sábado, 17 de agosto de 2013

SABIDURÍA Y PODER: CIENCIA INTEGRAL DEL HOMBRE


ENSAYOS DE JUVENTUD 14

SABIDURÍA Y PODER:

EL ESPIRITISMO

COMO CIENCIA INTEGRAL DEL HOMBRE

©Giuseppe Isgró C.

-Escrito en 1975-



-“La vida no es fácil para nadie. Pero, ¿qué importa! Hay que perseverar y sobre todo tener confianza en nosotros mismos. Hay que pensar que estamos dotados para alguna cosa y que esta cosa podemos y debemos alcanzarla, cueste lo que cueste”-. Madame Curie

-”Cada ser, en la vida, se enfrenta con múltiples luchas, obstáculos y pruebas que debe superar. Con una educación positiva que le haga comprender la finalidad de esas pruebas, podrá superarlas y alcanzar su meta personal”-. Giuseppe Isgró C.


El Espiritismo, como ciencia integral del hombre, abre un vasto panorama en la vía del Saber Universal.

¿Por qué? Es la doctrina que permite un conocimiento profundo de Dios; del inmortal espíritu  en los cuatro reinos naturales: humano, animal, vegetal y mineral; de la pluralidad de existencias, de los valores universales y leyes cósmicas: reencarnación, ley del karma o compensación, justicia, afinidad, etcétera; de la pluralidad de mundos habitados; de las facultades espirituales del ser humano, -y los de los integrantes de los otros tres reinos naturales, también-, como la intuición, la inspiración, el desdoblamiento, la clarividencia y todas las demás, con una percepción precisa de las mismas y de la mejor manera de llevar a cabo su desarrollo y uso consciente; de la interrelación del mundo espiritual con el de la dimensión física, así como otros aspectos inherente al conocimiento integral del ser humano, de la vida y del Universo.

Nos encontramos en una época en que está por nacer una nueva generación de pensadores, es decir, pensadores integrales, capaces de efectuar una síntesis intelectual.

En este orden de ideas, el Espiritismo constituye no sólo la contraparte de las Ciencias físicas, sino su complemento espiritual. Con ello se forma un todo siguiendo un camino certero en pos de un objetivo o meta, donde: CIENCIA + FILOSOFÍA + ESPIRITISMO + AMOR + ESTUDIO + ACCIÓN, es igual a SABIDURÍA y PODER.

Hombres y mujeres de profunda sabiduría más que de erudición requerimos para la transformación de la faz de la humanidad. El ser humano, con un conocimiento más avanzado de la Ciencia Psico-Espiritual, podrá transformarse, elevarse, vencer todos los obstáculos, adquirir la sabiduría y alcanzar la expresión máxima como individuo creador y sabio, dando a la sociedad un mejor aporte, el de ser un ente armónico consigo mismo y con la humanidad. Es, también, un camino de conexión con la Divinidad, para encontrar la propia fuente de poder.

Hablar de Espiritismo como ciencia integral significa el imperativo de estudiar las ciencias, las filosofías y las artes todas, según la predilección –o vocación- de cada quien, y a la luz del conocimiento espirita realizar los múltiples objetivos científicos-filosóficos que sin un aporte psico-espiritual sería imposible hacerlo. He ahí la misión del espirita.

Es preciso emanciparse de cualquier eventual estancamiento temporal y poner en práctica el conocimiento espirita, fusionando, como ya fue dicho: ciencia, filosofía, Espiritismo, amor, estudio y acción, en una síntesis dinámica, poderosa, activa, renovadora, libre de toda limitación.

Con anterioridad, se solía esperar a que los científicos de diversas especialidades llegaran al Espiritismo; las nuevas generaciones, desde la actual, penetrará todos los campos del saber y de la actividad humana, y con la LUZ ESPIRITA resolverá, sintetizará e iluminará el horizonte humano, volviéndolo más esplendoroso y armónico.

Quizá parezca extraordinario pensar de esta manera, empero, el Espiritismo posee el conocimiento suficiente para asumir el liderazgo de la sociedad en todas sus vertientes, fusionando en una síntesis coherente todo el conocimiento de la doctrina universal, para encauzar la evolución humana de una manera efectiva y dinámica.

Es preciso demostrar la efectividad de nuestra ciencia –y filosofía- espirita en todos los ámbitos de la sociedad.

Lógicamente, en primer lugar, debemos efectuar la transformación de nosotros mismos como modelos dignos de emulación y seguimiento, siendo mejores: ciudadanos, profesionales, padres de familia, hijos, hermanos, estudiantes de la vida y del Universo, etcétera. Crezcamos y avancemos al ritmo gigantesco de las ciencias –y de los valores, o filosofía moral-, haciéndonos verdaderamente grandes y sabios, -sin dejar de ser humildes- y la humanidad nos seguirá.

El Espiritismo busca: la emancipación del hombre, -y de la mujer-, su educación científico-psico-espiritual, hacerle realmente libre, fuerte y consciente de la realidad universal.

La doctrina espirita es la doctrina universal, cuyo conocimiento precisa todo ser humano para conocerse a sí mismo, comprender el universo en que vive y del que forma parte.

Se avanza hacia una ciencia psico-espiritual integral del hombre, donde el Espiritismo es la guía certera y la fuente más profunda de conocimiento en el planeta tierra. Las mentes más brillantes de los siglos XIX y XX, -y del actual-, han sido y son, orgullosamente, estudiantes –o investigadores- espiritas. Proyectemos la grandeza del Espiritismo por medio del propio desarrollo. Realicemos la Gran Síntesis, dando el ejemplo que todos emularán.

Es preciso respetar todos los grupos e ideologías, por cuanto cada uno ha cumplido –y cumple- con un objetivo y ha prestado su concurso, en un momento dado, a personas que se encontraban en determinados niveles. Es necesario evitar la crítica a todo grupo, expresando un respeto absoluto. Abriendo la ventana, entrará la luz y la oscuridad se evacuará por sí sola. Es exponiendo los principios de la doctrina universal con una pedagogía moderna, dinámica, edificando e iluminando, como se esclarece el horizonte humano. Allan Kardec es un paradigma vigente que es preciso emular en cuanto al método pedagógico.

El Espiritismo expone sus principios de sabiduría; no ataca a nadie; respeta a todos los seres humanos. Educa y engrandece a todo aquel que llama a sus puertas, que pide asistencia espiritual e iluminación y que con sinceridad se avoca al estudio asiduo. Quien sinceramente busque en la Doctrina Espirita satisfará sus anhelos de conocimientos e inquietudes, y encontrará la respuesta a los grandes enigmas de la humanidad de acuerdo a su propio grado evolutivo, sin límites de ninguna naturaleza.

Con esto claro en la mente, se habrá dado un paso importante en la conquista de una humanidad mejor.

Las nuevas generaciones considerarán como sus iguales a todas las personas de diferentes ideológicas -y grupos étnicos-; cuando hablan con hermanos de otras corrientes filosóficas lo harán como hombres libres pensadores, buscando lo que de grande hay en cada ser y no las diferencias que existen en las doctrinas que cada quien profesa, lo cual es una cuestión netamente personal, que es preciso respetar absolutamente y al mismo tiempo exigir el recíproco respeto, siempre.

Buscando lo que les une y no lo que les separa se contribuirá a fortalecer el intercambio enriquecedor, por cuanto todas las corrientes de pensamiento conforman la Doctrina Universal y constituyen una herencia cultural de todos. Es decir, todo el conocimiento acumulado por la humanidad –y por el universo- nos pertenece y tenemos el derecho –y la obligación- de estudiarlo, esté donde esté; lo tenga quien lo tenga. El ejemplo será el mejor distintivo del científico psico-espiritual, es decir, del espirita, única manera de estrechar los lazos de la fraternidad universal.

Marchamos hacia una nueva era de seres integrales, donde lo que importa es el saber universal labrado a través de tantos milenios de esfuerzos y superación constante.

Hagamos, pues, honor a nuestro título de espirita y demos el primer y el más laudable ejemplo de esta nueva generación de seres integrales, de esta nueva ciencia integral que es el Espiritismo, recordando siempre que: CIENCIA + FILOSOFÍA + ESPIRITISMO +AMOR + ESTUDIO +ACCIÓN, es igual a SABIDURÍA y PODER.

Tenemos el conocimiento y el poder. Tomemos las riendas del liderazgo de la humanidad para conducirla a su verdadero destino de acuerdo con los Planes trazados por el Creador Universal y al Pensum de estudios que dirigen los respectivos Regidores del planeta tierra y de los que les seguirán después en el Universo en constante expansión. Es preciso prestar el propio concurso comenzando, primero, mejorándose cada quien a sí mismo, es decir, empecemos por ser dirigentes de nosotros mismos tomando las riendas de la vida en nuestras propias manos.
Es preciso, no obstante, centrar la atención más que a la propia denominación de Espíritas, en los temas de estudio que conforman los intereses de toda la humanidad. En fin de cuenta, lo que interesa a todos es conocer, y proyectar, el conocimiento de la Verdad Universal, -valores universales, ciencias, filosofías, artes y virtudes-, sea cual fuere la denominación que se adopte. El fin de ese conocimiento es hacer más conscientes a todas las personas de su propia misión en el planeta de turno, y del eterno camino de regreso a la fuente universal: la Divinidad, en la continua expansión de la Creación, ad infinitum.

Lecturas recomendadas:

1. El libro de los Espíritus, y Génesis, por Allan Kardec.

2. Hechos que prueban….(la Reencarnación), por Amalia Domingo Soler.

3. El Problema del Ser y del Destino, por León Denis.

4. Alfaqui Vademécum –El maestro va conmigo, por Joaquín Trincado.

5. La Incógnita del Hombre, por Alex Carrel.

6. El Fedón, por Platón.

7. Los Ensayos, por Ralph Waldo Emerson

8. Los Cuatro Libros de Confucio.

9. La Odisea, Homero.

10. Los nueve libros de Historia, por Herodoto.

11. Las Vidas Paralelas, por Plutarco.

12. Veinte casos que prueban la reencarnación, por Ian Stevenson.

13. Las fuerzas morales, por José Ingenieros.

14) El Sendero Secreto y La Crisis Espiritual del Hombre, por Paul Brunton

15) El Quijote y Las Novelas Ejemplares, por Cervantes.

16) Autobiografía: Benjamín Franklín.

17) Las leyes del Éxito, y Piense y hágase rico, por Napoleón Hill.

18) El poder de la voluntad, por William W Atkinson.

19) Autosugestión, por Paul C. Jagot


20) El organon del arte de curar, por Samuel Hanhemann

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