martes, 15 de noviembre de 2011

Allan Kardec formuló la siguiente pregunta: -“Existen algunos males que son independientes de las obras y que alcanzan, también, al más justo de los seres. Hay alguna manera, mediante la cual, una persona se pueda preservar de ellos?”



Comentario exegético a la pregunta 924, 
de El Libro de los Espíritus.
Giuseppe Isgró C.

Allan Kardec formuló la siguiente pregunta: -“Existen algunos males que son independientes de las obras y que alcanzan, también, al más justo de los seres. Hay alguna manera, mediante la cual, una persona se pueda preservar de ellos?”
La respuesta que obtuvo fue la siguiente: -“No; en tal caso es preciso que se resigne, y si quiere progresar, soportarlos con serenidad. Pero, la persona en particular, siempre tiene un consuelo en su conciencia, que le otorga la esperanza de un mejor porvenir, si hace lo que debe para obtenerlo”-.
El planteamiento del Maestro Kardec contempla dos partes; en la primera, hace una afirmación: -“Existen algunos males que son independientes de las obras y que alcanzan, también, al más justo de los seres”. Señala la existencia de insatisfacciones, o condiciones adversas que afronta, que trascienden a las consecuencias de sus actos, y por ende, de sus pensamientos, sentimientos y palabras, así como de sus deseos, y se expresan como necesidades naturales en todas sus vertientes y variantes. Estas necesidades, evidentemente, son situaciones que, la persona en particular, deberá afrontar, asumiendo las consecuencias, y el reto inherente, y resolviéndolas, automáticamente, hará suyas las oportunidades intrínsecas, encerradas en las mismas. Acto seguido, se percata de que, lo que, en primeras instancias le parecía como algo nocivo e incómodo, ahora se ha transformado en un elemento del cual, además de la oportunidad de crecimiento que ha significado, le ha aportado, en determinado grado, riqueza integral: recursos financieros, conocimientos, perfeccionamiento de técnicas, creación o innovación de bienes y servicios que ayudan al bienestar y progreso de la humanidad. La superación de estas adversidades inherentes, permiten el desarrollo integral de los seres humanos, de manera particular, –y de los seres de los cuatro reinos naturales, en general- alcanzando, por su intermedio, gradualmente, nuevos estados de conciencia.
En la segunda parte del planteamiento, Kardec formula la pregunta propiamente dicha: -“Hay alguna manera, mediante la cual, una persona se pueda preservar de ellos?”
La respuesta obtenida, como lo recordamos, fue: -“No; en tal caso es preciso que se resigne, y si quiere progresar, soportarlos con serenidad. Pero, la persona en particular, siempre tiene un consuelo en su conciencia, que le otorga la esperanza de un mejor porvenir, si hace lo que debe para obtenerlo”-.
La respuesta, también, contempla varias vertientes:
1. En la primera, un “no” rotundo; complementando, acto seguido: -“en tal caso es preciso que se resigne, y si quiere progresar, soportarlos con serenidad”.
· Esos denominados “males” a que alude Kardec, en su pregunta, pasarían a formar parte, entonces, de un plan de estudio, o trabajo, y conforman, gradualmente, un entorno natural para todo ser que viene a vivir en el planeta tierra. Por lo cual, le resultará imposible evadirse al mismo, aunque quisiera, ya que ese plan de desarrollo individual, para cada ser, siempre le estará esperando, ahora, o mañana, o más adelante, en el momento en que adquiera conciencia de que no tiene manera de superarlos, sino afrontándolos. La respuesta contempla, también: -“Es preciso que se resigne, y si quiere progresar, soportarlos con serenidad”.
· Esa resignación a la que se alude en la respuesta es la aceptación de la realidad, sea cual fuere ésta. Dado que toda persona quiere, realmente, progresar y trascender su situación actual para transformarla en la condición mejor que concibe en su mente, por intuición, o por inspiración, en una eterna polarización, asumirlos con serenidad; a eso se refiere el término “soportarlos”.
· La asunción serena, de la realidad, con la firme intención de transformarla en su polaridad positiva, aprovechando las oportunidades inherentes que contiene, es la actitud correcta que debe asumir toda persona, en una situación de esta naturaleza.
· El primer paso, es: Asumir la realidad que se confronta, con serenidad. Esto implica dominio de la situación, sin evasión, y sin quejas de ninguna naturaleza, con lo cual facilita la creatividad.
· El segundo paso, es: Plantear determinados objetivos para solventarla. Adoptar la actitud mental positiva y la firme decisión de superar todo obstáculo que se interponga entre la situación afrontada y la óptima, que se anhela. La tenacidad inquebrantable, persistiendo con confianza cuando las situaciones alcanzan su perfil menos favorable, activa, siempre, el poder potencialmente infinito de que está dotado cada ser, en los cuatro reinos naturales, en el grado suficiente para permitirle los logros inherentes a cada objetivo asumido como meta de vida, en base a la propia realidad existencial. Esta capacidad creadora del ser humano se activa, automáticamente, en el momento en que se niega a abandonar frente a las pruebas que asume, persistiendo firme en sus propósitos, hasta transformarlos en realidades tangibles.
En la segunda parte de la respuesta, se expresa: -“Pero, la persona en particular, siempre tiene un consuelo en su conciencia, que le otorga la esperanza de un mejor porvenir, si hace lo que debe para obtenerlo”-.
Esta parte alude a un elemento esencial: la conciencia, la cual aporta un consuelo, frente a toda realidad adversa que se afronta. Es “la esperanza de un mejor porvenir, si hace lo que debe para obtenerlo”.
La conciencia refleja el sentimiento de poder, en grado potencialmente infinito, que se anida en el ser humano, y en todos los seres de los cuatros reinos naturales. Suele expresarse bajo dos modalidades: La primera, como fuerza de bloqueo, que le circunscribe en el área en que debe realizar su obra, asumiendo las pruebas existenciales inherentes, en un lapso determinado. La segunda, como fuerza de empuje, que le impele a la acción, cuando ha llegado el momento oportuno, en el sincronismo cósmico, regido por la ley de afinidad. Este mecanismo universal se encuentra asistido, también, por las leyes de: justicia, igualdad y compensación, entre otras que les son inherentes.
Estas mismas leyes impresas en la conciencias del ser, expresan los sentimientos correspondientes, en cada caso y circunstancias. La esperanza es un anhelo del ser de transmutar toda situación que afronta en su polaridad positiva. Es una expectativa, y la expectativa, en cualquiera de sus dos polaridades, positiva o negativa, siempre se cumple. La esperanza es un poder creador que denota la percepción intuitiva, o inspirativa, de que, más allá de la realidad que se afronta, se encuentra la solución satisfactoria, “si hace lo que debe”.
Este “si hace lo que debe”, implica, además de asumir los objetivos capaces de aportar los resultados que se anhelan, una vez transmutada la situación en su polaridad positiva, que tanto los pensamientos, como los sentimientos, palabras y actos, deben circunscribirse a los parámetros que aportan los valores universales. Cuáles son estos valores universales? Enunciamos algunos: El amor, la prudencia, la justicia, la igualdad, la compensación, la fortaleza, la templanza, la belleza, el deber, el perdón, la tolerancia, entre otros.
En la superación de cualquier prueba que se pueda afrontar en la vida, en un momento dado, siempre es preciso adquirir conciencia de la propia conexión con la fuente: el Creador Universal. Meditando en Él, constantemente, y en sus atributos divinos –valores universales-, que a la vez son los mismos atributos de cada ser, en los cuatro reinos naturales, se adquiere conciencia, también, de la propia fuerza –poder potencialmente infinito que se anida en el Espíritu, eterno e inmortal-, y de la sabiduría, en grado suficiente, expresada en la conciencia por los sentimientos de los valores universales.
Las condiciones sine que non que se hace preciso cumplir, son:
1. Afrontar la realidad, con expectativas positivas, siempre.
2. Forjarse los objetivos que aporten los resultados satisfactorios y justos para todas las partes involucradas.
3. Hacer lo que se debe, para alcanzarlos, en el espacio y en el tiempo y obtener el salario cósmico.
4. Conexión con el Creador Universal, mediante la meditación en Él y en sus atributos divinos, o valores universales.
5. Persistir, cuando las cosas alcancen sus vertientes menos fáciles, para activar los poderes creadores del Espíritu, o de la mente.
Adelante.

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