EL
GENIO DEL HUMANISTA
HIPOLITE
LEÓN DENIZARD RIVAIL
©Giuseppe
Isgró C.
En
el que se recogen diversas crónicas escritas en épocas diferentes y con un solo
fin.
El
acercamiento a la obra kardeciana, del autor fue en temprana edad. Aquel joven,
de quince años, aún sin cumplir, se apasionó con la lectura del clásico: El
libro de los Espíritus, y demás títulos de Allan Kardec. Sobre todo le cautivó
el profundo conocimiento de las leyes de la vida y el contenido ético-moral de
la doctrina. El codificador espirita, fue un filósofo y un pedagogo de visión
clara. Sus obras han dado luz y sentido de vida a millones de personas en el
mundo entero, durante generaciones. Pese al largo tiempo transcurrido, desde
1857, mantienen plena vigencia. Precisa que, en su conjunto, se tomen como base
para desarrollar la perspectiva universal de la vida, en forma certera y
coherente con la realidad.
Con
Allan Kardec se inicia, realmente, el Espiritismo científico, filosófico,
ético-moral, es decir, el estudio de las leyes, principios y características
que rigen los fenómenos psico-espirituales hasta entonces observados. Kardec
sintetizó, en un cuerpo de doctrina uniforme, homogéneo, las enseñanzas
recibidas en sus estudios espiritas, para que, a la vez que sirvieran para su
propio aprendizaje, lo fueran, también, de instrucción general para la
humanidad.
Como
puede observar cualquier estudiante de la obra de Kardec, está sintetizada en
ella una enseñanza profunda, comprensible, que habla y satisface a la
inteligencia, relativa al conocimiento integral del ser humano, del universo,
de la vida en la tierra y de las leyes que rigen las interrelaciones
universo-ser humano, e integrantes de los cuatro reinos naturales, así como de
la misión y objetivo de la existencia inherente a cada uno. Como se verá más
adelante, en este trabajo, esa era la misión de Allan Kardec, para lo cual, al
hacer un análisis de toda su vida, se percibe que se había preparado, sin
percatarse de ello, para llevarla a cabo exitosamente.
Este
hombre insigne nació en Lyon, Francia, el 03 de octubre de 1804, en el seno de
una familia de juristas. Su nombre verdadero era Hipolite León Denizard Rivail.
Para
comprender mejor la interesante vida y obra de este gran humanista, la
dividiremos en dos partes: la primera, denominada: EL HOMBRE: 1804 – 1854. La
segunda: EL INVESTIGADOR Y PRIMER EXPONENTE RELEVANTE DEL ESPIRITISMO
CIENTÍFICO, FILOSÓFICO Y ÉTICO-MORAL: 1854- 1869.
La
primera etapa en la vida de Kardec culminó exactamente a los 50 años. La sólida
preparación en varias disciplinas científicas y su vasta experiencia en el
campo de la enseñanza, y, además, como autor de más de 20 obras de pedagogía,
constituyen un aporte especial cuando a partir de 1854 se dedica al estudio y
divulgación del Espiritismo científico, filosófico y ético-moral.
En
efecto, el joven Hipolite Rivail cursó estudios hasta 1818 en la escuela de
Yverdun, Suiza, bajo la dirección del famoso pedagogo Juan Pestalozzi,
-discípulo espiritual de Juan Jacobo Rousseau, el autor del clásico: El Emilio
o la Educación y precursor de la pedagogía moderna. En repetidas ocasiones, el
brillante joven Rivail, suplió al maestro, en clases, impartiendo lecciones a
los alumnos menos adelantados. Esta labor formativa es importante, por cuanto
sienta las bases de la futura carrera de Rivail, cuyos beneficios recibirá,
directamente, la Doctrina, a la cual se consagrará en cuerpo, alma y Espíritu,
años más tarde. Podría decirse que Pestalozzi, a su vez, fue el padre
espiritual de Rivail, en su rol de pedagogo, cuya trascendencia alcanzará
niveles sin precedentes en la historia de la humanidad. Pestalozzi le estimuló
un profundo amor hacia la pedagogía y a canalizar su innata vocación hacia esta
hermosa disciplina.
Complementó
sus estudios con bachillerato en letras y ciencias, y después cursó estudios de
medicina, la cual no llegó a ejercer. En las ediciones francesas de El Libro de
los Espíritus, hasta 1954, figura la condición de Doctor en Medicina, de
Hipolite León Denizard Rivail. Su afición por la pedagogía le llevó al estudio
de varias disciplinas científicas, como la física, la química, las matemáticas
y otras. Dominaba, a la perfección, el inglés, el holandés y el alemán. Tradujo
de esta última lengua, algunos clásicos al francés. Fue un intelectual de
visión universal, con un Espíritu sereno, lúcido, racional, metódico y tenaz.
Ya para 1824, Rivail se encuentra en París, fecha en la que publica, a la edad
de 20 años, su primer libro: -“Curso teórico y práctico de Aritmética”.
En
1832, Hipolite Rivail contrae matrimonio con Amelie-Gabrielle Boudet, quien
supo ver, en él, “al pensador erudito y profundo”. También ella era pedagoga de
profesión. Aportó, a Kardec, tanto en el ámbito familiar, como en su vida
pública, una efectiva colaboración.
La
enseñanza constituye la gran vocación de Rivail; consagró todo su tiempo libre
a la preparación de textos de enseñanza que serán adoptados por liceos,
institutos y universidades de Francia. Da, gratuitamente, en su casa, cursos de
física, química, aritmética, astronomía y biología.
Entre
otras obras, publicó, también, el “Plan propuesto para el mejoramiento de la
educación pública”, bajo cuya firma agregó: -“Discípulo de Pestalozzi”;
-“Grammaire Normales de Exámenes”, -cuyo contenido contempla soluciones
razonadas de todas las cuestiones sobre la gramática francesa, propuesta en los
exámenes de la Sorbona y otras academias de Francia. –“Curso para cálculos de
memoria”: 3.000 ejercicios y problemas graduados; -“Cuestionario gramatical,
literario y filosófico”, en colaboración con Levy-Alvarès; así como otras obras
que no es el caso de citar aquí. Sus actividades de pedagogo y escritor, le
permiten adquirir una sólida cultura, realizando una efectiva síntesis del
saber universal. Henri Sausse, refiriéndose a Rivail, expresa: -“Sus escritos
fueron justamente apreciados, y su nombre era conocido y respetado, mucho antes
de que alcanzase la fama como Allan Kardec”.
Como
preparación previa a su rol de codificador de la Doctrina, podemos destacar su
extensa actividad, durante 35 años, en el campo del magnetismo animal y del
sonambulismo artificial, cuya amplia gama de fenómenos conocía a fondo.
Allan
Kardec, en el prefacio de una de sus obras, expresó: -“El universo es un vasto
taller; unos demuelen, otros construyen: cada cual talla una piedra para el
nuevo edificio, del cual, únicamente, el Gran Arquitecto del Universo posee el
plan definitivo y cuyo conjunto no se comprenderá sino cuando sus formas
comenzarán a diseñarse por encima de la superficie del suelo”.
**
Se
nace: qué había antes? Se vive: cuál es el fin de la existencia humana? -Por
qué se está aquí? -Hacia dónde se va? Luego, al llegar al término del ciclo de
vida, surge otra inquietud: -qué hay más allá? De estas y otras preguntas de
análoga importancia, da respuesta la obra kardeciana, y, en general, la
Doctrina de la Verdad Universal. Las lectoras, lectores y estudiantes, de las
obras de Kardec, hoy en día, son más de lo que podría suponerse, y, su número,
cada día, va aumentando a pasos agigantados. Podría decirse, con seguridad, de
que hoy, al igual que en la fecha de su publicación, en 1857, El Libro de los
Espíritus, sigue siendo la obra más importante, en su género, a nivel mundial,
que plantea y aporta las respuestas claves sobre las, prácticamente, totalidad
de inquietudes del ser humano en torno al objetivo existencial. Mientras más a
fondo se estudia dicho libro, más se percata la persona de que el genio de
Kardec, en su profundidad pedagógica, contempló las preguntas esenciales y
universales, que han despertado, durante milenios, y seguirán haciéndolo en el
porvenir, el interés del ser humano por conocerse a sí mismo, y conocer, al
mismo tiempo, al Creador Universal, el universo en que vive, en constante
expansión, los valores existenciales, principios cósmicos y leyes espirituales
que rigen a todos en el Todo.
A
partir de ahora, nuestra era será reconocida como la del Espíritu. El siglo XXI
da inicio a una nueva fase del desarrollo interno del ser humano, de todo su
potencial psico-espiritual, ético-moral, filosófico-práctico, que permite
optimizar la comprensión del Universo. Los alcances perceptivos se extenderán
hasta conocer, o verificar, científicamente hablando, la existencia de vida en
otros planetas y su comunicación con ella. En la Doctrina existen pruebas
fehacientes de esa realidad de pluralidad de mundos habitados y constituye uno
de los fundamentos esenciales de la enseñaza Espirita. Las pruebas de múltiples
vertientes están al alcance de todos aquellos que quieran verlas y sean capaces
de asumirlas y comprenderlas; y que se encuentren, al mismo tiempo, exentos del
interés de inhibir la expansión del conocimiento como ocurriera durante la edad
media y en la época de la inquisición. Si no existiese esa factibilidad de la
pluralidad de mundos habitados, -a qué vienen, entonces, todos esos viajes
espaciales? El común de las personas ignora la inmensidad del cosmos más allá
de esas noches de incontables estrellas luminosas. Con una comprensión de lo
que ocurre en ese entorno cósmico, y con la perspectiva universal de la vida
que ello aportaría, muchas cosas cambiarían en el ámbito existencial, en el
planeta tierra.
A
nivel micro-cósmico, es decir, del ser humano, -pequeño gran universo-,
recordando, también, a los demás integrantes de los cuatro reinos naturales,
con su potencial ilimitado, sus facultades espirituales, y la optimización de
sus sentidos cósmicos, conformados por los valores universales, cuyo
desenvolvimiento, con conocimiento de causa, revelan los alcances y
posibilidades que constituyen metas y objetivos a lograr.
Las
modernas “regresiones”, permiten el conocimiento de existencias pasadas, y por
ende, la supervivencia del Espíritu y su continuidad en nuevos ciclos de vida.
Las manifestaciones espirituales, fruto de facultades psíquicas altamente
desarrolladas, así como el profundo mensaje ético-espiritual-filosófico que se
ha observado en los últimos años en la India, -al igual que ya aconteciera en
milenios anteriores, en este continente-, señalan nuevos senderos por recorrer.
Otro
acontecimiento, del que ya se sentó jurisprudencia, es el hecho, en el cual, un
Tribunal de Justicia, de Brasil, aceptó como prueba, o elemento de juicio
válido para absolver a una persona, el testimonio del Espíritu de la víctima,
dado a través del famoso sensitivo brasilero, Francisco Cándido Xavier. En la
comunicación indicaba la inocencia del acusado, y, al mismo tiempo, al
culpable, quien reconoció los hechos imputados.
Existen
importantes estudios sobre el Derecho Penal Espirita, y el anterior suceso
histórico abre un panorama inmenso en el Derecho Penal mundial, permitiendo
vislumbrar lo que traerá el futuro. En Brasil, aproximadamente, el 33% de su
población, o más, sigue estudios Espiritas, cuyo pilar fundamental, es la
totalidad de las obras de Allan Kardec. Empero, la cantidad de autores de corte
Espirita, y de otras corrientes de pensamiento afines, es de significativa
importancia, tanto por su extensión como por su calidad.
Grandes
científicos, poetas, filósofos, intelectuales, literatos, y millones de
personas de todos los grupos étnicos y niveles sociales, en el mundo, se han
ocupado de la Doctrina. Se suelen destacar los ilustres nombres de quienes
nutren sus filas, entre ellos: Victor Hugo, William Krook, Cesare Lombroso,
Ernesto Bozzano, Camilo Flamarión, Federico Myers, Alfredo Russel Wallace, León
Denis, Oliver Lodge, Arturo Conan Doyle, e incontables más. Ellos han estudiado
la Doctrina en sus todas vertientes: científica, filosófica y ético-moral. Su
huella es factible verla en muchas de sus obras.
Hacia
la mitad del siglo XIX, el fenómeno de las mesas parlantes era la última moda,
en Francia, -y en otros países-. De estos últimos, mencionamos, únicamente, el
caso de las hermanas Fox, y el del Dr. Larkin, en Estados Unidos. La gente se
divertía, en la gran sociedad francesa, comunicándose con los Espíritus.
Preguntamos: Era sólo diversión lo que buscaban? -O, había, en la mayoría, un
anhelo de conocer mejor el destino humano después de la desencarnación? -O,
acaso, las lectoras, y lectores, se encuentran libres de este tipo de interés?
Cuándo desencarna un ser querido, la mayoría de las personas, -no experimentan
el anhelo de volver a comunicarse con él? Esa es la razón por la que las
personas con inquietudes normales, cada día se acercan a la Doctrina, para
profundizar su estudio. Es la única que puede aportar respuestas contundentes y
serias sobre la inmensa gama de las inquietudes humanas.
En
los círculos franceses, formados de gente de óptimo nivel intelectual, se
habían recibido miles de comunicaciones, gran número de ellas con excelente
contenido moralizante. Empero, faltaba alguien que pudiese sintetizar ese
cúmulo de enseñanza, y que, además, estudiase el fenómeno y dedujera las
consecuencias inherentes. Esa labor de exigentes esfuerzos, y alcances
gigantescos, fue confiada a Hipolite León Denizard Rivail, quien luego, para
desvincular el desarrollo de la Doctrina de su propia persona, e imprimirle
independencia, adoptó el pseudónimo de Allan Kardec. Este era el nombre de Rivail,
en una existencia pasada, según su guía espiritual, quien le había conocido
entonces, en la Galia, en la época de los Druidas. Se sabe, también, que
Rivail, en otra de sus vidas anteriores, fue Jetro, el suegro de Moisés, a
quien se le atribuye ser el más antiguo exponente del principio de la Gerencia
por excepción. Esto aconteció cuando, viendo el excesivo trabajo que Moisés
desempeñaba, juzgando los casos del pueblo judío, le sugirió de elegir jueces
de decenas, de cincuentena y de centenas, quienes juzgarían todos los casos que
se presentaran. Los jueces de centenas remitirían los casos insolutos, a los de
cincuentena, éstos a los de decenas, y aquellos, excepcionales, que los últimos
no pudiesen resolver, serían los únicos que se le remitirían a Moisés. Esto nos
da una idea del calibre espiritual del Espíritu de Rivail, que ya poseía en el
siglo XVI antes de nuestra era.
La
sólida formación científica, filosófica, pedagógica y humanística de Allan
Kardec, unida a su gran capacidad de trabajo y de síntesis, objetividad y
seriedad a toda prueba, le hacían la persona idónea para entregarle esa enorme
cantidad de material acumulado, -más de 50 cuadernos-, para que fuese utilizado
en la realización de una síntesis coherente. El trabajo le pareció inmenso a Kardec;
empero, fue alentado por sus guías espirituales, quienes le indicaron que esa
era su misión, para la cual se había preparado sin saberlo. Fue advertido de
que sería secundado en la tarea, pero, que debía ser fuerte y constante, para
implantar la Doctrina; con paciencia, su misión triunfaría, como en efectos,
así aconteció.
Esto
sucedía en el año 1854, en Francia, lo cual marca el comienzo de la etapa de
investigador y primer exponente relevante de la Doctrina. Kardec estaba
consciente de la importancia de la labor que emprendía, y entrevió, en dichos
fenómenos, la clave de la incógnita del pasado y del porvenir de la humanidad,
de la solución que él había buscado durante toda su vida. Se percataba, a la
vez, de que iba a generar una importante transformación en las ideas, y en las
creencias, prometiéndose, por ello, “obrar con circunspección y no ligeramente;
ser positivista y no idealista”, para evitar desilusiones. Buscó, en todas sus
investigaciones, la solución de los objetivos que le interesaban desde el punto
de vista de la ciencia, de la filosofía, de la psicología y de la naturaleza
del mundo invisible.
Kardec,
en cada sesión, llevaba una serie de preguntas preparadas, y metódicamente
ordenadas, que recibieron contestación “precisa, profunda y lógica”. Estas
cuestiones son las mismas que, desarrolladas gradualmente, fueron la base de
“El Libro de los Espíritus”. Posteriormente, publicaría las demás obras de su
autoría: Instrucción Práctica para la Comunicación Espiritista; El libro de los
médiums; El Evangelio según el Espiritismo; Cielo e Infierno; El Génesis; y, el
libro síntesis: -Qué es el Espiritismo?
En
enero de 1858, salió a luz pública el primer número de la Revue Espirite, que
aún se edita, en Francia; y el mismo año, funda la Sociedad Parisina de
Estudios Espiritas. Allan Kardec, elaboró una Constitución, con exposición de
motivos, sobre el Espiritismo y su futura dirección. El 31 de marzo de 1869, el
Codificador de la Doctrina, culmina, exitosamente, su misión. Las obras que
escribió se tradujeron a todos los idiomas. Sus discípulos, que se cuentan por
millones, en el mundo entero, crecen, cada día más. La Doctrina Espirita, con
sus múltiples exponentes, es fuente fundamental de la Doctrina Universal, de
necesario estudio para ampliar, certeramente, la propia visión de la vida y del
universo. Es mucho más interesante de lo que, generalmente, se cree. Quien
busca, con anhelo sincero y afán de saber, encuentra.
***
El
genio de Kardec, entra en escena cuando comienza a aplicar la Doctrina
contenida en El Libro de los Espíritus para resolver las grandes incógnitas de
la historia y percibir una perspectiva universal de la vida en la pluralidad de
mundos habitados, arrojando luces sobre la realidad histórica del Planeta; por
ejemplo, cuando percibe, antes que nadie, que la raza adámica es parte de una
inmigración espiritual llegada de otros planetas, más adelantada que la familia
originaria de la Tierra; cuando analiza la tesis de los “ángeles caídos” y
percibe que son aquellos grupos de Espíritus refractarios al progreso que, una
vez celebrado el juicio de mayoría, en cada mundo, son apartados y conducidos a
aquellas moradas más acordes con su respectivo grado evolutivo, donde, de
retrógradas pasan a ser maestros, o por lo menos, desenvolverse en ambientes
más afines a sus tendencias.
Es
en el libro Génesis, -publicado en 1868- donde se revela el Kardec genial en un
nivel superior al ya reflejado en El Libro de los Espíritus. Aquí, comienza a
percibir una realidad universal antes que ningún otro pensador en la historia y
fue adecuando la Doctrina a esas inquietudes, -más las respectivas intuiciones
fruto de su genio y las inspiraciones inherentes de genios análogos –desde la
dimensión espiritual- co-participes en las obras; comienza a aplicarlas para ir
esclareciendo los grandes enigmas de la humanidad.
Kardec,
es el pionero en la enseñanza de una realidad universal que abre nuevos
horizontes para la humanidad reflejando su verdadero destino, en el Planeta.
Es
el primero en hablar, en El Libro de los Espíritus, sobre la Reencarnación,
conocida desde la más remota antigüedad y lo hace 18 años antes de Helena P.
Blavasky. En el siglo XX se han comprobado, científicamente, más de cinco mil
casos de reencarnación, otorgándole un carácter irrefutable universalmente; el
tema, está generando un interés creciente.
Constituye,
Kardec, un paradigma vigente en la senda evolutiva de la sabiduría, superándose
a sí mismo en el libro Génesis más allá de El Libro de los Espíritus. En éste,
sube a la cima de la montaña de de la Doctrina Universal; en aquel, observa
desde esa posición privilegiada y aplica la percepción intuitiva y la
inspiración creadora de las cuales es objeto, para resolver cuestiones
fundamentales de la vida y la historia en el Planeta, abriendo nuevos caminos
de progreso.
Millones
de personas se encuentran avocadas al estudio de las enseñanzas espirituales,
axiológicas y/o ético-moral, filosóficas y metafísicas, que sólo la Doctrina
Universal puede ofrecer en igual grado de luminosidad, gracias a sus obras
maestras y de quienes, emulando su ejemplo, han continuado la Gran Conversación
a través de los tiempos.
Así
como en el Quijote, cada nueva generación ve algo más que la que le precedió,
ocurrirá lo mismo con el Libro de los Espíritus –y demás obras de Kardec-;
observará cosas nuevas de acuerdo a las inquietudes de los tiempos y a la
respectiva conciencia perceptiva. Pero, por encima de todo, servirá para que
cada quien efectúe la conexión con los planos superiores y con la fuente
suprema, el Ser Universal, en una meditación constante sobre Él y los valores
cósmicos, optimizando la percepción intuitiva y la realización creadora en el
estudio de las ciencias y las filosofías, así como la practica de todas las
virtudes.
***
El
18 de abril de 1857, se publicó, en Francia, El Libro de los Espíritus, de Allan
Kardec, con el cual se daba inicio a una nueva era en los caminos del progreso
humano.
Sin
duda, es un libro valiente, tomando en cuenta la época en que se publicó. Sigue
siendo fundamental. Allan Kardec, pseudónimo de Hipolite León Denizard Rivail,
hombre de profunda cultura clásica, científica, filosófica, histórica,
metafísica, etcétera, además de insigne pedagogo, sintetizó, -en una obra cuya
lectura y estudio ha transformado la vida de millones de personas en el mundo
entero-, una Doctrina que habla al entendimiento, ilumina el Espíritu y abre
unos horizontes que le dan verdadero sentido a la vida humana, despejando las
incógnitas existenciales, aclarando el destino de la humanidad en el planeta
tierra, -escuela de sabiduría en diferentes grados-, señala el camino que, en
los próximos milenios, habrá de recorrer en el inmenso pensum evolutivo que aún
depara el progreso potencial del planeta.
Fue
seleccionado Kardec, para su obra misionera-codificadora de la Doctrina, por su
profunda capacidad de síntesis y vastos conocimientos, para interpretar,
discernir y coordinar los mensajes contenidos en miles de comunicaciones
espirituales recibidas por centenares de sensitivos en el mundo entero,
pasmándose, en todas, el mismo mensaje, elevada enseñanza e idéntica doctrina:
el conocimiento profundo de la vida y de las leyes cósmicas que rigen todas las
manifestaciones universales, interrelaciones con el ser humano y su misión.
Obra
admirable que, traducida a los principales idiomas, alcanzó, rápidamente, 18 ediciones
en vida de Kardec, y 50, en las cinco décadas siguientes; conserva plena
vigencia pese al tiempo transcurrido y dentro de dos mil o más años será
estudiada aun tal como se hace hoy con la Odisea, el Mahabarata, los Vedas, el
I Ching, el Tao Te Ching, etcétera, estudio fundamental, -expresión de la
sabiduría-, por medio del cual, cada quien se imbuye del verdadero sentido
existencial, conociendo el destino humano en sus variadas facetas.
Kardec,
-auténtico profeta de una era de luz espiritual y ejemplo digno de emulación
por su capacidad de trabajo, estudio y cumplimiento de una exigente misión-,
condensó en su obra un alimento básico para las inteligencias ávidas del más
sublime conocimiento espiritual.
Este
clásico, aporta –para las mentes que desean optimizar su visión-, la
iluminación del propio Espíritu, señalando derroteros que constituyen la meta
esencial de la vida humana, proporciona paz, serenidad, sosiego y auténtica
felicidad, a medida que, transcurriendo su lectura y estudio, va descubriendo
la verdadera esencia de la vida humana, su finalidad y misión cósmica del ser
humano, potenciando a la vez, el Espíritu y la voluntad, afirmando los ideales
y rectificando la conducta en el sendero del bien, de la justicia, del amor, la
verdadera fraternidad y la evolución universal.
Va
conociendo, cada quien, sus verdaderas facultades psico-espirituales, la forma
de desarrollarlas y usarlas de acuerdo a los designios del Creador, estrechando
la unión entre los entes que conforman la ecología psico-espiritual, a cuya
sintonía elevada, constituyese en sensible y armónico canal de la Providencia
Universal para plasmar la luz espiritual, el mensaje del amor cósmico y el
aliento fraterno para superar exitosamente todas las pruebas existenciales,
saldar las cuentas kármicas y alcanzar el punto de equilibrio cósmico, a partir
de lo cual, cada quien conquista la auto-independencia y la auto-liberación
para cooperar libremente, de acuerdo con la propia suma existencial, en los
planes del Gran Arquitecto del Universo, dentro del infinito Taller cósmico.
Así
lo expresó Kardec: -“El universo es un vasto taller: unos demuelen, otros
reconstruyen; cada cual talla una piedra para el nuevo edificio, del cual
únicamente el Gran Arquitecto del Universo posee el plan definitivo, y cuyo
conjunto no se comprenderá sino cuando sus formas comenzarán a diseñarse por
encima de la superficie del suelo”-.
La
Doctrina, desde su codificación, en 1857, ha aglutinado en sus filas a las
mentes más brillantes en todos los ámbitos del saber humano, a nivel mundial.
La
lucidez mental, la seguridad personal y el poder psico-espiritual que se van
desarrollando al acrecentar la visión cósmica, al profundizar en el mensaje
contenido en la obra kardeciana, introduce en el auténtico camino evolutivo del
ser, a cuyos inicios se encuentra, pero que, desde ya vislumbra las infinitas
metas que en ilimitados ciclos de vida, en una carrera universal y eterna,
-siempre en ascenso en forma de espiral-, ha de conquistar, cada vez en un
mejor nivel de auto-expresión, evolución y grado de conciencia cósmica.
Una
sola existencia es sólo un peldaño en los grados de la sabiduría universal. La
obra de Kardec, abre la puerta correcta, en el momento oportuno y para quien,
en forma gradual, experimente la necesidad de un alimento espiritual de tal
valor. Su asimilación es de gran provecho para obtener esa visión certera de
las cosas esenciales, en cada momento de la vida.
Se
podrá poseer El Libro de los Espíritus, tenerlo en las manos, o por años en la
biblioteca, pero, solamente un día, cuando cada quien esté preparado, -o
preparada-, espontáneamente se manifiesta la iluminación, se adquiere
conciencia de tal obra, con un claro impulso para leerla, revelándosele el
mensaje que contiene y anhela el Espíritu humano.
Entonces,
la existencia humana adquiere el verdadero sentido de acuerdo a los planes
cósmicos y cada quien se ubica, de manera más efectiva, en el sendero de la
propia autorrealización, asumiendo la tarea que, de acuerdo con los tiempos, le
compete en el quehacer universal.
***
El
libro de los Espíritus trasciende cualquier otra obra en cuanto a los alcances
de las respuestas que contiene en torno a Dios, a los valores universales, a
las leyes divinas, a la educación moral de la humanidad, a la comprensión de
las desigualdades entre los seres humanos, a la pluralidad de existencias y la
ley de reencarnación y principios inherentes; la pluralidad de mundos
habitados, ampliando la perspectiva universal de la vida, la respuesta a los
grandes enigmas de la historia, y una inmensa cantidad de aspectos esenciales,
en más de un millar de preguntas planteadas por uno de los pedagogos más
lúcidos del siglo XIX, en Francia, como lo fue el profesor Hipolite León
Denizard Rivail.
La
obra kardeciana contribuyó a fundamentar una nueva era que plasmaba en mayor
grado los ideales de los humanistas del siglo XIV, y de los grandes pensadores
del Renacimiento.
Esa
concepción humanista de volver la mirada a los orígenes, a la cultura clásica,
a la ciencia y a la filosofía de la edad de oro griega, Allan Kardec la realiza
con una amplitud incomparable, volviendo la atención a temas virtualmente
olvidados no solamente durante la edad media, sino hasta la mitad del siglo
XIX, como son: la Reencarnación, la interrelación de la dimensión espiritual
con la física, aportando un conocimiento preciso de las facultades espirituales
del Ser humano como ningún otro pensador lo hizo jamás en tiempo pasado. EL
LIBRO DE LOS MEDIUMS, es la mejor obra de todos los tiempos, hasta ahora, en
torno a las facultades espirituales del ser humano y su óptimo desarrollo.
El
Libro de los Espíritus, junto con la Odisea, que contribuyó a forjar la edad de
oro griega, y el Quijote, en el cual el genio inmortal de Cervantes plasmó una
enseñanza para todos los tiempos, es la obra fundamental para la educación esencial
del ser humano, en la preparación de la nueva edad de oro.
Pensadores
del calibre de Kardec, al igual que Platón, en sus enfoques, seguirán vigentes,
en líneas generales, en sus geniales concepciones de la verdad universal.
Conozcamos
El libro de los Espíritus tan a fondo como un erudito lo hace con la temática
de su disciplina. Seamos conocedores profundos de la obra del maestro, pero,
también, de todas las obras que conforman el acervo cultural de la humanidad.
Paralelamente, irán surgiendo, en la propia mente, las ideas intuitivas y las
inspiraciones que aporten el conocimiento esencial de acuerdo con la inquietud
de los tiempos.
La
proyección de la lectura de EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS, iluminará los horizontes
humanos, encaminándola hacia la nueva edad de oro en gestación. Esta labor
podrá ser realizada, con efectividad, mediante pequeños círculos sistemáticos
de lecturas, en progresión geométrica. Será en beneficio de cada ser que habita
el planeta tierra- El mensaje de la verdad universal, que contiene, es bien
acogido por todos con gran beneplácito. El Libro de Los Espíritus, es, con
certeza, una de las percepciones más lúcidas del pensamiento universal.
Adelante.
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