Comentarios exegéticos Nª
9,
sobre El Libro de los
Espíritus, de Allan Kardec:
La obra cumbre del
pensamiento universal.
Giuseppe Isgrò C.
9. Cómo se
puede reconocer en la causa primera una inteligencia suprema, es decir,
superior a todas las inteligencias?
-“Vosotros
tenéis un proverbio que dice: La obra elogia el maestro. Ahora bien, examinad
la obra y buscad el artífice; el orgullo, solamente, hace nacer la
incredulidad. El ser humano orgulloso no acepta nada por encima de él, y se
proclama un espíritu fuerte. Inconsciente ser que la ley de Dios neutraliza”.
El poder de
una inteligencia se manifiesta por medio de sus obras. Ahora, por cuanto ningún
ser humano puede crear lo que produce la naturaleza, se deriva que la causa
primera debe ser una inteligencia superior a la de la humanidad.
Por grandes
que sean los prodigios realizados por la inteligencia humana, la misma tiene
una causa, y cuanto más lo que ella cumple es grande, tanto más debe serlo la
causa primera. Ahora bien, esta inteligencia superior a cualquier otra es la
causa primera de todas las cosas, sea cual fuere el nombre del cual el ser
humano se sirve para designarla.
COMENTARIO
EXEGÉTICO DE GIUSEPPE ISGRÓ C.
La causa
primera universal, Dios, fuente de todo lo existente y de la eterna expansión
universal, constituye, al mismo tiempo, la inteligencia suprema, e infinita,
del universo. Es decir, inteligencia desarrollada en todas las vertientes y
variantes.
Empero, pese
a la inmensidad del universo, y todo lo que en él existe, esa inteligencia
infinita aún no ha expresado toda su potencialidad, ya que, eternamente seguirá
expandiéndose la Creación Universal con la formación de nuevos mundos y el
desarrollo del progreso factible en cada uno de ellos.
Es decir
que, parodiando al Tao, la suprema inteligencia, de la que está dotada la causa
primera universal, es toda la que se ha expresado en un momento dado, y la que
eternamente se expresará sin límites algunos.
Es la rueda
de la vida y dentro de ella el Signo Más, como eterna polarización regida por
la ley cósmica impresa en la conciencia del Ser universal y en la conciencia
individual de cada ser en los cuatro reinos naturales. Es una rueda que gira ad
infinitum en todas las vertientes y variantes, impulsando el progreso universal
de todos los seres.
Es la rueda
del progreso, de la sabiduría y de la felicidad. Esa inteligencia se expresa
mediante los infinitos parámetros de todos los valores universales, o atributos
divinos.
Esa
inteligencia suprema se expresa, también, como ley cósmica dentro de la
conciencia de cada ser, por medio de la cual realiza su labor creadora en el
eterno presente.
Efectos
inteligentes denotan causas inteligentes. La Creación toda es un efecto de una
causa suprema que rige todo por la ley cósmica.
En todo
cuanto existe se observa la misma vida fluyendo; la misma inteligencia,
latiendo, y dirigiendo el curso de los acontecimientos.
Es la misma
inteligencia suprema que actúa en cada hombre, en cada animal, en cada vegetal
y en cada mineral, realizando el prodigio de la creación perenne.
Quien quiera
verla, a la inteligencia infinita, la verá en todo cuanto existe. La observará
en sí mismo y en cada ser con quien entra en contacto, cada día. La observará
en cada flor, cuando al abrirse a los nuevos rayos, cada día, parecería decirle
al observador absorto y admirado de su belleza: Te amo.
La
inteligencia infinita del universo, de la causa primera, fluye como amor, como
justicia, como fortaleza, como templanza, como belleza y como expresión de cada
uno de los valores universales. Lo hace por medio de los sentimientos
inherentes expresados en la conciencia de cada ser, en los cuatro reinos
naturales.
La sabiduría
de los valores universales, o atributos de la Divinidad, constituye la
expresión más avanzada de la inteligencia de la Divinidad. Ella realiza
silenciosamente su labor por medio de cada ser.
Toda obra
existente en el universo, que no haya sido realizada por el ser humano, es la
expresión de la inteligencia universal que trasciende la del ser humano, y la
de cada ser de los cuatro reinos naturales.
Cada uno de
los seres de los cuatro reinos naturales coadyuva con la inteligencia universal
en las múltiples manifestaciones de la vida, de los fenómenos que les son
inherentes, y de la Gran Obra cósmica.
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