PROLEGOMENOS
El Libro de los Espíritus
Allan Kardec
Versión
castellana Gic
Fenómenos que
escapan a las leyes de la ciencia vulgar, se manifiestan por todas partes, y
demuestran tener por causa la acción de una voluntad libre e inteligente.
Ahora la
razón nos dice que un efecto inteligente debe tener por causa una potencia
inteligente, y los hechos han probado que esta potencia puede entrar en
comunicación con los seres humanos mediante signos materiales.
Esta
potencia, a una pregunta sobre su naturaleza, ha declarado de pertenecer al
mundo de los seres espirituales, que se han despojado de la envoltura corporal
humana. De esta manera fue revelada la doctrina de los Espíritus.
Las
comunicaciones entre la dimensión espiritual y la física se encuentran en la
naturaleza de las cosas, y no constituyen hecho alguno sobrenatural, del cual
se encuentran huellas en todos los pueblos y en todas las épocas. Hoy, ya, estas
comunicaciones son generalizadas y accesibles a todos.
Los
Espíritus anuncian que los tiempos señalados por la Providencia para una
manifestación universal han llegado, y que, siendo ellos los ministros de Dios
y los instrumentos de su voluntad, tienen la misión de instruir y de iluminar a
los seres humanos, abriendo para ellos una nueva era de regeneración.
Este libro
es la recopilación de sus enseñanzas, y fue escrito por orden y bajo el dictado
de los Espíritus superiores, para poner los fundamentos de una filosofía
racional, despojada de prejuicios del espíritu de sistema: él no contiene
palabra que no sea la expresión de su pensamiento, y no haya tenido su
aprobación. A quien ha tenido el mandato de publicarlo le pertenecen,
exclusivamente, el orden y la distribución metódica de las materias, y la forma
de algunas partes de la compilación, y las notas.
De los
Espíritus que han cooperado a esta compilación muchos han vivido en diversas
épocas, en la tierra, donde han predicado y practicado las virtudes y la
sabiduría; otros, no fueron personajes de quienes la historia haya registrado
el recuerdo, pero su elevación se manifiesta por la pureza de su doctrina y por
su unión con quienes llevan nombres reconocidos.
Estas son
las palabras precisas con las cuales dieron por escrito y a través de diversos
médiums, el mandato de preparar este libro.
“Ocúpate
con celo y perseverancia del trabajo iniciado con nuestro concurso, por cuanto
nos es inherente. Nosotros hemos colocado las bases del edificio, que se va
elevando, y que, un día, deberá reunir a todos los seres humanos en un mismo
sentimiento de amor y de solidaridad; pero, antes de divulgarlo, lo revisaremos
conjuntamente, para verificar todos los particulares”.
“Nosotros
estaremos contigo todas las veces que lo solicites, y para ayudarte en todos tus
otros trabajos, ya que este no es más que una parte del cometido que se te
confió, y que uno de nosotros, ya, te reveló”.
“Entre las
enseñanzas que recibes, las hay que debes reservar para ti hasta nueva
indicación. Cuando el momento de publicarlas haya llegado, nosotros te lo
diremos; mientras tanto medítalas, para estar preparado cuando te lo señalemos”.
“Pondrás en
la cabecera del libro la cepa de la vid que te hemos diseñado, (*) porque es el
emblema de la obra del Creador. Todos los principios materiales, que mejor
puedan representar el cuerpo y el Espíritu, se encuentran juntos; el cuerpo es
el leño, el Espíritu el licor, el espíritu unido al cuerpo, la semilla. El ser
humano afina el Espíritu con el trabajo, por cuanto, como tú sabes, el Espíritu
adquiere conocimientos por medio del trabajo del cuerpo.
“No te
dejes desanimar por la crítica. Encontrarás opositores férreos, especialmente
entre la gente interesada en los abusos, y los encontrarás, inclusive, entre
los Espíritus, por cuanto aquellos que no se han todavía totalmente liberado de
la materia, buscan, con frecuencia, de sembrar la duda por maldad o por
ignorancia; pero, tú sigue siempre adelante, cree en Dios, y procede con
confianza. Nosotros estaremos siempre cerca de ti para asistirte, y está cerca
el tiempo en que la verdad emergerá de todas partes”.
“La verdad
de algunos, que creen saberlo todo, y todo quieren explicarlo a su manera, hará
nacer discrepancias; pero todos aquellos que quieran seguir las enseñanzas de
Jesús, se asociarán en el mismo sentimiento de amor al bien, y se unirán con un
vínculo fraterno que abarcará al mundo entero. Ellos dejarán de lado las
indeseables disputas de palabras, y no se ocuparán más que de las cosas
esenciales, y la doctrina será siempre, en el fondo, idéntica para quienquiera
que reciba las comunicaciones de los Espíritus superiores.
“Con
perseverancia alcanzarás a recoger el fruto de tus trabajos. La satisfacción
que probarás, viendo la doctrina propagarse y ser comprendida por muchos, será para
ti abundante recompensa, y, de esta doctrina, conocerás todo el valor, quizá
más en el porvenir que en el presente. No te turbes, por lo tanto, por las
tribulaciones y por las zarzas que los incrédulos o malvados esparcirán sobre
tu sendero. Ten confianza. Con fe alcanzarás la meta, y merecerás, siempre, ser
ayudado”.
“Recuerda
que los buenos Espíritus asisten, únicamente, a quienes sirven a Dios con
humildad y abnegación, y repudian a cualquiera que busca hacerse de la vía del
cielo un escabel para el logro de las cosas de la tierra. Ellos abandonan al
orgulloso y al ambicioso. El orgullo y la ambición serán siempre una barrera entre
el ser humano y Dios, como vendas que quitan la visión de los esplendores
celestes, y Dios no puede servirse del ciego para hacer comprender la luz”-.
Juan Evangelista, Agustín de
Hipona, Vicente de Paúl, Luís, El Espíritu de Verdad, Sócrates, Platón, Fénelon,
Franklin, Swedenborg, Etc. Etc.
(*) El ramo de vid que se encuentra en el cabezal de este capítulo
es el facsímil del que fue diseñado
por los Espíritus.