INSATISFACCIONES
Y ALEGRÍAS
EN LA TIERRA
DE: EL LIBRO
DE LOS ESPÍRITUS
-Uno de los
mejores libros de todos los tiempos.
AUTOR: ALLAN
KARDEC
Versión
castellana: Giuseppe Isgró C.
Felicidad e infelicidad relativas.
Desencarnación de personas queridas. Desilusiones. Ingratitud. Uniones
antipáticas. Temor de la desencarnación. Insatisfacción de la vida.
Desencarnación voluntaria.
FELICIDAD E INFELICIDAD RELATIVAS
1. Puede el ser humano disfrutar, en la
tierra, de una completa felicidad?
-“No, por cuanto ha tenido su
existencia como una prueba, o una expiación; pero depende de cada persona
dulcificar los males y ser feliz tanto como lo permita el grado evolutivo de
vuestro planeta”-.
2. Se comprende que el ser humano será feliz,
también sobre la tierra, cuando la humanidad se haya transformado; pero,
mientras tanto, puede cada quien asegurarse, por lo menos, una felicidad
relativa?
-“Artífice de la propia felicidad es,
frecuentemente, el ser humano mismo. Practicando la ley de Dios, él se evita
males innecesarios, y se procura tanta felicidad como sea factible en su existencia”-.
El ser
humano convencido de su futuro destino, no ve en la vida corpórea más que una
estadía temporal, y considerándola como una momentánea etapa, en un albergue de
tránsito, se consuela fácilmente de las breves incomodidades de su viaje, el
cual debe conducirle a un estado tanto mejor como lo hayan sido,
precedentemente, los preparativos.
Nosotros
somos sancionados en la tierra cuando infringimos las leyes de la existencia
corpórea, con los males que son las consecuencias de aquellas infracciones y de
nuestros excesos. Si nos remontáramos, en forma gradual, hasta el origen de
nuestras circunstancias adversas, veríamos que, en su mayor parte, son los
efectos de un primer desvío del recto camino.
Por aquella desviación hemos entrado en una falsa vía, cuyas
manifestaciones son opuestas a la felicidad.
3. La felicidad en la tierra es relativa
a la condición de los seres humanos; lo que es suficiente a la felicidad de uno
se encuentra lejos de serlo para la de otro. No habría un grado de felicidad
que pudiese ser común a todos los seres humanos?
-“Sí, para la vida material, la
posesión de lo necesario; para la vida moral, la buena conciencia y la
confianza en el porvenir”-.
4. Cómo considerar lo necesario en el
momento que, según los diversos estados sociales, lo que constituye lo
superfluo para uno no alcanza a ser lo justo necesario para otro?
-“Decid, más bien, según ideas
materiales, los prejuicios, la ambición y los ridículos caprichos, de lo cual
el porvenir hará justicia, cuando comprendáis la verdad. De hecho, quien tenía
“X” suma de renta, y por las variantes de los ciclos económicos, la ve reducida
a la quinta parte, siente sus efectos contractivos, percibiendo que carece de
lo necesario, por cuanto no puede darse tantos lujos como antes, manteniendo lo
que él denomina su rango; por ejemplo: tener vehículos, personas de servicio
doméstico, satisfacer, en pocas palabras, todas sus pasiones. Pero, en verdad,
le creéis vosotros, digno de compasión, cuando a su lado hay quienes carecen de
alimentos, vivienda y cama en que dormir? El sabio, para ser feliz, mira,
siempre, debajo de sí, jamás por encima, a menos que no sea para elevar el
Espíritu hacia el infinito”. (Ver Nº 715).
5. Existen algunos males que son
independientes de las obras y que alcanzan, también, al más justo de los seres,
Hay alguna manera, mediante la cual, una persona se pueda preservar de ellos?
-“No; en tal caso es preciso que se
resigne, y si quiere progresar, soportarlos con serenidad. Pero, la persona en
particular, siempre tiene un consuelo en su conciencia, que le otorga la
esperanza de un mejor porvenir, si hace lo que debe para obtenerlo”-.
6. Por qué Dios favorece con los dones de
la fortuna a determinadas personas que parecieran no haberlos merecido?
-“Es un favor a los ojos de quien no
ve más que el presente; la fortuna es una prueba, con frecuencia, más peligrosa
que la carencia de ella”-.
7. La civilización, creando nuevas necesidades,
no es causa de emergentes aflicciones?
-“Los males de este mundo son
proporcionales a las necesidades ficticias que os creáis. Quien sabe limitarse
en sus deseos, y observa sin envidia por encima de sí, se ahorra no pocos
desengaños en esta vida. El más rico no es, ya, quien posee mayores bienes
materiales, sino el que tiene menos necesidades. Los que envidian la alegría de
quienes, a simple vista, parecen las personas felices de este mundo, ignoran,
sin embargo, lo que a ellas le reserva el futuro. Si sólo gozan para sí, son
egoístas; experimentarán, a su vez, la adversidad. Más bien, respetadle,
deseándoles lo mejor. Dios permite que, en alguna oportunidad, prospere la
persona con tendencias menos bondadosas, pero su prosperidad no es un modelo a
emular, por cuanto, será equilibrado con lágrimas amargas. Si el justo llora
afanoso, es una prueba que se le tomará en cuenta, si la supera con ánimo
contento. Recordad las palabras de Jesús: -Bienaventurados
aquellos que sufren, por cuanto serán consolados”-. (Ver Nº 814 y siguientes).
8. Si bien para ser felices, no se
precisa lo superfluo, se requiere, sin embargo, lo necesario; entonces, la
infelicidad de quienes carecen del mismo, es una realidad?
-“Sí, ya que el ser humano experimenta
infelicidad cuando carece de lo necesario para la vida y la salud del cuerpo.
Si de esta privación es suya la culpa, precisa asumirlo; pero si es por causa
ajena, responderá de ella, en el estricto sentido de la justicia, su autor”-.
9. Con la especialidad de las aptitudes
naturales, Dios nos indica, con evidencia, nuestra vocación en este mundo. Muchos
males no se derivan del hecho de que nosotros mismos no la seguimos?
-“Es verdad; la mayor parte de las
veces son los progenitores, que, por orgullo, o por avaricia, retraen a sus
propios hijos fuera de la vía trazada por la naturaleza, y con esta desviación,
de la cual habrán de responder, comprometen su felicidad”-.
Entonces, hay que entender que el hijo
de una persona de posición distinguida
debería ser un artesano zapatero, si esa fuera su aptitud natural?
-“Nadie os sugiere de exagerar o de
caer en el absurdo; también la civilización tiene sus necesidades. Por que
debería el hijo de una persona de posición distinguida, como decís vosotros,
ser zapatero, como si no tuviese otra vía para rendirse útil en la medida de
sus facultades? Por qué no lo aplicáis al revés? No podría, quizá, en vez de
ser un mal abogado, convertirse en un buen mecánico, y así sucesivamente?
El
desplazamiento de los seres humanos fuera de su círculo intelectual es, sin
duda, una de las más frecuentes causas de esperanzas fallidas, La ineptitud
para la carrera elegida es fuente de importantes insatisfacciones. Esto, unido
al poco comprendido amor propio, le inhibe de buscar rehacerse en una profesión
de menor jerarquía, y, algunas veces busca un escapismo a la vida, por lo que
él cree, erróneamente, un deshonor, una humillación. Si una educación moral le
hubiese desarrollado su autoestima, superando los falsos prejuicios del orgullo,
él no habría sido tomado por sorpresa.
10.
Existen
algunos que, privados de recursos, aún en medio de la abundancia de los demás,
no tienen por perspectiva más que una evasión a la vida. Qué pueden hacer? Deben
pasar a mejor vida por los efectos del hambre?
-“Jamás. La persona encontrará siempre
la manera de nutrirse, a menos que el orgullo se interponga entre la necesidad
y el trabajo. Vosotros decís, con frecuencia: -ningún oficio es malo, no es la
posición la que deshonra-; pero estas bellas máximas la decís para los demás,
no para vosotros mismos”-.
11.
Es
evidente que, sin prejuicios sociales, de los cuales se deja dominar, el ser
humano encontraría siempre un determinado trabajo que le daría para vivir;
pero, aún entre quienes no tienen prejuicios y que saben como despojarse de
ellos, no los hay, quizá, de aquellos que se encuentran en la impotencia de
proveer a sus propias necesidades por carencia de salud, u otras causas
independientes de su voluntad?
-“En ninguna sociedad ordenada según
la ley divina, debe, una persona, abandonar la vida por la carencia de
alimentos”-.
Con
una constitución social sabia y previsora a ningún ciudadano debería faltarle
nada de lo necesario, excepto por propia culpa; pero, con frecuencia, aún sus
mismas culpas, constituyen el resultado del ambiente en el cual vive. Cuando el
ser humano, habiéndose mejorado practique la verdadera ley de Dios, tendrá un
orden social fundado en la justicia y en la fraternidad”-. (Ver Nº 793).
12.
Por qué en la sociedad en la que vivimos las
clases que sufren son más numerosas que las felices?
-“Sobre la tierra no existen clases de
personas plenamente felices, y aquella felicidad que muchos envidian, esconde,
con frecuencia, grandes pesares. El dolor se encuentra en la vivienda de la
persona humilde al igual que en el palacio de la persona acaudalada. Aún, en
respuesta a vuestra inquietud, es preciso añadir que, entre vosotros, lo que
denomináis las clases desheredadas, son más numerosas por cuanto la tierra es
un mundo de expiación. En cuanto el ser humano cree el reino del bien y
transforme la tierra en morada de los
buenos Espíritus, ella, convertida en un paraíso, albergará, únicamente,
personas felices”-.
13.
Por
qué razón la fuerza de los malvados prevalece, con frecuencia, en este mundo,
sobre la de los buenos?
-“Por la debilidad de éstos. Los
malvados son intrigantes y audaces; los buenos, en cambio, tímidos. Pero,
cuando ellos lo quieran, tomarán el control de la situación”-.
14.
Dado
que el ser humano es, con frecuencia, el artífice de sus insatisfacciones
materiales, lo es, también, de las morales?
-“Es así, y aún peor, por cuanto, con
frecuencia, las insatisfacciones materiales son independientes de la voluntad, pero
el orgullo lastimado, la ambición frustrada, la ansiedad de la avaricia, la
envidia, los celos, en suma, todas las pasiones son la tortura del Espíritu.
Envidia y celo! Feliz quien desconoce estos gérmenes roedores! Quien resulta
afectado por ellos, dejará de tener paz y descanso; los objetos de su codicia,
de su odio, de su rencor, los tendrá enfrente como fantasmas, sin darle tregua,
y le perseguirán hasta en el sueño. El envidioso y el celoso se encuentran en
un continuo estado febril. Es, ésta, una vida soportable? Y, no comprende, el
ser humano, que con sus pasiones se crea suplicios atroces, transformando la
tierra en un verdadero infierno?
Muchas
frases describen enérgicamente los efectos de ciertas pasiones. Se dice de
estar hinchado de orgullo, roerse de envidia, consumarse de celos, expresiones
no muy lejanas de la verdad. Algunas veces, la envidia se adelanta hasta no
tener objeto determinado; existen envidiosos que sufren del bienestar general,
y gozan, en cambio, de la carencia, de las públicas calamidades, de los
desastres, y finalmente, bellas jornadas en los días de grandes fiestas. Esta
es la envidia de los misántropos.
El ser
humano, con frecuencia es infeliz sólo por la importancia que le da a las cosas
de la tierra. Tan pronto él se sustraiga del estrecho círculo de la vida
material, y eleve sus pensamientos hacia el infinito, que es su destino, las
vicisitudes de la humanidad les parecerán mezquinas y pueriles, como los
fastidios del niño, que llora por la pérdida de un juguete, que era el motivo
de su felicidad.
Quien no ve su felicidad sino en la
satisfacción del orgullo y de los apetitos materiales, al no poder llenar
dichas necesidades, experimenta infelicidad. En cambio, quien no solicita lo superfluo,
está contento de su provisión, que otros tendrían por insuficiente.
Aquí
hablamos del ser humano civilizado, porque en las regiones menos adelantadas,
con necesidades más limitadas, no tiene los mismos objetos de codicia y
angustia, y su manera de ver las cosas es diferente. En el estado de civilización,
el ser humano razona sobre sus adversidades y las analizas, y por lo tanto es
afectado por ellas en mayor grado; pero, también, puede buscar la consolación y
la encontrará, siempre, en el sentimiento de los valores universales, que le
imprime esperanza de un porvenir mejor, y en el Espiritismo, -la Doctrina
Universal- que le permite adquirir la certeza.
DESENCARNACIÓN DE PERSONAS QUERIDAS
15.
La
desencarnación de nuestros seres queridos, no debe considerarse un pesar
verdaderamente más legítimo, por cuanto es una pérdida irreparable, e
independiente de nosotros?
-“Esta causa de color golpea tanto al
rico como al pobre; prueba y expiación, es una ley común. Que os sea de
consuelo el poderos comunicaros con vuestros amigos, como hacéis ahora, esperando de tener otros medios más directos
y más accesibles a vuestros sentidos”-.
16.
Muchos,
pero, consideran el pedir la comunicación con la dimensión espiritual como una
profanación. Qué pensar de éstos?
-“No puede haber profanación donde hay
recogimiento, respeto, oportunidad; de hecho, los Espíritus que os aman,
responden de buen grado a vuestro llamado, y agradecido de vuestro recuerdo,
gozan comunicándose con vosotros. La profanación la cometería quien los evocase
con ligereza y con fines menos serios”-.
La
posibilidad de entrar en comunicación con los Espíritus es un dulce consuelo,
por cuanto nos procura el medio de intercambiar con nuestros parientes y amigos
que dejan la tierra antes que nosotros. Por medio de la evocación, ellos se nos
acercan, nos acompañan, nos comprenden y nos responden; cesa, por así decirlo,
la separación.
Nos
ayudan con sus consejos, nos demuestran su afecto, y la alegría de ser
recordado. Y nosotros quedamos consolados de saberlos felices, de oír por ellos
mismos cuales son las condiciones de su nueva existencia, y de adquirir la
certeza de que un día les alcanzaremos.
17.
Qué
impresiones hacen los dolores inconsolables de los sobrevivientes, sobre los
Espíritus objeto de los mismos?
-“El Espíritu siente agrado de que se
le recuerde y del sentimiento de sus seres queridos; pero un dolor sin
consuelo, irrazonable, y excesivo, lo entristece, porque observa una carencia
de fe en el porvenir y en Dios; por lo tanto es un obstáculo a nuestro progreso
moral, que podrá rendir mucho más largo el período de la separación”-.
Porque
el Espíritu libre es más feliz que en la tierra, dolerse de su desencarnación
es hacerlo con su felicidad.
Dos
amigos son prisioneros y encerrados en la misma cárcel, los dos habrán de
reconquistar un día su propia libertad; pero uno de ellos la obtiene antes que
el otro. Podría, razonablemente, el que queda, lamentarse de la libertad que el
amigo ha conquistado antes que él?
No
demostraría más egoísmo que afecto desinteresado que su cautiverio continuase,
aún, y que sus sufrimientos durasen tanto como los suyos? Lo mismo ocurre con
dos seres que se aman en la tierra; quien nos precede en la partida, es
liberado antes, y nosotros debemos alegrarnos, esperando con paciencia el
momento en el cual, también, seremos liberados.
Otro
ejemplo: Tenéis un amigo, que, muy cercano a vosotros, se encuentra en un
estado muy penoso, y su salud, o su interés exige que vaya a otro país, donde
estará mejor en todos los aspectos. Él, momentáneamente, dejará de estar cerca
de vosotros, pero quedaréis en comunicación con él, y la separación no será más
que material. Querréis desesperaros de su traslado, cuando esto es por su
bienestar?
La
Doctrina Espirita, al probarnos, fehacientemente, la vida futura, la presencia
en torno a nosotros de nuestros seres queridos, la continuidad de sus afectos,
y de sus atenciones, y al proporcionarnos los medios para corresponderles, con
ellos nos ofrecen una suprema consolación en la causa más legítima de dolor. Con
el Espiritismo, -la Doctrina Universal-, la persona más aislada, tiene,
siempre, cerca de sí, verdaderos amigos, con quienes interrelacionarse.
Nosotros
soportamos con impaciencia las pruebas de la vida, que nos parecen casi
intolerables; todavía, si las habremos soportado con coraje y aceptado la voluntad
de Dios, nos alegraremos una vez que hayamos salido de esta terrenal morada, al
igual que lo hace el paciente, después de curado, por haberse sometido a un
proceso curativo que le resultó incómodo.
DESILUSIONES. INGRATITUD
18.
Las
desilusiones, que nos hacen probar la ingratitud y la fragilidad de los
vínculos de la amistad, no son, también ellas, fuentes de desasosiego en la
conciencia de una persona?
-“Sí; pero es preciso compadecerse de
los ingratos y de los amigos infieles; ellos experimentarán, a su vez, en mayor
grado que vosotros, la infelicidad. La ingratitud es hija del egoísmo, y el
egoísta encontrará, más tarde, conciencias insensibles como la suya. Pensad a
todos aquellos que han hecho más bien que vosotros, que habían progresado en
mayor grado, y fueron pagados con la ingratitud. Recordad que el mismo Jesús
fue escarnecido y vilipendiado, tratado como un inicuo e impostor; y no os
maravilléis si ocurre lo mismo con vosotros. El bien que habéis hecho, os será
premiado en este mundo, y no miréis a lo que dice y piensa quien lo ha
recibido. La ingratitud de los otros es una prueba para vuestra constancia en
el bien hacer, del que tendréis la compensación, mientras que, quienes os hayan
respondido con ingratitud, experimentarán las consecuencias en grado análogo a
su acción”-.
19.
Los
desengaños proporcionados por la ingratitud, no parecerían ser hechos de
propósito para endurecer la conciencia a los sentimientos de piedad?
-“No, jamás, porque la persona de
conciencia sensible se encuentra pagada con el bien que ya ha hecho. Ella sabe
que, si los humanos no se recuerdan en esta vida, no lo olvidará Dios en la
dimensión espiritual, y que, el ingrato experimentará vergüenza y
remordimiento”-.
Pero, esto no impide que se sienta el
respectivo efecto en la conciencia; ahora, esto no le puede inspirar la idea de
que sería más feliz si fuese menos sensible?
-“Será de esta manera, si prefiere la
felicidad del egoísta; pero, no es la más loable. Se persuada, en cambio, de
que los amigos ingratos que le abandonan, no son dignos de su amistad, y que
han defraudado su confianza, y, entonces, cesará de lamentarse. Más tarde
encontrará otros que les comprenderán mejor. Compadeced a quienes se comportan
mal hacia vosotros, cuando no lo habéis merecido, por cuanto experimentarán,
oportunamente, lo mismo, Empero, no debéis lamentaros, sino mejoraros”-.
La
naturaleza le ha dado al ser humano la necesidad de amar, y de ser amado. Una
de las mayores dulzuras que les han sido acordadas en la tierra es la de
encontrar conciencias que respondan a los sentimientos de la suya, lo que le
hace pregustar la felicidad, que le está reservada en el mundo de los Espíritus
perfectos, donde todo es amor y benevolencia, alegría suprema, de la que se
excluye el egoísta.
UNIONES ANTIPÁTICAS
20.
Por
cuanto los Espíritus son conducidos a unirse por la simpatía, cómo es que, en
la dimensión física, la afección frecuentemente es de una sola parte, y que el
amor más sincero se contracambia, frecuentemente, con la indiferencia, y,
también, con la aversión? Y, por qué adviene que el más vivo afecto de dos
seres puede cambiar en antipatía, y alguna vez, en odio?
-“Es una sanción. Pero éstos son
aquellos que creen amarse perdidamente, por cuanto juzgan las apariencias, y
cuando son obligados a convivir juntos, ya tarde se percatan de que aquello era
un capricho material! No es suficiente la sola atracción del placer, aún muy
intensa, de la persona que creéis de buenas cualidades; es preciso, también, para
formarse un recto juicio, la prueba de la continua convivencia. Y, por otra
parte, cuantas uniones hay, que, a primera vista parecieran resultar
simpáticas, cuando se han conocido bien, y estudiado recíprocamente, terminan
por amarse de amor puro y perdurable, por cuanto se fundamenta en el aprecio!
No se debe olvidar que, quien ama es el Espíritu, no el cuerpo, y él, disipada
que sea la ilusión material, ve la realidad. Existen dos tipos de afecciones: la
del cuerpo y la del Espíritu; pero estos afectos frecuentemente se interponen
recíprocamente. El afecto del Espíritu, es puro y desinteresado, es durable; el
del cuerpo, termina; es esta la razón por la que, con frecuencia, quienes
creían amarse de amor eterno, se odian, cuando la ilusión se disipa”-.
21.
La
ausencia de simpatía, entre los seres destinados a vivir juntos, no es ella,
también, la causa de grandes insatisfacciones,
que perturban toda la existencia?
-“Grandes insatisfacciones, sin duda,
pero, de las cuales, generalmente, sois vosotros mismos la causa. Ante de todo,
tienen grandes fallas vuestras leyes, por cuanto Dios no os obliga a convivir
con personas que os odian, o que os desagradan; y después, en tales uniones,
vosotros, no raramente, buscáis más la satisfacción de vuestro orgullo y ambición,
que la felicidad de un recíproco afecto; y, entonces sufrís la consecuencia de
vuestros errores”-.
Pero, en tal caso no hay, casi
siempre, una víctima inocente?
-“Sí, y es para esa persona una
expiación; pero su infelicidad recaerá sobre quienes habrán sido la causa. Ella,
después, si el Espíritu se ilumina con la luz de la verdad, obtendrá consuelo
de su fe en el porvenir. Del resto, a medida que se diluyan los prejuicios,
cesarán, también, las causas de esta especie de infelicidad”-.
TEMOR A LA DESENCARNACIÓN
22.
El
temor a la desencarnación, es para muchos, causa de desasosiego; ahora bien, de
dónde nace aquella aprensión, por cuanto tienen, delante de sí, el porvenir?
-“Están en un error, es verdad, pero,
qué queréis? Desde la niñez se busca de persuadirles de que existe un infierno
y un paraíso, y de que es mucho más probable que vean el infierno, por cuanto
se le enseña que todo lo que se encuentra en la naturaleza constituye un pecado
para el Espíritu. Por lo tanto, con los años, si tienen un poco de criterio no
lo pueden admitir, se convierten en ateos, o materialistas, y se reducen a
creer que, después de la presente vida no hay nada más. Si después persisten en
las creencias de la infancia, estarán, siempre, debajo de la preocupación de
aquel fuego eterno, en el que experimentan todos sus efectos, sin ser
destruidos. La desencarnación no le atemoriza a la persona justa, por cuanto
su confianza le otorga la certeza del
porvenir, la esperanza le hace percibir una vida mejor, y la solidaridad, cuya
ley ha practicado, que en la dimensión espiritual, no encontrará ningún ser de
quien tenga que temer su mirada”-. (Ver Nº 730).
El ser
humano más apegado a la vida del cuerpo que a la del Espíritu, tiene sobre la
tierra las insatisfacciones y los goces de la materia; su felicidad consiste en
la satisfacción fugaz de todos sus deseos. Su Espíritu, siempre preocupado por
las cosas de esta vida, sufre por ansiedad y torturas continuas. La
desencarnación le aterroriza por cuanto duda de su porvenir, y deja sobre la
tierra todas sus afecciones y esperanzas.
La
persona moral, que se ha rendido superior a las necesidades ficticias creadas
por las pasiones, prueba, en esta tierra, goces desconocidos al humano
material. La moderación de sus deseos le concede a su Espíritu la paz y la
serenidad. Satisfecho del bien que hace, no conoce desilusiones, y las
contrariedades afrontadas no le dejan en el Espíritu ninguna impresión
dolorosa.
23.
Algunos
no encontrarán estas sugerencias para ser felices sobre la tierra, un poco rudimentarios?
No verán lo que ellos denominan lugares comunes, verdad redichas? Y, no dirán
que el único secreto para ser felices consista en saber tolerar la propia
infelicidad?
-“Muchos pensarán y dirán de esta
manera; pero se pueden comparar a determinadas personas a quienes el médico les
prescribe la dieta: quisieran curarse sin medicinas, continuando a ingerir
alimentos indebidos”-.
INSATISFACCIÓN DE LA VIDA.
DESENCARNACIÓN VOLUNTARIA.
24.
De qué
viene en muchos el disgusto de la vida sin un motivo plausible?
-“Del ocio, de la falta de fe, y, con
frecuencia, de la saciedad. Para quien ejercita sus facultades con un fin útil
y según sus aptitudes naturales, el trabajo no resulta penoso, y la vida
transcurre sosegadamente. Él soporta las adversidades con tanta paciencia y
resignación, cuanto mayor es su fe en la felicidad más genuina y perdurable,
que le espera”-.
25.
Tiene,
el ser humano, el derecho de disponer de su vida? –“No; este derecho es de
Dios. La desencarnación voluntaria es una violación de la ley de
conservación”-.
La auto-desencarnación no es siempre
voluntaria?
-“La persona con falta de juicio, que
la provoca, no sabe lo que se hace”-.
26.
Qué
pensar de quienes provocan la desencarnación voluntaria por insatisfacción de
la vida?
-“Insensatos! Por qué no se centraron
en el trabajo? No habrían encontrado gravosa la existencia”-.
27.
Y. de
quienes provocan la desencarnación voluntaria para sustraerse a las miserias y
a los desengaños de este mundo?
-“Pobres Espíritus, que no tienen el
coraje de soportar los afanes de la existencia! Dios ayuda a quien sufre, pero
no a quien le falta el ánimo y la fuerza. Las tribulaciones de la vida son
pruebas, o expiaciones; dichosos los que toleran sin murmurar, por cuanto serán
recompensados! Desdichados, en cambio, quienes atienden su propio bienestar de
lo que, en su impiedad, denominan casualidad o fortuna! La casualidad o la
fortuna, para valerme de su propio lenguaje, pueden, es verdad, favorecerles,
alguna vez; pero, para qué prueben, más tarde, y más cruelmente, la desilusión
de haber confiado en cosas vanas”-.
Aquellos que han conducidos a los
infelices a un tal estado de desesperación, sufrirán las consecuencia
inherentes?
-“OH, lo que le espera, a esos
desdichados! Responderán de ello como de un homicidio”-.
28.
El ser
humano que, exigido por la necesidad, en un estado de desesperación provoca su
paso a la dimensión espiritual, puede considerarse esto como desencarnación
voluntaria?
-“Es, propiamente, eso; pero quien le
induce a aquel paso, o podría impedirlo o no lo hace, tendrá mayor castigo que
él, que encontrará indulgencia. Pero, no vayáis a creer que él quedará del todo
impune, enteramente absuelto, donde haya demostrado falta de firmeza y de
perseverancia, y no haya hecho uso de todas sus fuerzas y facultades para
sustraerse al atolladero. Mesquino él, si después su desesperación ha sido
determinada por el orgullo, es decir, si él se lanzó a dar ese paso cediendo a
falsos prejuicios, los cuales hacen creer que una persona que ya ha vivido en
la opulencia no pueda vivir con el trabajo de sus manos, y que sea preferible
pasar a mejor vida por acción del hambre, en vez de degradarse a vivir en una
condición más modesta que la precedente. No es, quizá, cien veces más noble y
digno actuar para vencer la adversidad, y despreciar la crítica de un mundo
vano y egoísta, que no es devoto sino a quienes le ríe la fortuna, y os voltea
las espaldas cuando os encontráis en necesidad? Sacrificar la propia vida a los
prejuicios de este mundo es una insensatez, por cuanto el mundo no tiene cuenta
de estos sacrificios, de los cuales no recaba ninguna ventaja”-.
29.
Quien
fuerza su paso a la dimensión espiritual para escapar a la vergüenza de haber
cometido un delito, es reprobable al igual que aquel que lo hace por efecto de
la desesperación?
-“La desencarnación voluntaria no
cancela la culpa; al contrario, le agrega otra mayor. Como se tuvo el valor de
hacer el mal, se necesita, también, tenerlo para asumir las consecuencias. Pero
Dios juzga con absoluta justicia, y puede, de acuerdo con la causa, equiparar
el grado de su severidad”-.
30.
La
desencarnación voluntaria es excusable, cuando la persona tiene por fin evitar
que la vergüenza recaiga sobre los hijos, o la familia?
-“Quien la provoque, incurre en un
error, pero cree hacerlo bien, y Dios lo tendrá en cuenta, por cuanto es una
expiación, que se impone por sí mismo. Él atenúa su culpa con la intención,
pero, todavía, la culpa siempre es culpa. Del resto, abolid los abusos en la
sociedad y vuestros prejuicios, y no tendréis más este tipo de casos”-.
Quien
pasa voluntariamente a la dimensión espiritual para escapar a la vergüenza de
una incorrecta acción, demuestra de temer más a la estimación de los semejantes
que al amor de Dios, y lo hace con el peso de su iniquidad, por cuanto, realizando
ese acto, se privó del medio de reparar el mal hecho, y así purificarse. Dios,
frecuentemente, es menos inexorable que los seres humanos, perdona el sincero
arrepentimiento y aprecia la reparación: pero, en estos casos, la persona no
repara nada.
31.
Qué se
debe pensar de quien voluntariamente pasa a la dimensión espiritual, con la
esperanza de alcanzar más rápidamente una vida mejor?
-“Insensatez! Haga el bien, y entonces
podrá estar seguro de que llegará, mientra que, de esta manera, él mismo
retarda su entrada en un mundo mejor, por cuanto él mismo estará obligado de
solicitar su regreso a la dimensión física para terminar aquella vida, que se
troncó por una falsa idea. Una culpa, cualquiera que sea, no abre jamás el
acceso al recinto de los elegidos”-.
32.
El
sacrificio de la propia vida no es meritorio cuando es realizado para salvar a
otro, o para ser útil, de alguna manera, a sus semejantes?
-“El sacrificio de la propia vida para
el bien de los demás no constituye un auto-desencarnación, sino un acto sublime,
si verdaderamente es útil, y no se encuentra ofuscado por el orgullo. Un
sacrificio, mientras más desinteresado sea, tanto más meritorio es; si, en el
fondo, quien lo ejecuta, tiene fines secretos, a nivel personal, entonces merma
su valor a los ojos de Dios”-.
Cada sacrificio
a cargo del propio bien es un acto supremamente meritorio a los ojos de Dios,
porque es la práctica de la ley de solidaridad. Dado que, la vida es el bien
máximo que el ser humano posee en la tierra, quien renuncia a ella en beneficio
de sus semejantes no comete una culpa, sino que, cumple un sacrificio sublime;
solamente, antes de realizarlo, debe considerar si su vida no sea más útil en
esta dimensión que en la otra.
33.
La
persona que pasa a mejor vida victima del abuso de sus pasiones, que, como ella
sabe, acelerarán ese paso de una a otra dimensión, pero que, ya no posee más
fuerzas para resistir, por cuanto el hábito las ha convertido en verdaderas
necesidades físicas, comete una desencarnación voluntaria?
-“Es un auto-aniquilamiento moral. No
observáis que la persona, en este caso, es doblemente culpable? Carencia de
coraje y bestialidad de una parte, y de la otra, desconocimiento de Dios”-.
Es más o menos culpable de aquel que
fuerza su paso a la dimensión espiritual por un acto de desesperación?
-“Mucho más, por cuanto tiene el
tiempo para reflexionar sobre el acto en cuestión, mientras que, quien lo hace
por el ímpetu de una pasión, se encuentra en una especie de aberración que
linda en la locura. El castigo, por lo tanto, será mucho más severo, por cuanto
las penas son siempre en grado proporcional a la conciencia de las culpas, que
tiene quien las comete”-.
34.
Dado
el caso de que una persona se vea delante de un fin cierto y terrible, sería
culpable si abrevia unos instantes sus dolores con una desencarnación
voluntaria?
-“Es siempre un acto culpable no
esperar el término establecido por Dios. Del resto, quién lo asegura que este
término haya llegado y que él no pueda recibir una asistencia inesperada en el
último momento?”
Se comprende que, en las
circunstancias ordinarias, la desencarnación voluntaria es un delito; pero,
cuando ella sea inevitable, y la vida no se abrevie más que de muy breve
tiempo?
-“Es siempre una falta de resignación
y de sometimiento a la voluntad del Creador”-.
Cuáles son, en tal caso, las
consecuencias de la desencarnación voluntaria?
-“Una expiación proporcional, como
siempre, a la gravedad de la culpa, según las circunstancias”-.
35.
Una
imprudencia que ponga en riesgo la vida, sin necesidad, es un delito?
-“No hay culpa, donde no haya habido
intención, o conciencia positiva de hacer el mal”·-.
36.
Las
mujeres, que, en ciertos casos, se creman con el cuerpo del marido, ese acto es
calificado como una desencarnación voluntaria, y, por ello, asumen las respectivas
consecuencias?
-“Ellas obedecen a un prejuicio, y con
frecuencia lo hacen porque son obligadas a hacerlo, no por propia voluntad.
Creen de cumplir con un deber, lo cual elimina toda idea de desencarnación
voluntaria. Tienen una excusa en la nulidad moral en que, normalmente, han
crecido, y en su propia ignorancia. Aquellas bárbaras costumbres han
desaparecido a la luz de la civilización”-.
37.
Quienes,
no pudiendo soportar la desencarnación de personas amadas, desencarnan
voluntariamente con la esperanza de reunírseles, logran hacerlo?
-“Obtienen el efecto opuesto; en vez
de reunirse con el objeto de su afección, se le alejan por más largo tiempo,
por cuanto Dios no puede recompensar un acto de debilidad y el ultraje que le
hace dudando de su Providencia. Pagarán su locura con afanes más graves de lo
que estiman de abreviar, y sin el consuelo de la esperanza, que tenían antes”-.
(Ver Nº 934 y siguientes).
38.
Cuáles
son, en general, las consecuencias de la desencarnación voluntaria sobre el
estado del Espíritu?
-Muy dispares, según los casos; no hay
penas preestabilizas, por cuanto esas son, siempre, relativas a las causas de
la culpa; pero la consecuencia a la cual ningún Espíritu que haya incurrido, en
la dimensión física, en un acto de esa naturaleza, es el desengaño. (Ver Nº 155
– 165). Del resto, la suerte no es igual para todos, la cual depende de las
circunstancias; algunos expían el propio delito inmediatamente; otros en una
nueva existencia que será peor de la que
han interrumpido el curso”-.
Y, en
verdad, la observación muestra como las consecuencias de la desencarnación
voluntaria no son siempre las mismas; las hay, pero, comunes a todos los casos
de desencarnación violenta o súbita interrupción de la vida. La más común,
entre estas, la persistencia más larga y tenaz de ligamen, que une el Espíritu
con el cuerpo, porque, casi siempre, él se encuentra en toda su vitalidad al
momento en que ocurre el acto, mientras que, en la desencarnación natural, se
debilita gradualmente, y, con frecuencia, separado antes de que la vida se haya
extinguido del todo. Efectos de un tal estado de cosas son el prolongar la
turbación del Espíritu, y después, de la ilusión, por la cual, por un tiempo
más o menos largo, el Espíritu cree de pertenecer, todavía, al numero de los encarnados.
La
afinidad que persiste entre el Espíritu y el cuerpo, produce en algunos que han
forzado su paso a la dimensión espiritual, una especie de repercusión del
estado del cuerpo sobre el Espíritu, que siente, en contra de su voluntad, los
efectos de la descomposición, experimentando la angustia y el horror, y este
estado puede durar tanto tiempo como el que faltaba para concluir aquel ciclo
de vida. Este efecto no es en general; pero, en ningún caso la desencarnación
voluntaria queda inmune de las consecuencias de su vileza, y, antes o después,
expía su culpa de una manera u otra. De esta manera, algunos Espíritus, quienes
fueron muy infelices en la tierra, han dicho que han incurrido en la
auto-desencarnación, en la precedente existencia, y después, se sometieron a
nuevas pruebas, con la finalidad de soportarlas con mayor resignación. En
algunos se observa una especie de apego a la materia, del cual buscan, en vano,
de liberarse, para remontarse hacia mundos mejores, cuyo acceso, todavía, les
es prohibido. La mayoría lamenta el error en que incurrieron, considerándolo un
acto inútil, y derivando del mismo, la amargura de la desilusión.
Todas las corrientes espirituales, la
moral y las filosofías, condenan la desencarnación voluntaria, como un acto
contrario a las leyes de la naturaleza; todas nos dicen, consensualmente, de
que nadie tiene el derecho de abreviar voluntariamente su existencia. Por qué
no tiene, el ser humano, este derecho? Por qué no es libre de poner un término
a sus sufrimientos? Era una misión reservada al Espiritismo, -la Doctrina
Universal-, la de demostrar, con el ejemplo de
aquellos que sucumbieron, que la desencarnación voluntaria no solamente
es un acto culpable, considerado como infracción de una ley moral, cosa que,
para algunos podría no tener gran importancia, sino, además, una estulticia,
con la cual, lejos de ganar, se pierde. El Espiritismo, -la Doctrina
Universal-, no nos enseña, únicamente, la teoría; sino que, nos pone a la vista,
los hechos”-.
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