Capítulo
XXV
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
Autor: Allan Kardec
Versión castellana y comentarios exegéticos:
Giuseppe Isgró Cattafi
LEY
DE LIBERTAD
Libertad
natural. Dependencia. Libertad de Pensamiento. Libertad de Conciencia. Libre
Albedrío. Fatalidad. Conocimiento del Porvenir. Ensayo sobre el Móvil de las
acciones del Ser Humano.
LIBERTAD
NATURAL
1. Existe, en el mundo, una determinada condición de la cual el ser
humano pueda vanagloriarse de estar verdaderamente libre?
-“No,
porque cada uno de vosotros, tanto el pequeño como el grande, tiene necesidad
de los demás”-.
2. Pero, si no la hay, podría haberla?
-“Sí,
la del eremita en el desierto; por cuanto, tan
pronto se encuentren juntas dos personas, tienen derechos ajenos que respetar,
por lo tanto ya no gozan de libertad absoluta”-.
3. La obligación de respetar los derechos ajenos le quita al ser
humano el de pertenecerse a sí mismo?
-“En
absoluto, por cuanto éste es un derecho natural”-.
4. Cómo conciliar las opiniones liberales de algunos, quienes, luego,
y con frecuencia, ejercen el despotismo tanto a nivel familiar como con sus
subordinados?
-“Tienen
la intuición de la ley natural, sin embargo esta percepción es contrarrestada
por el orgullo y el egoísmo. Comprenden lo que debe ser, cuando sus principios
no constituyen una comedia calculada, pero dejan de ejecutarlo”-.
En
la dimensión espiritual se les tendrá en cuenta los principios que profesaron
en ésta?
-“Cuanto
más el ser humano comprende un principio, tanto menos es sensible de no
aplicarlo a sí mismo. En verdad, la persona simple, pero sincera, se encuentra
más adelantada en el camino de Dios que aquel que quiere aparentar lo que no
es”-.
DEPENDENCIA
5. Existen algunas personas destinadas por la naturaleza a la
sujeción absoluta de otros seres humanos?
-“Toda
sujeción absoluta de un ser humano a otro es contraria a la ley de Dios. La
esclavitud es un abuso de la fuerza, que ha desaparecido como consecuencia del
progreso, de la misma manera en que lo harán todos los demás abusos”-.
La ley humana, que consagraba la esclavitud era contraria a la
naturaleza, por cuanto rebajaba a la persona a la condición del animal,
degradándole moral y físicamente.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC: Las deudas, de cualquier índole, constituyen,
aún, una especie de esclavitud, en el ámbito moral, espiritual o económico.
Estos tipos de obligaciones únicamente pueden ser saldadas mediante su
respectiva compensación, para emanciparse de las mismas. Otra índole de
esclavitud es la ignorancia, razón por la cual una persona puede quedar,
virtualmente subordinada a otra, y ser manipulada indebidamente durante toda
una existencia o ciclo de vida. Solamente el conocimiento de la verdad podrá
dejar en libertad, y con plena autonomía, a quienes se encuentren en estos
casos, que, en la actualidad, constituyen importantes segmentos de la población
mundial. Esta forma de manipulación esclavizante puede ser de carácter
espiritual, político, económico, laboral o profesional, social, jurídico,
filosófico o de cualquier otra índole. Otra variante de esclavitud lo
constituye el desconocimiento de las leyes naturales que conducen al ser humano
a superar los límites de la estricta justicia divina, pese a la advertencia
coercitiva que por medio de la vergüenza experimenta dentro de su conciencia.
El dejar de conducirse, en la vida, de acuerdo con las leyes naturales, de
todas índoles, puede transformar a una determinada persona en esclava de
algunos vicios, razón por la cual deja de ser dueña de sí misma. En todos
casos, estas son condiciones transitorias, aunque puedan durar varias
existencias, que, oportunamente, cada quien superará, adquiriendo pleno dominio
de sí, y autonomía consciente en forma gradual. Una última esclavitud que es
preciso erradicar de todos los códigos penales y tributarios en el planeta
tierra son las sanciones penales por delitos fiscales. Se dio un paso
importante al erradicar de los códigos civiles las penas de privación de
libertad por deudas económicas. Ahora es preciso dar un paso adelante
eliminando las que corresponden a los delitos fiscales, calificándolas de
deudas económicas, con sus respectivas penalizaciones de carácter financiero,
pero no de índole de privación de la libertad que transforma al Estado en amo
de la vida de un ser humano, ocasionándole un daño moral y humano de múltiples
vertientes que trasciende cualquier nivel de perjuicio que la persona en
particular haya podido efectuar. Este
tipo de humanización del derecho penal es preciso llevarla a cabo a nivel
mundial y constituye un campo de vital importancia en el cual los nuevos
juristas deben centrar su atención en armonía con los derechos naturales del
ser humano. Para el Estado, el carácter monetario de una acción humana no puede
prevalecer sobre el valor de la dignidad de la persona. Allí reside la misión del
Legislador, mediante leyes justas, ajustadas al Derecho Natural, de educar al
ser humano, dándole la oportunidad de rectificar, aun cuando se les apliquen
sanciones de otras índoles ajenas a la de privación de la libertad, que es
contraria a la naturaleza.
6. Cuando la dependencia reside en las costumbres de un pueblo, quién
recaba ventajas conformándose a un uso que le parece natural, pero que es,
igualmente, culpable?
-“El
mal es siempre un mal, y todos vuestros sofismas no transformarán una acción
nociva en buena; pero la imputabilidad del mal es relativa a los medios que uno
tiene de comprenderlo. Quien obtiene provecho de las leyes de “la esclavitud”
es siempre culpable de una violación de la ley natural; pero también en ésta,
como en toda otra cosa, la culpabilidad es relativa. Dado que la esclavitud
fue, y se encuentra, todavía, en las costumbres de los algunos pueblos, el ser
humano ha podido obtener ventajas de buena fe, como de algo que parecía
legítimo; pero, tan pronto su razón se haya desarrollado e iluminado por la luz
del progreso, percibiendo en el dependiente a un semejante frente a Dios, él ya
no tiene excusa alguna para mantener ese estado de cosas”-.
7. La natural diversidad de
las aptitudes no ubica a determinados grupos étnicos bajo la dependencia de
otros más inteligentes?
-“Sí,
para elevarle, pero no para embrutecerles en un mayor grado de servidumbre. Los
seres humanos han considerado, desde lejanos tiempos, a determinados grupos
étnicos como animales de trabajo dotados de brazos y de manos, que se creyeron con derecho de
vender como bestias de carga. Se han creído de una sangre de mayor pureza
dejando de ver más allá de la materia. Realmente, no es cuestión de sangre, más
o menos pura, sino de elevación de Espíritu”-. (Ver Nº 361 y 803).
8. Algunos, por otra parte, tratan a sus dependientes con humanidad,
no permitiendo que les falte nada, dando por hecho que su independencia les
expondría a mayores privaciones. Qué opináis de éstos?
-“Comprenden
mejor sus propios intereses; tienen, también, mayores cuidados con sus bueyes y caballos con
lo cual obtienen óptimas ganancias en el
mercado! Éstos no son tan culpables como aquellos que les maltratan; pero, les
consideran, igualmente, como una mercancía, privándoles del derecho de
pertenecerse a sí mismos”-.
LIBERTAD DE PENSAMIENTO
9. Existe alguna condición en el ser humano que escape a determinada
coerción, respecto a la cual él goza de absoluta libertad?
-“El
pensamiento, que desafía las trabas y los límites. Se le puede oprimir, pero no
sofocarle”-.
10. El ser humano está obligado a responder por la índole de su
pensamiento?
-“Responde
a Dios, por cuanto Él es, únicamente, quien la puede conocer, y por lo tanto
absolver o condenar de acuerdo con su justicia”-.
COMENTARIO EXEGÉTICO
GIC: Los pensamientos, en primera instancia, a quien afectan es a su emisor,
mientras no se traduzcan en actos que sí lo hagan a terceras personas, por los
cuales, si los efectos son negativos, deberá responder tanto por la Legislación
vigente del Derecho Positivo, como por la Ley Cósmica; si son positivos,
recabará los respectivos resultados compensatorios. Al margen de esto, existen
otras vertientes: la primera: el pensamiento tiene polaridad positiva y
negativa. De acuerdo a la ley de atracción, cada pensamiento, de acuerdo con la
polaridad emitida, atraerá a la propia vida, las manifestaciones equivalentes,
y repelerá las contrarias. Esta es la razón por la cual, al ejercer pleno
dominio sobre los propios pensamientos, se domina, al mismo tiempo, las
condiciones externas que afronta en un momento dado. Los pensamientos pueden
estar cargados de sentimientos equivalentes a los valores universales, también
en ambas polaridades, por lo cual, potencian su efecto de atracción o
repulsión, según la índole de los mismos. Pensamientos más sentimientos, tienen
una doble fuerza de atracción y de repulsión, así como mayor potencia creadora-realizadora.
Bajo la egida de los valores universales, los pensamientos se mantienen dentro
de los parámetros de la ley natural que permite palabras y actos rectos en
armonía con una vida virtuosa. Cuando los pensamientos son cargados con un
sentimiento positivo, por ejemplo, de amor, de respeto, de justicia, de
belleza, de equidad, de bondad, de prosperidad, de salud, de servicio, de
altruismo, entre otros, le permiten manifestar en la propia vida efectos de
análoga naturaleza. En cambio, un pensamiento de deseo de la mujer del prójimo,
en la agudeza jurídica-espiritual de Jesús de Nazareth, aunque no se haya
traducido en acto, implica siempre una falta. Un pensamiento negativo, aunque
no afecte a otros, manifestará esa condición en la vida de una persona, afectando
su armonía y la calidad de su aura, haciéndole vulnerable a la influencia
exterior. Los pensamientos concupiscentes transformarán los rasgos físicos de
la persona, haciendo visible, en lo externo, lo que se alberga en la mente,
además de atraer las condiciones –y personas- inherentes a su vida, aislando
las opuestas positivas. Es decir, sí existen consecuencias serias de acuerdo
con las índoles de los propios pensamientos, que es preciso prestarle la debida
atención.
LIBERTAD DE CONCIENCIA
11. La libertad de conciencia es una consecuencia de la libertad de
pensamiento?
-“La
conciencia es un pensamiento íntimo que pertenece al ser humano; todos los
pensamientos reflejan un determinado estado de conciencia”-.
COMENTARIO EXEGÉTICO DE GIC: El estado de conciencia que posee, en
un momento dado, una persona, fruto de su evolución a través de incontables
ciclos de vida, denota una mayor o menor capacidad de discernimiento entre el
bien y el mal, entre lo justo y lo injusto, entre lo hermoso y lo opuesto, y así
con cada uno de los restantes valores universales. Esta capacidad perceptiva de
la conciencia refleja su aptitud de hacer o de dejar de hacer, y constituye la
suma existencial reflejada a nivel de Espíritu, que le otorga la potencia
evolutiva-creadora hasta un momento determinado de su carrera existencial. Esta
aptitud desarrollada es diferente al registro de las acciones humanas en la
memoria espiritual, en el archivo del alma, que constituye un registro contable
de los pensamientos, sentimientos, palabras y acciones de toda su historia
vivencial. La conciencia como atributo divino, en el ser humano, de análoga
naturaleza a la del Creador Universal, es una réplica de la de Éste, donde el
Supremo Artífice se expresa con el lenguaje de los sentimientos equivalentes a
los valores universales, cuya acción coercitiva y coactiva, constituyen, para
el ser humano, -y todos los seres en los cuatro reinos naturales- una guía que
rige sus acciones. La primera, es decir, la acción coercitiva, es un freno que
le inhibe, cuando le hace caso, de incurrir en actos indebidos, manteniéndoles
dentro de los rectos pensamientos, sentimientos, así como rectas palabras y
acciones. En los casos en los cuales el ser humano trasciende la voz de alerta
de la conciencia, -como representación de la vergüenza que la persona
experimentaría de ejecutar determinados actos, y los lleva a cabo-, seguidamente,
y en forma instantánea, se activa la acción coactiva de la conciencia, además
de la ley de afinidad, la de justicia, la de igualdad y la de compensación, con
sus efectos inherentes; éstos le indican a la persona que ha incurrido en
falta. La constante acción coactiva de la conciencia se expresa en forma de
remordimiento, percepción del mal efectuado, que le inducen a la rectificación
y a la compensación, así como, a la prudencia, la siguiente vez, para evitar de
repetir pensamientos, sentimientos, palabras y actos de análoga naturaleza.
También, las consecuencias pueden manifestarse no por la acción, sino por la
omisión de pensamientos, sentimientos, palabras y actos cuya ejecución habrían
significado el cumplimiento de un deber en cualquiera de sus variantes o
vertientes. Esta conciencia, en su estado original, desde el inicio de la
carrera del ser, tiene una función activa y en ella se expresa la acción
pedagógica del Creador Universal. La mayor evolución del estado de conciencia
se traduce en la capacidad de la visión perceptiva y en la aptitud de hacer o
dejar de hacer, así como en la libertad y en el control efectivo de los
pensamientos.
12. Tiene, el ser humano, el derecho de restringir la libertad de
conciencia?
-“No,
al igual que no lo tiene para restringir la del pensamiento. Este derecho
pertenece únicamente a Dios. Así como el ser humano regula sus relaciones con
sus semejantes por medio de la normas del Derecho Positivo, Dios lo hace con
las leyes de la naturaleza en lo concerniente a las relaciones del ser humano
con Él”-.
13. Cuál es la consecuencia del intento de sofocar la libertad de
conciencia?
-“La
de obligar a los seres humanos de actuar diversamente de cómo piensan, y, por
lo tanto, convertirles en hipócritas. La libertad de conciencia es uno de los
caracteres de la verdadera civilización y del auténtico progreso”-
COMENTARIO EXEGÉTICO DE GIC: A través de la historia se ha manipulado
tanto la libertad de pensamiento como la de la conciencia, con diversos fines
espirituales, políticos, económicos, entre otros, inhibiendo la libertad de
acción del ser humano hacia su auténtico desarrollo personal. Evidentemente,
esta restricción de libertad de conciencia, tiene efectos sobre los
pensamientos y sobre los sentimientos, y al desoír la voz de la conciencia, supera
el freno antepuesto por los sentimientos de los valores universales expresados
en la conciencia, cultivando pensamientos y sentimientos en polaridad negativa,
que inducirán, oportunamente, a las exteriorización de palabras o a la
realización de actos de análoga índole, que implicarán efectos insatisfactorios
para la persona en particular. Tanto para protegerse de la acción manipuladora
externa, como de la interna, es preciso cultivar una clara conciencia de los
valores universales, y oír, a tiempo, la voz de la conciencia, que siempre se
deja sentir como guía oportuna en todas las situaciones y circunstancias de la
vida.
14. Es respetable toda creencia, aún cuando fuese notoriamente falsa?
-“Cada
creencia es respetable cuando es sincera y conduce a la práctica del bien.
Reprobables son aquellas creencias que inducen al mal”-.
15. Es reprobable escandalizar en su fe a quien no piensa como
nosotros?
-“Es
una ausencia de bondad y un irrespeto a la libertad de pensamiento”-.
16. Irrespeta la libertad de conciencia quien pone obstáculos a la
difusión de creencias que pueden perturbar a la sociedad?
-“Se
pueden reprimir los actos; pero la creencia íntima es inaccesible”-.
Reprimir los actos externos de una creencia, cuando ellos
perjudican, de alguna manera, los intereses de los demás, no es irrespetar la
libertad de conciencia, por cuanto tal represión deja, de todos modos, a la
creencia, su plena libertad”-.
17. Se debe dejar, quizá, por
respeto a la libertad de conciencia, que se propaguen doctrinas perniciosas; o
es lícito, sin atentar a esta libertad, buscar de reconducir sobre la recta vía
a quien se ha desviado por falsos principios?
-“Sin
duda alguna es lícito, incluso un deber; pero enseñad siguiendo el ejemplo de
Jesús, con la dulzura y con la
persuasión; no con la violencia, lo cual sería peor que la creencia errónea
de aquel a quien se quisiera convertir. El bien y la fraternidad se deben
instaurar con la dulzura, no con la violencia; la convicción no se impone
jamás”-.
18. Todas las doctrinas pretenden ser la única expresión de la verdad.
Cómo podemos reconocer la que posee mayor derecho de proclamarse como tal?
-“Será
aquella que formará el mayor número de personas honestas y el menor de
hipócritas; es decir, que enseñará a practicar la ley del amor y de la bondad
en su máxima pureza y en su más amplia aplicación. Por este signo reconoceréis
la bondad, por cuanto cada doctrina que estimule la discordia y establezca una
distinción entre los hijos de Dios, no puede ser más que falsa y perniciosa”-.
LIBRE
ALBEDRÍO
19. Tiene, el ser humano, el libre albedrío de sus actos?
-“Por
cuanto tiene el de pensar, posee, también, el de actuar. Sin libre albedrío, el
ser humano sería una maquina”-.
20. El ser humano disfruta del libre albedrío desde su nacimiento?
-“No
puede tener libertad de acción antes de que tenga voluntad de hacer. En el
primer período de la vida, la libertad es casi nula; después se desenvuelve, y
cambia de objeto con las facultades, Debido a que el niño concibe los
pensamientos en relación con la necesidad de su edad, él aplica el libre
albedrío a las cosas que les son necesarias”-.
21. Las predisposiciones instintivas, que el ser humano trae consigo
al nacer, no constituyen un obstáculo en el ejercicio del libre albedrío?
-“Las
predisposiciones instintivas son las del Espíritu antes de su encarnación. Aún
cuando él sea de poco progreso, pueden incitarle a actos reprobables, secundado
en esto por Espíritus a quienes aquellas predisposiciones les resultan
simpáticas, pero que, para quien quiere combatirlas no existe atracción
irresistible. Recordad que querer es poder”-. (Ver Nº 361).
22. La constitución física no tiene ningún peso sobre los actos de la
vida? De tenerlo, no resulta ello a expensas del libre albedrío?
-“El
Espíritu, ciertamente, siente algún efecto de la materia, que puede rendir
difíciles las manifestaciones, por lo cual, en los mundos, en donde los cuerpos
son menos materiales que en la tierra, las facultades se desenvuelven con mayor
libertad; pero sabéis bien que éstas no son dadas por el cuerpo. Del resto, aquí
es preciso distinguir las facultades morales de las intelectivas: si una
persona tiene el instinto del homicidio, ese le viene, por cierto, del
Espíritu, no de los órganos. Quien anula su pensamiento para no ocuparse más
que de la materia, se asemeja al bruto, y, aún peor que eso, deja de pensar a prevenir el mal, cayendo en
falta voluntariamente”-. (Ver Nº 367 y siguientes).
23. La alteración de las facultades le quitan al ser humano el libre
albedrío?
-“Sí,
porque le privan del dominio y de la libertad de pensamiento. Ellas, a menudo,
constituyen una sanción para el Espíritu, quien, en otra existencia, pudo haber
sido vano y orgulloso, o haber abusado de sus facultades, y, por lo tanto,
renacer en el cuerpo de un maníaco o de un idiota, como el déspota en el de un
esclavo, y el rico egoísta en el de un mendigo, Pero el Espíritu sufre por
estas alteraciones, de las cuales tiene conciencia; en esto consiste la acción
de la materia”-. (Ver Nº 371 y siguientes).
24. La aberración de las facultades intelectuales por embriaguez,
excusa los actos reprobables?
-“No,
por cuanto el beodo se priva voluntariamente de la conciencia para satisfacer
sus pasiones brutales, por lo cual, en vez de incurrir en una sola culpa, lo
hace en dos”-.
25. En el ser humano en estado salvaje, cuál de las dos facultades
predomina: el instinto o el libre albedrío?
–“El
instinto, lo cual no le impide de actuar, en algunas cosas, con plena libertad,
pero, al igual que el niño, él aplica esta libertad a sus necesidades, y ella
se desenvuelve conjuntamente con la inteligencia. Por lo tanto, vosotros, que
tenéis mayor grado de conciencia, sois, igualmente, responsables en esa medida
en lo que hacéis”-.
26. La condición social no es, tal vez, un obstáculo a la entera
libertad de los actos?
-“Si
el mundo tiene sus exigencias, Dios, que es justo, está en cuenta de todo, pero
también lo tendrá de vuestros esfuerzos para superar los obstáculos”-.
FATALIDAD
27. Podría decirse que existe una fatalidad en los eventos de la vida,
que implique que los acontecimientos estén, ya, previamente preestablecidos?
-“La
fatalidad no existe sino por la elección que el Espíritu ha hecho,
encarnándose, de pasar por esta o aquella prueba, por cuanto, eligiendo, él se
crea una especie de destino, que es la consecuencia misma de la condición en la
cual se ha colocado. Bien entendido, pero, que aquí se habla de las pruebas
físicas, dado que, en lo que se refiere a las pruebas morales y a las
tentaciones, el Espíritu, quien conserva su libre albedrío, tanto para el bien
como por el mal, es siempre dueño de ceder o de resistir. Un Espíritu bueno,
viéndolo vacilar, puede moverse en su ayuda, pero no imponérsele dominando su
voluntad; un Espíritu inferior, es decir de bajo nivel evolutivo, haciéndole
ver una cosa por otra, o exagerándole un peligro, puede impresionarlo,
asustándole; pero, por lo menos, la voluntad del Espíritu encarnado queda libre
de toda coacción”-.
COMENTARIO EXEGÉTICO GIC: Es extraordinaria la percepción de la
verdad expuesta en este parágrafo en relación a las pruebas previamente
elegidas por el Espíritu antes de encarnar, que van a conformar su destino, en
determinado grado, en el nuevo ciclo de vida. Esta realidad está conformada por
diversas vertientes: En primer lugar, las pruebas que elige, el mismo
Espíritu, de manera que pueda desarrollar habilidades en aquellas áreas en que
él comprende que precisa fortalecerse. Selecciona, también, determinadas
pruebas para experimentar situaciones análogas a las que él ha ocasionado a
otros, en vidas anteriores, como un aprendizaje. Otras, las elige para
optimizar aquellas aptitudes que previamente ha fortalecido, bien sea aportando
un bien a la sociedad, o un servicio, que van a fungir como vocación
existencial, y que reflejarán sus puntos fuertes; mientras que las otras
pruebas lo harán con sus puntos menos
fuertes. Empero, en segundo lugar,
su suma existencial, por la ley de afinidad, previo el veredicto de la de
justicia, la de igualdad y la de compensación, van ubicándolo o reubicándolo,
automáticamente, en el nuevo orden que le corresponde en el concierto de todas
las cosas, tanto por sus fortalezas como por sus debilidades, en el cual orden,
podrá, en mejor forma, optimizar las primeras y fortalecer las segundas. Todo
ello conlleva, paralelamente, el aprendizaje que precisa en uno o en otro
sentido. En tercer lugar, tenemos lo siguiente: dado que en el planeta
tierra, o en el de turno en que se viva, en un determinado momento, existe un
plan de vida y de estudios, que se va realizando en forma gradual, y
sistemáticamente, por los pedagogos
planetarios, necesariamente, entre las pruebas existenciales y los
estudios a realizar, se encuentran aquellos que se vinculan con este programa
planetario. El orden en que su suma existencial le ha colocado, por acción
efectiva de la ley de afinidad, previo auxilio de las de justicia, igualdad y
compensación, le ubica en un ambiente afín de seres que se encuentran en una
esfera mental evolutiva que va desde un grado mínimo hasta otro de jerarquía
superior, entre cuyos niveles cada quien recibe enseñanzas del que se encuentra
en el rengo superior y, a su vez, enseña, a los que les siguen, inmediatamente,
en un justo y perfecto sistema y orden jerárquico, en la gran cadena evolutiva
universal. Los afines se juntan en todos los niveles. También es cierto que, si
bien a nivel físico, en un área específica, convivan millones de personas, a
nivel espiritual, en la ecología mental –conformada por Espíritus encarnados y
por los que se encuentran en la dimensión espiritual- cada quien puede formar
parte de una esfera mental diferente, de acuerdo al grado evolutivo arrojado
por su suma existencial. Pese a vivir en el mismo ambiente físico, viven en
diferentes mundos mentales. Empero, por efectos de la resonancia magnética, los
de nivel superior, en la escala evolutiva, influyen, positivamente, en los que
les siguen en rango, tanto por la comunicación de contenidos mentales, vía
telepática, como por el ejemplo, a nivel objetivo-visual. Este efecto de influencia espiritual, se
lleva a cabo, también, por interrelación entre las dimensiones espiritual y
física, vía telepática, donde los Espíritus, cada uno en su respectivo nivel, aporta
la ayuda o la influencia respectiva, pero, respetando, siempre, el libre
albedrío de cada quien, como un derecho intrínseco de cada ser.
28. Existen personas a quienes, pareciera que le persigue la
fatalidad, independientemente de su modo de actuar, podría decirse que le
persigue la desventura?
-“Puede
darse que estas sean pruebas por las cuales deben pasar, por haberlas elegido,
previamente, antes de encarnar, ellas mismas; pero, es preciso repetirlo:
vosotros le achacáis al destino lo que, la mayoría de las veces, no es sino la consecuencia de vuestras
propias culpas. En los males que os afligen, procurad de tener pura la
conciencia, y seréis, ya, medios consolados”-.
Las ideas justas o falsas, que nos formamos de las cosas, nos
permiten triunfar, o no, de acuerdo con nuestro concepto y condición social; pero,
muchas personas encuentran más sencillo y menos humillante para su amor propio,
atribuir los propios fallos en la obtención del éxito a la suerte o al destino,
antes que a la propia culpa.
Si bien la asistencia espiritual contribuye, en ocasiones,
nosotros nos podemos, siempre, sustraer, rechazándolas, cuando son negativas
las ideas que nos son sugeridas.
29. Hay personas que, tan pronto se libran de un grave peligro, caen
en otro; pareciera que no pueden evitar la desencarnación, -no es esto una
evidencia de fatalidad?
-“De
fatal, en el verdadero sentido de la palabra, no existe más que el instante de
la desencarnación; cuando el momento ha llegado, bien sea de una u otra forma,
es imposible evitarla”-.
Esto
admitido, sea cual fuere el peligro que nos amenace, no se desencarna si la
hora no ha llegado?
-“Ciertamente,
es así. Dios conoce, antes, cual es la modalidad de desencarnación para cada
quien, y, con frecuencia, también vuestro Espíritu, ya que la conoció en el
momento de elegir las pruebas existenciales, antes de encarnar”-.
30. De la no removible hora de la reencarnación se deriva que las
precauciones que se tomen para evitarla sean inútiles?
-“No;
aquellas precauciones os son sugeridas con el fin de que la evitéis, y
constituyen uno de los medios para evitar que se cumpla, si el tiempo de una
persona no ha llegado”-.
31. Con qué finalidad la Providencia nos hace correr determinados
peligros, los cuales no deben tener ninguna consecuencia?
-“Para
apartaros del mal y rendiros mejores. Cuando escapad de un peligro, quedáis,
empero, bajo su impresión; entonces, pensáis, seriamente, en mejoraros, según
la mayor o menor influencia que los buenos Espíritus ejercitan sobre vosotros.
Con los peligros que corréis, Dios os hace recordar vuestra debilidad y la
fragilidad de vuestra existencia. Si luego examinad la causa y la naturaleza
del peligro, veréis, mayormente, que sus consecuencias habrían sido la sanción
a una acción indebida o al incumplimiento de un deber. Dios os advierte, de
esta manera, de centraros en vosotros mismos, enmendándoos”-. (Ver Nº 526-532).
32. El Espíritu conoce, previamente, el tipo de desencarnación por
medio de la cual su Espíritu habrá de separarse de su cuerpo?
-“Él
sabe que el género de vida por él elegido le expondrá a un modo más que a otro;
pero conoce, también, las luchas que deberá sostener para evitar, con la ayuda
de Dios, de sucumbir antes del tiempo previsto”-.
33. Algunos afrontan los peligros de las batallas con la convicción de
que su hora aún no ha llegado, -tal confianza, tiene algún fundamento?
-“Como
el ser humano tiene, con frecuencia, el presentimiento del término del presente
ciclo de vida, en la dimensión física, de la misma manera puede tener el de que
el mismo se encuentra, aún, distante, en el tiempo. Este presentimiento le
viene inspirado por sus Espíritus protectores que le advierten para estar
pronto para la partida, o le estimulan el coraje en los momentos menos fáciles;
pero, puede tenerlo él mismo, intuitivamente, por la existencia que ha elegido,
o por la misión que aceptó, la cual sabe que puede cumplir”-. (Ver Nº 411 y
422).
34. Por qué razón, aquellas personas que presienten su desencarnación,
la temen, en general, menos que los demás?
-“Es
el ser humano que teme la desencarnación, no el Espíritu; quien tiene este tipo
de presentimiento piensa más como Espíritu que como persona; comprende su
liberación, y espera”-.
35. Si la desencarnación no puede evitarse cuando debe ocurrir, pasa
lo mismo con todos los accidentes que suceden en el curso de la vida”-.
-“Ellos
constituyen, normalmente, cosas muy leves, por lo cual no existe razón alguna
para advertíroslos con antelación; en alguna ocasión, pero, hacemos de manera
que podáis evitarlos, inspirando vuestro pensamiento, por cuanto a nosotros nos
repugna el sufrimiento material; pero, de todo modo, ellos importan poco en
relación a la existencia que habéis elegido. Verdaderamente fatal no existe más
que la hora en la cual debéis encarnar y desencarnar”-.
Existen
hechos que deben acontecer, en forma absoluta, los cuales no pueden ser
impedidos con la intervención de los Espíritus?
-“Sí;
y vosotros, en el estado de Espíritus, los habéis visto y presentido, cuando
hicisteis vuestra elección. No creáis, por otra parte, que todo lo que sucede
esté ya escrito, como dice el vulgo; un avenimiento es, con frecuencia, la
consecuencia de algo que habéis hecho de vuestra espontánea voluntad, de modo
que, si no lo hubieseis realizado, el mismo no habría ocurrido. Si os quemáis
un dedo, es por imprudencia propia, y el dolor es la consecuencia física;
solamente los grandes afanes, los acontecimientos relevantes, que pueden
influir sobre la moral, son previstos por Dios, por cuanto son útiles para
vuestra purificación e instrucción”-.
36. El ser humano, por la acción de su voluntad, y por medio de sus
acciones, puede lograr que determinados avenimientos que deberían ocurrir,
dejen de hacerlo, y viceversa?
-“Sí,
si este cambio puede combinarse con la vida que ha elegido. Por otra parte, puede
impedir el mal, especialmente aquel que puede conducir a un mal mayor, para
hacer, como debe efectuarse, el bien, el cual es el único fin de la vida”-.
37. El ser humano que comete un homicidio, sabe, al elegir su
existencia, que lo cometerá?
-“No;
él sabe que, eligiendo una vida de lucha, corre el riesgo de enviar a mejor
vida a un semejante; pero ignora si lo hará, por cuanto, casi siempre, antes de
hacerlo, existe una deliberación, al respecto, y luego, una toma de decisión,
en quien está a punto de cometer un delito; ahora bien, quien delibera y luego
decide en torno a una determinada cosa, es, siempre, libre de hacerla o no. Si
el Espíritu supiese anticipadamente que, como persona, deberá enviar a mejor
vida a alguien, significaría que está predestinado para ese acto, mientras que,
realmente, nadie lo está para realizar el mal, y cada delito, al igual que toda
otra acción, depende siempre de la voluntad y del libre albedrío. Del resto,
vosotros confundís, frecuentemente, dos cosas diferentes: los avenimientos
materiales de la vida y los actos de la vida moral. Si en alguna ocasión
pudiese haber una cierta fatalidad, es en los avenimientos materiales, cuya
causa es ajena a vosotros, y no dependen de vuestra voluntad; sin embargo, en
los actos de la vida moral emanan del ser humano mismo, que por consecuencia
tienen, siempre, la libertad de la
elección; para éstos, por lo tanto, no existe, jamás, la fatalidad”-.
38. Existen algunas personas a quienes no les resulta favorablemente
nada, quienes parecieran perseguidos por un genio maléfico, en cada empresa. No
se le podría denominar, a esto, fatalidad?
-“Sí,
si queréis darle esa denominación; pero, todo depende de la elección del género
de existencia, por cuanto estos seres perseguidos por esas condiciones adversas
han querido esa vida de desilusiones para ejercitar la paciencia y la
resignación. Todavía, no creáis absoluta aquella fatalidad, por cuanto, con
frecuencia no es más que el resultado de la falsa vía que han tomado,
inadecuada a su inteligencia y a sus aptitudes. Quien desea cruzar un río
nadando, sin saber hacerlo, corre gran peligro de ahogarse; es así, por lo
general, en todos los avenimientos de la vida. Si el ser humano se ocupase,
únicamente, de cosas adecuadas a sus facultades, alcanzaría el éxito,
virtualmente, siempre. El amor propio y la ambición, constituyen las causas
principales que le hacen desviarse del recto camino, y tomar por vocación el
deseo de satisfacer sus pasiones. Si él deja de triunfar es por su propia
culpa; pero, en vez de asumir su responsabilidad, prefiere culpar a su adversa
estrella. Alguien que habría sido un excelente artesano, ganándose honestamente
la vida, será un mediocre poeta, viviendo una vida con carencias. En el mundo
existe puesto para todos, si cada quien se contentase de realizar aquello que
le ha sido asignado”-.
39. Y, las costumbres sociales no obligan, con frecuencia, al ser
humano, a seguir una vía en vez de otra? Además, él, muchas veces, no debe
inclinarse a la voluntad de otros, en la elección de su carrera? Lo que se
denomina respeto humano, no es, quizá, un obstáculo al ejercicio del libre
albedrío?
-“No
es Dios, sino los seres humanos quienes determinan las costumbres sociales; si
son adoptadas, es porque son de su agrado. Esto es un acto del libre albedrío,
ya que, si lo quisiesen, podrían, también, emanciparse. Entonces, por qué se
lamentan? No es a las costumbres sociales a quienes se debe culpar, sino al
vano amor propio, por el cual prefieren pasar necesidad que, como ellos dicen,
derogar a la propia dignidad. Sin embargo, a ellos nadie les agradece su
sacrificio aceptando la opinión ajena, mientras que Dios le registraría el
mérito del sacrificio de su vanidad. Esto no significa que deba desafiarse
aquella opinión sin necesidad, como hacen algunos vanidosos, más originales que
verdaderos filósofos, por cuanto es tan ilógico hacerse señalar a dedo, o mirar
como un animal raro, como cuanta prudencia hay en reubicarse voluntariamente, y
con buen ánimo, en una posición más humilde, cuando una persona no se puede
mantener en los altos niveles de la escala socio-económica”-.
40. Hay personas a quienes pareciera que no le va bien ni una de las
cosas que emprenden, a otros, en cambios, todo le va bien, de manera que
parecieran favorecidos de modo especial, de qué se deriva esto?
-“Frecuentemente,
del hecho que éstos saben ayudarse mejor; pero podría ser, también, un género
de prueba: el buen éxito los embriaga, se confían al propio destino y suelen
pagar, más tarde, esos mismos sucesos con duros reveses, los cuales habrían
podido evitar con la prudencia”-.
41. Cómo explicar la suerte que favorece algunos en cosas en las
cuales no interviene ni la voluntad, ni la inteligencia, como ocurre, por
ejemplo, en el juego?
-“Ciertos
Espíritus han elegido espontáneamente aquellos géneros de placeres, en los
cuales la suerte que los favorece es una tentación. Quien gana como ser humano,
pierde como Espíritu: es una prueba para su orgullo y para su codicia”-.
42. Entonces, la fatalidad, que parece dominar sobre los destinos
materiales de nuestra vida, sería, también ella, el efecto de nuestro libre
albedrío?
-“Vosotros
mismos habéis elegido vuestras pruebas; cuanto más severas sean y mejor las
superéis, tanto más os elevaréis. Aquellos que pasan la vida en la abundancia y
en la humana felicidad, no necesariamente son los Espíritus más valerosos, y
suelen estacionar su progreso real. En consecuencia, el número de los menos
afortunados sobrepasa el de los felices en este mundo, ya que la mayor parte de
los Espíritus busca la prueba, que será para ellos más fructuosa. Ellos ven muy
bien la vanidad de vuestras grandezas y de vuestros placeres. Del resto,
también la vida más feliz es siempre agitada o turbada, aunque no fuese por
otra cosa que por el anhelo de la ausencia del dolor”-. (Ver Nº 525 y
siguientes).
43. Sobre qué se funda la expresión: haber nacido debajo de una buena
estrella?
-“En
la antigua superstición que atribuía a los astros el destino del ser humano; es
una alegoría que algunas personas toman, erróneamente, al pie de la letra”-.
CONOCIMIENTO DEL
PORVENIR
44. Puede ser revelado, al ser humano, el porvenir?
-“En
general, le es ocultado; Dios no permite la revelación más que en casos
rarísimos y extraordinarios”-.
45. Por cuál razón le es ocultado el porvenir al ser humano?
-“Si
el ser humano conociese el porvenir, descuidaría el presente, dejando de actuar
con plena libertad, por cuanto, dominado por el pensamiento de que, si una cosa
debiese ocurrir, consideraría inútil ocuparse de ella, o buscaría de evitarlo.
Pero Dios no lo ha querido hasta tanto cada quien concurriese al cumplimiento
de las cosas establecidas, incluyendo aquellas a las cuales quisiera oponerse.
De esta manera, vosotros mismos preparáis, más veces, sin percataros, los
avenimientos que se realizan en el curso de vuestra vida”-.
46. Si resulta útil que el porvenir esté oculto, por qué Dios, algunas
veces, permite la revelación?
-“Porque,
entonces, la presciencia debe facilitar el cumplimiento del acontecimiento más
que obstaculizarlo induciendo a actuar de manera diversa de cómo se habría
efectuado sin aquel conocimiento. Por otra parte, con frecuencia es una prueba,
por que la previsión de un avenimiento puede gestar pensamientos buenos, o
menos que rectos. Si una persona, por ejemplo, llega a saber que obtendrá una herencia,
con la cual no contaba, podrá ser invadido por el sentimiento de la codicia, el
deseo de acrecentar los placeres terrenales, por las ganas de enriquecerse más
pronto, desando, quizá, hasta que la persona que debe dejarle la herencia pase
a mejor vida más rápido, o, también, en forma opuesta, generarle sentimientos
buenos y pensamientos generosos. Si después la predicción no se cumple,
constituye otra prueba: la del modo con el cual soportará el desengaño; pero,
cualquier cosa suceda, él tendrá siempre el mérito o el demérito de los
pensamientos buenos o negativos, que la fe en el avenimiento hizo nacer en
él”-.
47. Dios, que conoce todo, sabe
si una persona debe o no sucumbir en una
prueba; entonces, qué necesidad hay de una prueba la cual no puede manifestarle
a Dios cosa alguna que Él no sepa sobre el ser humano?
-“Tanto
valdría preguntar por qué Dios no ha creado el ser humano perfecto y completo
(ver Nº 119), y por qué éste pasa por la infancia y la adolescencia antes de
ser adulto (ver Nº 379). La prueba no tiene por finalidad la de iluminar a Dios
sobre mérito del ser humano, porque Él sabe, ya, muy bien cuanto vale él, sino
el de dejar al ser humano toda la responsabilidad de sus actos, porque es libre
de realizarlos, o de hacerlos ejecutar. Desde el momento en que el ser humano
tiene la elección entre el bien y el mal, la prueba tiene el fin de exponerlo
con la tentación del mal, hasta tanto tenga todo el mérito de la resistencia.
Ahora bien, aunque Dios sepa, precedentemente, si él logrará o no superar la
prueba, no puede, todavía, en su justicia ni castigarle ni recompensarle por un
acto que no haya tenido cumplimiento”-. (Ver Nº 258).
De esta manera ocurre, también, entre los seres humanos. Por
cuanto sea capaz un candidato, y se tenga la certeza de verle triunfar, no se
le confiere ningún grado sin examen, es decir, sin prueba. De la misma manera,
un juez no condena a un acusado sino después de haber tenido en sus manos las
pruebas de que ha perpetrado un delito, y no sobre la presunción de que él
hubiera podido o debido perpetrarlo.
Cuanto más uno reflexiona sobre las consecuencias que resultarían
para el ser humano del conocimiento del porvenir, tanto más descubre que ha
sido un acto de sabiduría de la Providencia el ocultárselo. La certeza de un
suceso prospero le reduciría a la inercia; la de una carencia de éxito en su
acción le ocasionaría una desmoralización. En ambos casos, sus fuerzas se
inhibirían. Por lo tanto, el porvenir es mostrado al ser humano como una meta,
que él debe alcanzar con sus propios esfuerzos, pero sin conocer el trasfondo
por medio del cual ha de pasar para llegar a la misma. El conocimiento de todos
los incidentes de la vida le quitaría la iniciativa y el uso del libre albedrío;
él se dejaría arrastrar por la pendiente fatal de los avenimientos sin
ejercitar sus facultades. Cuando el suceso de un objetivo está asegurado, el
ser humano no se aplica más para alcanzarlo.
ENSAYO
SOBRE EL MÓVIL DE LAS ACCIONES DEL SER HUMANO
48. La cuestión del libre albedrío puede resumirse como sigue.
El
ser humano no es conducido fatalmente hacia el mal; los actos que realiza no
son preestablecidos; las culpas en que incurre no son efectos de las sentencias
del destino. Él puede, como prueba, o como expiación, elegir una existencia en
la cual, sea por el ambiente, donde será colocado, o por las circunstancias,
que sobrevienen, tendrá tentaciones hacia el delito; pero siempre es dueño de
actuar a su elección. De esta manera, el libre albedrío existe en el ser
humano, en el estado de Espíritu, en la elección de la existencia y de las
pruebas, y en el estado corpóreo en la facultad de ceder, o de resistir a las
seducciones, a las cuales nos hemos, voluntariamente, sometidos. A la educación
le corresponde la misión de combatir las tendencias nocivas, y ella triunfará
cuando se base sobre el profundo estudio de la naturaleza moral del ser humano,
naturaleza que se llegará a modificar con el conocimiento de las leyes que la
rigen, al igual que se modifica la inteligencia con la instrucción.
Sin
el libre albedrío, el ser humano no tendría ni culpa del mal ni mérito del
bien; la cual cosa es tan evidente que, también entre nosotros se proporciona
la censura, o el elogio, a la intención, es decir, a la voluntad; y voluntad
quiere decir libertad. El ser humano, por lo tanto, no puede buscar una excusa
a sus fallos en su organismo, sin renegar de su razón y su condición de ser
humano, y sin asimilarse a los brutos, ya que, si así fuese para el mal, lo
sería, también, para el bien. En cambio, cuando el ser humano hace el bien, no
descuida de convertirlo en mérito. Y no hay que temer que él le atribuya el
mérito a sus órganos, lo que demuestra que él, instintivamente, no renuncia
nunca al más hermoso privilegio de su especie: la libertad del pensamiento.
La
fatalidad, como es comúnmente entendida, implica la decisión precedente e
irrevocable de todos los casos de la vida, sea cual fuere la importancia. Si
tal fuese el orden de las cosas, el ser humano sería una maquina sin voluntad.
A qué le serviría la inteligencia, si invariablemente, en todos sus actos él
fuese un esclavo de la potencia del destino? Esta doctrina, si fuese verdadera,
destruiría toda libertad moral; no habría más responsabilidad y, en
consecuencia, ni el bien, ni mal, ni vicios, ni virtud. Dios, soberanamente
justo, no podría castigar su creación por culpas que no dependían de su
voluntad no cometer, ni recompensarla por virtud, de la cual ella no habría
tenido ningún mérito. Una ley de tal naturaleza, por otra parte, frenaría todo
progreso, porque el ser humano, esperándolo todo de la suerte dejaría de
realizar cualquier esfuerzo tendiente a mejorar su condición.
Todavía,
la fatalidad no es un sueño en una mente poco sana, ella existe, dada la
condición en la cual se encuentra el ser humano sobre la tierra, y en las
acciones que cumple por el efecto del género de existencia que su Espíritu ha
elegido como prueba, expiación o misión. Él sufre, fatalmente, todas las
vicisitudes de esta existencia y todas las inherentes tendencias buenas o malas;
pero, allí termina la fatalidad, porque depende del libre albedrío ceder, o no
ceder, a estas tendencias. Los particulares de los avenimientos son
subordinados a las circunstancias que él mismo provoca con sus acciones, en las
cuales pueden tener inherencia los Espíritus por medio de pensamientos que le
sugieren. ( Ver Nº 459).
Fatales,
por lo tanto, son los casos que se presentan, por cuanto son consecuencias del
género de existencia elegido por el Espíritu; pero jamás los efectos de estos
casos, porque depende del ser humano modificar el curso con su prudencia.
Fatalidad, luego, no existe nunca en los actos de la vida moral.
Lo
único en lo que el ser humano se encuentra sujeto a la ley inexorable de la
fatalidad es en la desencarnación, por cuanto él no puede escapar ni al tiempo
ni a la forma en que habrá que separarse el Espíritu de su cuerpo.
Según
la doctrina común, el ser humano reúne en sí mismo todos los instintos, los
cuales se derivarían desde el comienzo de su constitución física, de los cuales
no estaría obligado a responder; de igual manera por su naturaleza, la cual se
podría decir que no depende del individuo.
La
Doctrina Espirita, en cambio de mayor solidez moral, admite en el ser humano el
libre albedrío en toda su plenitud, y diciéndole que, si hace mal, cede a una
rea sugestión extraña, dejándole toda la responsabilidad, por cuanto reconoce
en él el poder de resistir a los agentes externos, cosa evidentemente más fácil
que si debiera entablar una confrontación con su propia naturaleza.
De
esta manera, según la Doctrina de los Espíritus, no existe seducción
irresistible: el ser humano puede siempre cerrar el oído a la voz oculta que le
inclina al mal en su interior, al igual que la voz material que le habla. Esto
lo realiza con su voluntad, pidiendo a Dios la fuerza necesaria, e invocando la
asistencia de los buenos Espíritus. Forma parte de la enseñanza de Jesús, en su
oración dominical, en la que expresa: -“y no nos dejes caer en la tentación,
más líbranos del mal”.
Esta
teoría del móvil de nuestros actos refleja con claridad toda la enseñanza de
los Espíritus. Sublime, por su moralidad, ella eleva al ser humano ante sí
mismo por cuanto lo muestra libre de sacudirse de un yugo que le oprime, al
igual que es libre de cerrar su casa a los inoportunos. Él no es más una
maquina, que actúa por impulso independiente de su voluntad, sino un ser
razonable, que escucha, juzga, y elige libremente entre dos opciones. Se añada,
aún, como esto le deja intacto su poder de iniciativa al ser humano, que actúa
siempre por el influjo de su voluntad, cual Espíritu encarnado que es, y
conserva, debajo del involucro corpóreo las cualidades y los defectos que tenía
en la dimensión espiritual. Por lo tanto, las culpas en que incurrimos,
provienen de la imperfección de nuestro Espíritu, quien, aún, debe conseguir la
excelencia moral, que tendrá un día.
La
vida corpórea, con las pruebas que le presenta, le sirve para depurarse de sus
imperfecciones, fortaleciéndose y volviéndose inaccesible a las sugestiones de
los Espíritus imperfectos, quienes se aprovechan buscando de hacerle sucumbir
en la acción emprendida, en la cual, si la persona sale triunfadora, se eleva,
si cae, queda como era: ni mejor, ni peor; es una prueba que tendrá que volver
a afrontar, por todo el tiempo que sea necesario. Cuanto más se purifique,
tanto más se fortalece, y se vuelve menos susceptible a las solicitudes del
mal. Su fuerza moral crece en la medida
de su elevación, y los Espíritus bajos se alejan.
La
especie humana esta compuesta de Espíritus más o menos buenos, y, dado que la
tierra es uno de los mundos menos progresados, los segundos se encuentran en
mayor número que los primeros, aún. Esta es la razón por la cual se precisa,
todavía, tanta perfección. Hagamos, por lo tanto, todos los esfuerzos para que
no sea necesario regresar después de esta estación, y merecer la oportunidad en
un mundo mejor, en uno de aquellos mundos felices, donde el bien reina completamente,
en el cual, el recuerdo de nuestro pasaje sobre la tierra, sea como el de un
tiempo de exilio.