismas, como efectos de una ley inmutable, y no de su aplicación a cada culpable. El día en que, de manera general se admita esta interpretación, como otras, que constituyen, paralelamente, consecuencias del progreso de la luz, accederán a la Verdad Universal todos aquellos que lo precisen.
REENCARNACIÓN DEL ESPÍRITU
53. La idea de la Resurrección de la carne es, quizá, la confirmación de la Reencarnación enseñada por los Espíritus?
-“Precisamente. Estas palabras, como tantas otras, si se toman al pie de la letra, son absurdas, e inducen al error. Es preciso darle una interpretación lógica, en lo que verdaderamente se quiere significar con ellas, para que puedan pasar la prueba de quienes vosotros llamáis libres pensadores”-.
-“Estos libres pensadores, son buscadores con mentes abiertas, que tienen, más que nadie, sed del porvenir; pero no pueden admitir lo que es contrario a los principios de la ciencia. La doctrina de la pluralidad de las existencias es conforme a la justicia de Dios; ella sola puede explicar lo que sin ella es inexpugnable, y, por lo tanto, la ley de la reencarnación forma parte de la verdad universal”.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC: Cuál era la acepción que los antiguos le daban a la palabra resurrección? Recordemos, en primer lugar, las palabras de Pablo de Tarso, en la primera epístola a los Corintios, libremente parafraseadas: -“El que baja a la tierra es el cuerpo, el que resucita es el Espíritu”-. Esto, ya, de por sí, deja claro de que, de lo que se trata es del Espíritu. Ahora, bien, profundizando en mayor grado, en la doctrina antigua, se denominaba como resurrección, -después del paso a la dimensión espiritual-, el acto en que el Espíritu adquiría consciencia de que había desencarnado, y se encontraba, ya, formando parte de la misma. La adquisición de este estado de conciencia pasa por el proceso siguiente: El espíritu, al desencarnar, generalmente, no se da cuenta, enseguida, del paso que ha dado; se ve separado de su cuerpo, que se encuentra como dormido, él se observa, a sí mismo, en pleno movimiento, se acerca a las gentes, familiares y amigos, les toca, les habla, y se sorprende de que nadie le hace caso. Este estado de turbación por el que pasa el Espíritu, puede tener una duración más o menos larga, de acuerdo a su estado evolutivo o apegos materiales. Puede durar horas, días, meses o años. En línea general, no es mucho tiempo, se trata de horas o días, salvo excepciones. Generalmente, los guías espirituales, los Espíritus afines, de familiares o amigos, que, generalmente, les reciben, en la dimensión espiritual, le ayudan, en estos casos, a adquirir la conciencia de su nuevo estado, ya que, el Espíritu, cree que, todavía, se encuentra en la dimensión física. A tales efectos, entre otras cosas, se le sugiere que se toque las manos, los brazos, u otra parte del cuerpo, para ver que pasa. Entonces se convence de su nuevo estado. A esto es a lo que se le denominaban resurrección. Evidentemente, en lo que se refiere a la vuelta a la dimensión física, se trata de la reencarnación del Espíritu en un nuevo cuerpo. Este proceso, regido por la ley de reencarnación y otras leyes coadyuvantes, no tiene límites, en el espacio y en el tiempo, continuándose, oportunamente, en otros mundos más avanzados, para aprender, o, en otros de menor nivel, para enseñar.
54. Por lo tanto, es preciso centrarse en la idea de la reencarnación del Espíritu, por ser esto, realmente, lo que la doctrina enseña?
-“La realidad está muy clara. Esta doctrina, por otra parte, es el resultado de diversos aspectos que se precisa observar mejor, y se entienden en este sentido. En todos los libros sagrados se encuentran pruebas del Espiritismo, -la Doctrina Universal-. Por lo cual, las enseñanzas de los Espíritus ratifican la Espiritualidad con pruebas irrefutables; pero, habiendo llegado el tiempo de dejar el lenguaje figurado, ellos, ahora, se expresan sin alegorías, y les dan, a las cosas, un sentido claro y preciso, que no pueda estar sujeto a eventuales interpretaciones erróneas. Esta es la razón por la cual, la espiritualidad, con este enfoque, cada vez será practicada en mayor grado”.
La ciencia, en efectos, demuestra la imposibilidad de la resurrección según la idea vulgar. Si los avances del cuerpo humano quedasen homogéneos quedasen homogéneos, aunque dispersos y reducidos a polvo, se concebiría, la reunión, cuando fuera que fuese; pero la cosa no es así. El cuerpo está formado de diversos elementos: oxígeno, hidrógeno, nitrógeno, carbono, etcétera, y, con la descomposición, estos elementos se dispersan; pero para servir a la formación de nuevos cuerpos, de modo que la misma molécula de carbono, por ejemplo, habrá entrado en la composición de miles de cuerpos diferentes, y no hablamos más que de los humanos, sin contar todos aquellos de los animales. Se agregue a esto, que alguien tenga en su cuerpo moléculas que hayan pertenecido a un cuerpo de la edad primitiva; que las mismas moléculas orgánicas, absorbidas por uno en el nutrimiento, provengan, quizá, del cuerpo de otro, que habrá conocido, y así sucesivamente. Por cuanto la materia es en cuantidad definida, y sus transformaciones son en cantidades indefinidas, cómo podría,, cada cuerpo, reconstituirse con los mismos elementos? Imposibilidad material. Entonces, razonablemente, no se puede admitir la resurrección de la carne sino como una similitud, que simbolice el fenómeno de la reencarnación, y entonces, no colisiona más con la razón ni contradice a los datos de la ciencia.
Es verdad que, según aquella alegórica doctrina, esta resurrección no debe ubicarse sino al final de los tiempos; mientra que, de acuerdo con la Doctrina Espirita, se verifica todos los días. Pero, en el cuadro del juicio final no se descubre una gran y hermosa figura, que esconde, debajo del velo de la alegoría, una de aquellas inmutables verdades, que no encontrará más escépticos, cuando sea reconocida en su verdadero significado? Quien bien medite la teoría del Espiritismo, -la Doctrina Universal-, sobre el porvenir de los Espíritus y sobre su destino después de las diferentes pruebas que deben afrontar, verá que, salvo la contemporaneidad, el juicio que le condena o le absuelve, no es, por nada, una ficción, como piensan los incrédulos. Notemos que, por otra parte, esa es la consecuencia natural de la pluralidad de mundos poblados de seres, hoy admitida por todos, mientras, según la doctrina del juicio final, la tierra sería el solo mundo habitado.
PARAISO, INFIERNO Y PURGATORIO
55. A las sanciones, como a los goces de los Espíritus, según sus méritos, está destinado un lugar circunscrito en el universo?
-“Las sanciones y las alegrías son inherentes al grado de perfección de los Espíritus; cada uno de ellos encuentra en sí mismo el principio de la propia felicidad, o infelicidad, y, por cuanto ellos se encuentran por toda parte, no existe algún lugar especial destinado al castigo, o a la recompensa? En cuanto, luego, a los Espíritus encarnados, son más o menos felices, según que el globo, en el cual ellos habitan, de mayor o menor grado de progreso”-.
Es decir, el infierno y el paraíso no existen tales como se los imaginan algunos?
-“Estos son conceptos humanos. En todas partes existen Espíritus felices e infelices. Es verdad, como hemos dicho, que los Espíritus del mismo orden se reúnen por simpatía; pero, especialmente cuando son elevados, pueden reunirse a donde a ellos más les place”-.
La circunscripción absoluta de los lugares de sanciones o de compensación no existe más que en la imaginación de algunos; ella viene de su tendencia a materializar y a circunscribir las cosas de las cuales no puede comprender la esencia indefinida.
56. Qué se debe entender por purgatorio?
-“Dolores físicos y morales; el tiempo de la expiación. Es casi siempre sobre la tierra el purgatorio, en el cual Dios os hace expiar vuestras culpas”-.
Lo que el ser humano denomina purgatorio, es, también, una figura alegórica, y es preciso entenderla. No es un lugar determinado, sino el estado de los Espíritus imperfectos en expiación hasta su purificación completa, que le hará ascender al grado de Espíritus sabios. Y, dado que se purifican mediante las diversas encarnaciones, el purgatorio consiste en las pruebas de la vida corpórea.
57. Cómo es que algunos Espíritus, quienes en su lenguaje revelan la propia elevación, han respondido a personas serias, sobre el infierno y el purgatorio, según la idea común?
-“Han debido hablar un lenguaje comprendido por las personas que les interrogaban: cuando estas son muy embebidas de ciertas ideas, no quieren contradecirles muy bruscamente para no ofender sus convicciones. Si un Espíritu dijese, sin precauciones oratoria, a un musulmán, pongamos por caso, que Mahoma no es un profeta, no tendría, en verdad, muy buena acogida”-.
Esto se comprende de parte de aquellos que nos quieren instruir; pero no explica, como ciertos Espíritus, interrogados en torno a su estado, hayan respondido que sufrían las torturas del infierno, o del purgatorio?
-“Cuando son Espíritus inferiores y no del todo despojados de la materialidad, conservan, en parte, las ideas terrestres, y exprimen sus impresiones con términos que les resultan familiares. El encontrarse en un ambiente en el que, a ellos, no le permite escrutar plenamente el porvenir, determina que, frecuentemente, Espíritus que se encuentran en la dimensión espiritual, de reciente data, hablen como lo habrían hecho en la corporal. Por infierno debe entenderse una vida de pruebas severas con la incertidumbre de otra más benévola. Por purgatorio, que sentís combatida, de pruebas, pero con la conciencia de un porvenir mejor. En algunas ocasiones en que vosotros experimentáis una gran insatisfacción, no decís que sufrís un infierno, o como un condenado? Es evidente que estas son palabras expresadas en sentido figurado”-.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC: La calificación con la que Mahoma ejerció su misión fue la de Mensajero de Dios, divulgando el mensaje de la unicidad de Dios, para contrarrestar aquella idea de la trinidad que había nacido en el primer Concilio de Nicea, en el año 325 d.n.e., que tergiversaba la realidad histórico-espiritual existente hasta ese momento. La obra de espiritualidad y la civilización árabe que contribuyó a gestar, en el mundo occidental, es una labor admirable y digna de estudio, por cuanto sus poetas, pensadores y filósofos, han escrito algunas de las páginas más hermosas de sabiduría, en el planeta tierra, y divulgado el mejor ejemplo de espiritualidad directa y sin intermediarios, centrada en el Creador Universal, tanto por el islamismo, como por los sufíes y derviches danzantes, representando, en el mundo occidental, el equilibrio y la luz, frente al oscurantismo de toda la edad media y siglos posteriores, y aún, el sufismo constituye un excelente modelo de espiritualidad y sabiduría que siguen las mentes más brillantes del planeta tierra.
58. Qué se quiere significar con la expresión: Espíritu en pena?
-“Un Espíritu desencarnado, que sufre, incierto de su porvenir, a quien podéis dar, brindar alivio, quien, con frecuencia os lo pide, viniendo a comunicarse con vosotros”-. (Ver Nº 644).
59. Qué significa la palabra cielo?
-“No es un lugar, como los Campos Elíseos, donde se cree que se encuentran todos los buenos Espíritus, aglomerados sin más intención que la de gozar, eternamente, una felicidad pasiva. Es, en cambio, el espacio universal, es decir, los planetas, las estrellas, y todos los mundos superiores, donde los Espíritus disfrutan de todas sus facultades, sin la tribulación de la vida material, ni las angustias inherentes al bajo nivel evolutivo”-.
60. Algunos Espíritus han dicho de habitar el cuarto, el quinto cielo, y similares: qué quieren significar?
-“Solicitaste en cuál cielo habitaban a quienes tenían la idea de muchos cielos, el uno sobre el otro, como los planos de una casa, y respondieron con el mismo lenguaje. Pero, ellos, con aquellas palabras: cuarto, quinto cielo, querían expresar diversos grados de elevación, y, en consecuencia, de felicidad. Lo mismo ocurre si se pregunta a un Espíritu si se encuentra en el infierno. Si él sufre, dirá que sí, por cuanto infierno es sinónimo de insatisfacción, aunque sepa que no se encuentra en una caldera. Un pagano habría respondido que se encontraba en el Tártaro”-.
De la misma manera se deben entender expresiones análogas, como ciudad de las flores, ciudad de los elegidos, primera, segunda, tercera esfera, y similares, las cuales no son más que alegorías utilizadas por ciertos Espíritus, sea como metáforas, sea, también, alguna vez, por ignorancia de la realidad de las cosas, y también, de las nociones científicas más elementales.
Según la idea limitada que se tenía en el pasado de los lugares de sanciones y de recompensa, y especialmente según la creencia de que la tierra fuese el centro del universo, y el cielo formase una bóveda, y de que hubiese una región de las estrellas, el cielo venía colocado en lo alto, y el infierno abajo, de donde se originaron aquellas expresiones: ascender al cielo, precipitarse en el infierno. Ahora, pero, que la ciencia ha demostrado que la tierra, entre tantos millones de otros mundos, es uno de los más pequeños, y sin importancia especial; ahora que la ciencia ha trazado la historia de su formación, y descrito su estructura, y probado, que, siendo el espacio sin fin, en el universo no existe lo alto ni lo bajo, se ha debido renunciar a poner el cielo por encima de las nubes y el infierno en los abismos. En cuanto al purgatorio, no se le había asignado algún lugar determinado. Estaba, reservado al Espiritismo, -la Doctrina Universal-, de dar, también, sobre esto, la explicación más racional y grandiosa, y al mismo tiempo más consolante para la humanidad. Ahora, gracias a las comunicaciones que hemos recibido, sabemos de llevar, en nosotros mismos, nuestro infierno y nuestro paraíso; nuestro purgatorio, después, lo encontramos en nuestras encarnaciones, es decir, en nuestras vidas corpóreas.
61. Cómo se deben interpretar las palabras de Jesús: -Mi reino no es de este mundo?
-“En sentido figurado. Un estado interior de pureza, de desinterés, de amor y de bien”-
62. Podrá, alguna vez, gestarse sobre la tierra el reino del bien?
-“El bien reinará sobre la tierra, cuando entre los Espíritus que vengan a habitarla, los buenos prevalezcan sobre los menos desarrollados. Entonces, ellos harán reinar el amor y la justicia, fuente del bien y de la felicidad. El ser humano, con el progreso moral y con la práctica de las leyes de Dios, atraerá sobre la tierra a los buenos Espíritus, alejando a los malos. Pero, para hacer eso, es necesario que él erradique el orgullo y el egoísmo. La transformación de la humanidad ha sido predicha, y vosotros os encontráis próximos a aquel momento cuya manifestación dinamizan todos quienes cooperan al progreso. Ella se cumplirá con la encarnación de Espíritus mejores, que formarán, en la tierra, una nueva generación. Entonces, los Espíritus menos de los malvados, que la desencarnación va quitando de escena día a día, y todos aquellos que buscan de frenar los avenimientos, serán excluidos, por cuanto estarían fuera de lugar, entre personas de bien, de quienes enturbiarían la felicidad. Ellos irán a cumplir penosas misiones en otros mundos menos avanzados, donde podrán trabajar para su propio progreso, y al mismo tiempo promoverán el de sus hermanos todavía de menor progreso. Y, en esta exclusión de la tierra transformada no veis, quizá, la figura del paraíso perdido? Y en el germen de sus pasiones y en las trazas de su inferioridad, traídos por el ser humano, cuando en una condición similar vino a habitar en la tierra, no veis la otra no menos sublime del pecado original? De esta manera, este último se encuentra en la naturaleza todavía imperfecta del humano, el cual responde sólo de sí mismo y de sus propias culpas, no ya de las de sus padres. OH, vosotros todos, seres humanos de fe y de buena voluntad, trabajad, por lo tanto, con fervor y coraje en la gran obra de la regeneración, y recogeréis el céntuplo del grano que habéis sembrado. Infelices quienes cierren los ojos a la luz, por cuanto se preparan largo tiempo de insatisfacción! Infelices quienes ubican su felicidad, únicamente, en los bienes de este mundo, por cuanto experimentarán la carencia de otros goces más elevados. Infelices, sobre todo, los egoístas, quienes experimentarán la necesidad de ser ayudados en la depuración de sus condiciones morales”-.